Jerez y la tradición van de la mano porque el flamenco se vive desde la raíz, en las fiestas y reuniones que de forma espontánea surgen en cualquier época del año. Hay un compás que marca desde la infancia, una convivencia admirable y un sentido del respeto, por lo general, latente. Mercedes Ruiz volvió al Teatro Villamarta de su tierra, dentro del Festival de Jerez, para dar una lección de cómo se baila flamenco emocionando, que no es poco. En ocasiones parece imperar la idea ante la forma, lo que subyace del mensaje al baile propiamente dicho y eso es algo que no entiendo.
El baile es emoción, elegancia, estampa, majestad, donosura, liturgia, un rito que per se va cargado de una solemnidad admirable y en ese proceso de transmisión recae todo el sentido del trabajo realizado. El baile flamenco es Mercedes Ruiz. El público la recibió entre clamores desde los primeros instantes, porque su presencia en el escenario es tan elegante como apreciada. Sus muñecas, sus brazos, el gracejo de su sonrisa en el momento oportuno o su vestuario dibujan de clasicismo un Villamarta al que le faltan butacas para acoger a ese gentío que sigue a la jerezana.
«El baile es emoción, elegancia, estampa, majestad, donosura, liturgia, un rito que per se va cargado de una solemnidad admirable y en ese proceso de transmisión recae todo el sentido del trabajo realizado. El baile flamenco es Mercedes Ruiz»
Presentó Romancero del baile flamenco, una vuelta a las raíces, aunque como ella misma me reconoció en una entrevista publicada recientemente en Expoflamenco, “me he criado con el flamenco de raíz, entonces mi verdad es esa”.
La clave de este espectáculo es que cada bloque tiene peso, cada número dura lo que tiene que durar y sus pequeñas dosis nos hacen tener ganas de más, no saciarnos en ningún momento, o como se diría en Jerez, no empacharnos. La estructura es atractiva y la música, que firma un enorme lo mire por donde lo mire Santiago Lara, es el mejor de los apoyos para soñar despiertos. Para este viaje a su pasado, que no es más que el presente que construye cada día, apuesta por la colaboración, con bastante presencia, de José Maldonado, con quien consigue encajar a la perfección con coreografías compartidas en las que hay una comunicación sin barreras. El diseño de iluminación merece un fuerte aplauso también.
Ocurre al principio, con unas sevillanas que ya merecen el primer entusiasta aplauso. Qué decir de David Lagos, capitán general en este ámbito, conocedor de la persona y la artista, de los cantes y sus ritmos, extraordinaria figura. De Huelva llegaron Los Mellis y sus fandangos, y su compás en las palmas, tan necesario para determinados momentos. La seguiriya, de negra bata de cola y castañuelas, arrojó la profundidad del aliento que duele, y en las cantiñas recupera el esplendor de la ilusionante niñez. Le contesta a la bailaora José Maldonado con El Vito, y se agarran a las raíces con el polo. Llegando a la última parte, pasean en un derroche de gusto dialogando entre ellos y por separado, con malagueña, tangos del Piyayo, guajiras, bulería, taranto, bulería para escuchar… Cada estampa vale un imperio. Y al finalizar, cierran el círculo nuevamente por sevillanas con el cante de la propia Mercedes abanderando la consigna “Jerez tierra de arte, vino y torero” o como diría Melchora Ortega desde la butaca, “¡Viva Jerez!”.
Ficha artística
Mercedes Ruiz – Romancero del baile flamenco
Teatro Villamarta
8 marzo 2024
Dirección y baile: Mercedes Ruiz
Dirección musical y guitarra: Santiago Lara
Música: Santiago Lara, David Lagos
Cante, palmas y percusión: Los Mellis
Coreografías: Mercedes Ruiz, José Maldonado