La sala Odeon de Nîmes tiene un aroma de cine o teatro antiguo muy sugerente. Está todo tan recogido, y el escenario tan cerca, que el espectador casi siente que no hay distinción con el patio de butacas, y que puede rozar a los artistas solo alargando la mano. Todavía estaba entrando el respetable y ocupando sus localidades cuando ya Orlando Bass se encontraba sentado al piano, en penumbra, dando impresión de máxima concentración. No era para menos: por delante tenía una hora larga de recital extremo –no se me ocurre un adjetivo más adecuado– compartiendo tablas con un animal escénico procedente de tierras del Guadalquivir llamado Paula Comitre.
La crisis económica primero y la pandemia después han impuesto una tendencia a los formatos austeros: si tu propuesta cabe en una maleta, bien. Si en lugar de ocho músicos te apañas con uno, tanto mejor. Pero eso no supone necesariamente una facilidad para los creadores. Por el contrario, les obliga a exprimir al máximo esos pocos recursos, a apostar por relatos más interesantes y, en definitiva, a sacar lo mejor de cada uno. Après vous, madame parece responder a esa exigencia.
El pretexto argumental no es otro que el de recordar a Antonia Mercé la Argentina, y el momento en que se instaló en París, entonces la capital del mundo. Un foco revela la espalda de la bailaora sevillana, los brazos empiezan a moverse al compás de las teclas de Bass, que durante todo el montaje van a estar explorando sonoridades diferentes por medio de un juego de imanes y adhesivos en las cuerdas del piano. Por ejemplo, la vibración de la castañuela, invisible en la mano de Comitre.
«Comitre va desarrollando un discurso dancístico sencillamente arrebatador: descalza o con tacones, espléndida de pies como de brazos, mantiene un diálogo frenético con el piano de Orlando Bass con momentos de velocidad casi mareante, pero también con sus pasajes sosegados»
Conforme la luz va ampliándose, vemos una superficie vertical de color rojo sangre, de textura y brillos viscosos, que asemeja a una fibra sanguinolenta, acaso una víscera. Una parte de ella se desprende a modo de bata de cola, que va a rodear la cintura de Paula Comitre durante todo el espectáculo. El artefacto, además, tiene la capacidad de ser hinchado y deshinchado a través de un mecanismo manejado por la bailaora, lo que le permite jugar con los volúmenes a los ojos del espectador.
Con este diseño de la artista onubense María Alcaide, inspirada en Gustavo Bacarisas y otros artistas coetáneos a La Argentina, Comitre va desarrollando un discurso dancístico sencillamente arrebatador: descalza o con tacones, espléndida de pies como de brazos, mantiene un diálogo frenético con el piano de Orlando Bass con momentos de velocidad casi mareante, pero también con sus pasajes sosegados. Esos contrastes marcan también la presencia escénica de Comitre, que a veces parece sentir cierta atracción por las atmósferas oscuras, dramáticas y hasta un poco depresivas, pero también es capaz de llenar de luz el espacio con su versión más cálida y amable.
En cuanto al pianista francés de origen británico, es igualmente capaz de pasar a esas sonoridades disímiles, más afines a la música contemporánea que al flamenco, que desplegar composiciones con aire de época. Buena parte del asombro de la propuesta se confía al tempo endiablado y la perfecta coordinación de los protagonistas, pero lo cierto es que entre baile, música y vestuario se las apañan para llenar el escenario y crear momentos de notabilísima fuerza y belleza. Incluso vemos, al término del montaje, a una Paula Comitre atreviéndose a cantar por farruca, nada mal, por cierto, y más considerando que lo hace desvanecida en el suelo y boca arriba.
Respecto a la carga flamenca del espectáculo, no se puede esperar otra cosa de una de nuestras bailaores jóvenes más consolidadas, que saca a relucir todo su catálogo jondo sin dejar de jugarse el físico ante el riesgo de pisar esa bata de cola que parece tener vida propia. Un montaje, en fin, que puede enganchar menos a los alérgicos a los vanguardismos dentro del flamenco, pero cuyo atrevimiento, originalidad e impecable factura interesará a cualquier amante del arte.
Ficha artística
Festival de Nîmes 2024
Salle de l’Odeon
16 de enero de 2024
Baile: Paula Comitre
Piano: Orlando Bass