El LXIII Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión llega ya a su fase de concurso, en realidad la fase decisiva en un certamen como este que nació en 1961 como concurso para recuperar unos cantes, los mineros, que entonces se encontraban en seria decadencia. Mientras tanto, la organización anuncia un encuentro con jóvenes el jueves 8 de agosto con Omar Montes en el Museo Minero, donde mantendrá una charla con el periodista Juan Ramón Lucas.
Omar Montes va a recibir el Castillete Minero, el máximo galardón que concede el festival, lo que ha provocado un notable y lógico revuelo entre aficionados y periodistas especializados. Los castilletes nacieron para reconocer a personas que hicieran algo importante por el festival, los cantes o el flamenco en general, algo, evidentemente, que no se le conoce a este personaje. La organización debe justificarse en la promoción mediática que da este artista o como se le quiera llamar. El flamenco no quiere ser hoy ajeno a los cambios sociales que han traído Internet y las redes, lo que en parte es entendible.
Sin embargo, habría dos objeciones. La primera es que si se entra en esa dinámica y lógica, ¿por qué no se trae y premia, por ejemplo, a los Rolling Stones? O a Rosalía, que por cierto sabe cantar flamenco. Seguro que con esos galardonados se atraerían cámaras, periodistas y público de todo el mundo. La segunda objeción es que se podría dejar el Castillete para lo que fue creado, y para premiar a estos mediáticos o ‘influencer’, ajenos del todo al flamenco, crear otro premio con otra denominación. Pero así están las cosas, en el mundo del flamenco y en todo.
Fin de las galas
Las galas han continuado estos días tras la actuación de Miguel Poveda, de la que ya dimos reseña. La calidad ha sido notable, como también la asistencia de mucho público, aunque no siempre con llenos absolutos. El Ballet Nacional de España, con sus Estampas flamencas, trajo la belleza de la danza clásica española aliada en este caso con el flamenco, no siempre con baile individual, sino, mayormente con coreografías colectivas.
«Pitingo hizo una primera parte netamente flamenca y una segunda, con todo su grupo en escena, con sus habituales versiones y fusiones. Siempre he dicho que Pitingo suena flamenco haga lo que haga»
Pitingo es también uno de esos artistas muy ligados a este certamen, aunque no de la misma forma que Poveda. El artista cerró este martes el ciclo de galas profesionales para dar paso hasta el sábado 10 a los concursos. Pitingo ganó aquí en 2004 el premio al artista revelación. En esta ocasión hizo una primera parte netamente flamenca y una segunda, con todo su grupo en escena, con sus habituales versiones y fusiones. Siempre he dicho que Pitingo suena flamenco haga lo que haga, aunque sea una jota lagarterana. En esta noche el cantante onubense me pareció algo más aburrido, tal vez era mi estado de ánimo más que el suyo. Pitingo alcanzó la mejor entrada del festival, lleno total. En eso ‘ganó’ incluso a Poveda. El creador de las Soulerías ha recibido también en esta edición del festival el Castillete, lo que tiene más sentido que el que recibirá el tal Omar Montes. La organización tal vez diga aquello del Quijote: ladran, luego cabalgamos.
Pero entre Poveda y Pitingo pasaron por las galas algunos espectáculos que tal vez fueron de lo mejor del certamen. El excelente bailaor Eduardo Guerrero, también ganador aquí del premio El Desplante, y ahora con el espectáculo en gira sobre las minas. Tarantos, seguiriya, soleá, para ahondar en el origen doloroso de estos cantes y ligarlo todo con los puertos gaditanos, estallando al final con el baile por alegrías. Y destacando estuvo el genial Ricardo Fernández del Moral, cantando y tocando, que además nos ofreció más tarde como propina una riquísima y variada Madrugá Flamenca. Hasta ahora el cantaor manchego es el que más premios ha ganado en este certamen en un mismo año, cinco, incluyendo la Lámpara Minera. Genial Ricardo.
Y finalmente hay que subrayar la presentación de Rubato, la obra para orquesta y guitarra flamenca del guitarrista y catedrático de conservatorio Carlos Piñana. No es cualquier cosa, no es construir una simple falseta, aunque ya eso es muy difícil, pero para este empeño sinfónico hay que poseer la preparación clásica y flamenca que él posee. Y su talento. La obra se ha interpretado otras veces, como ahora en La Unión, junto a la excelente Orquesta Filarmónica de la Región de Murcia. La dirección de César Álvarez, armoniosa, acompasada, conjuntada, y con los violines sonando ‘melismáticos’, y la guitarra de Carlos y todo su buen grupo, sonando vibrante. De lo mejor.
Comienza el concurso, aguanten la respiración. O no: respiren hondo.
Fotos: Festival cante de las Minas