Todos los bailaores tienen un momento de esplendor, en el que han adquirido una madurez óptima y acumulado una valiosa experiencia, pero todavía no han perdido la frescura ni vistas mermadas sus facultades. Es un momento más o menos efímero, porque el tiempo hace su trabajo para bien o para mal, pero que depara grandes alegrías al público. Pues bien, yo diría que Paula Comitre, si no se encuentra en él, está muy próxima a alcanzarlo.
Solo hay que atender a un dato: el pasado martes, la sevillana había estrenado su nuevo trabajo, Après vous, madame, en compañía del virtuoso pianista Orlando Bass. A la mañana siguiente estaba respondiendo entrevistas en el desayuno, un rato después ensayando con su equipo, y por la noche bordaba ese tour de forcé que es su espectáculo Alegorías. El límite y sus mapas, con su correspondiente coreografía. No solo asombra su forma física, sino también su fortaleza mental.
Mi recuerdo del estreno de Alegorías en el Teatro Central venía asociado a una noche accidentada: nervios, problemas de sonido, una Paula Comitre que brilla cuando se abre al público, pero que aquella vez se encerró dentro de sí, ensimismada como un molusco. La que encontramos este miércoles era una versión completamente distinta. En un escenario mucho más grande, quizá demasiado, y tan desnudo como en el Central, con las tripas a la vista. Muy pocos elementos, el telón, la tarima sobre la cual se asienta la percusión, sirven para desarrollar el montaje.
«Paula Comitre es una bailaora naturalmente flamenca, casi cabría decir fatalmente flamenca, pues por vocación, formación y esencia no podría ser otra cosa. Pero es una flamenca del siglo XXI, y su interés por los lenguajes contemporáneos la ha acercado a una compañera, Lorena Nogal, con la que el diálogo no solo no distorsiona, sino que fluye gozosamente»
La toná de Jacinto Almadén sucede a la primera visión, un tanto fantasmal, que nos habla de entrada de la atmósfera onírica y un tanto inquietante por la que va a discurrir buena parte del espectáculo. Una vez juntas sobre las tablas, Comitre y su partenaire para la ocasión, Lorena Nogal, se coordinan en un juego de precisión milimétrica, donde todo, el abanico, la silla, las baquetas percutiendo el suelo, conforman un mecanismo de relojería de enorme poder estético.
Conviene señalar que Paula Comitre es una bailaora naturalmente flamenca, casi cabría decir fatalmente flamenca, pues por vocación, formación y esencia no podría ser otra cosa. Pero es una flamenca del siglo XXI, y su interés por los lenguajes contemporáneos la ha acercado a una compañera con la que el diálogo no solo no distorsiona, sino que fluye gozosamente. Ambas, ya sean juntas en escena o solas, se echan a la espalda la carga de una propuesta muy imaginativa, llena de visiones y sensaciones que rehúyen lo explícito o evidente.
Claro que no están solas en la empresa. De Perrate, la voz del elenco, no se pueden sino cantar alabanzas. Es uno de esos ejemplos de hasta qué punto el flamenco no es ni puede ser una competición atlética, ni establecer podios. Derrochando sabor, autenticidad y hasta un punto de ironía altamente desinfectante, el utrerano estuvo estupendo toda la noche, ya sea en la gravedad de la cabal de Silverio o en la luminosidad del popurrí por rumbas, colombianas y hasta La Catalina de Vallejo, el cantaor es un sostén fundamental de Alegorías. Pero no lo son menos la guitarra, preciosa en su elegante contención, de Juan Campallo, o las sofisticadas percusiones de Rafael Heredia, que cada día amortiza su formación actual en el prestigioso Berklee College de Boston. Y todo puesto al servicio del baile.
En cuanto a Lorena Nogal, tiene momentos verdaderamente de otro planeta, y no solo por las formas más o menos monstruosas que remeda. Su manera de adaptarse a los moldes rítmicos flamencos habla de una bailarina total, que no resta nada y en cambio suma, realzando de paso el baile de Comitre, quien pasa por todos los estadios: dramática, sensual, luminosa, expresionista, conmovedora… Buenas razones para desear que este momento, su momento, siga siendo fértil y duradero.
Ficha artística
Paula Comitre. Alegorías. El límite y sus mapas
Festival de Nîmes 2024
Sala Bernardette Lafont
Paula Comitre y Lorena Nogal, baile.
Juan Campallo, guitarra
Tomás de Perrate, cante
Rafael Heredia, percusionista