La jornada del domingo 25 de febrero fue intensa. La actividad comenzó antes del mediodía y todos teníamos en la cabeza y en el corazón la fecha en la que Paco de Lucía partió para siempre ante el asombro de todos los millones de seguidores repartidos por el mundo. Diez años ya sin el más influyente, más importante, más admirado guitarrista de todos los tiempos.
La hora del vermú en Museos de la Atalaya con Susanne Zellinger y Maui
La compañera Susanne Zellinger mostró en el Festival su documental Paraíso de Cristal, en el que se pone de manifiesto la “convivencia entre gitanos y payos que contradice todos los estereotipos y prejuicios”. Seguidamente, llegaría la singular presencia de Maui, elaborando su potaje flamenco con especial encanto porque se convierte en una sucesión de experiencias imprevisibles y de gran sabor, entrelazando un repertorio entre la canción, la copla y el flamenco, pero siempre con los ingredientes propios de una artista sinigual. Hasta La Macanita se sumó a los postres. En ella todo es especial, distinto y divertido.
Peña Buena Gente, triunfo de Manuel Monje y Manuel Jero
A las tres y media de la tarde la actividad se centraba en la Peña Buena Gente, entidad del barrio castizo de San Mateo que acogió la visita de Manuel Monje, el más pequeño de los cantaores de Jerez. Ya es una realidad, no es ninguna promesa. Es la verdadera joya del flamenco de nuestros días. El “joven” de once años cantó por alegrías y cantiñas, soleá, seguiriya, toná, fandangos, tientos tangos, granaína y bulerías, ahí es nada. La guitarra de Manuel Jero le sembró el terreno para el buen desarrollo del recital y el impresionante éxito del cantaor. Difícil de explicar algo que solo puede sentirse.
José de los Camarones en Museos de la Atalaya
En la Atalaya, a las seis y media de la tarde, José de los Camarones sedujo de principio a fin. En Tenlo por cuenta exhibe su lado más canalla, por su desparpajo y sinceridad, libre de ataduras y reposando su metal flamenco y sus cantes de siempre en unos músicos absolutamente compenetrados y disfrutones, con los que José comenzó a vender sus camarones, ataviado con su uniforme y cesta en mano, hasta llegar a su No me metas bulla tan burlesco como autobiográfico, pasando por la colombiana y ranchera, soleá de Triana o petenera. Este espectáculo merece la pena, es altamente recomendable y nadie debería perdérselo. Da gusto encontrarse con músicos así –Jorge Gómez en la eléctrica, Teto estuvo en la percusión, Daniel Quiñones en el bajo, el teclado fue de Josema Pelayo y la trompeta la hizo sonar David Strike– y con un perfil, el de José, que no entiende de dobleces y se muestra tal y como es, humano y de barro, sincero y optimista. Junto a María del Tango, una voz bella y entusiasta, ofrecen una versión de Diálogos con Teresa de Neruda que nadie podrá olvidar. El guiño al baile lo pone Alejandro Molinero. El de los Camarones sigue experimentándose en ámbitos musicales, poéticos y filosóficos que lo convierten en el más poliédrico de los de su barrio San Miguel.
«Fuensanta, en tres bloques, desarrolla su espectáculo por seguiriyas, soleá y tangos, con transiciones que nos llevan a no perder el hilo y la emoción. Es al final cuando se rompe, de rojo y flecos, siendo más Moneta que nunca, por tangos, con la mirada hiriente y la fuerza de una guerrera»
La Moneta, en el Teatro Villamarta, estrena ‘Vínculos’
Para la finalizar la noche, plaza de primera para Fuensanta La Moneta. La de Granada vuelve para reafirmar su espectacular forma de bailar, ahondando en este estreno absoluto, titulado Vínculos, en un estilo expresivo visceral y racial, muy flamenco y dejándose llevar por movimientos algo más propios del contemporáneo pero sin perder el sello que la hace ser admirable. Como un buen torero, hay pases, segundos, flases… que no tienen precio.
En esta propuesta vuelvo a encontrarme con La Moneta de siempre pero en un estado de madurez gustoso en el diálogo continuo con la música que nace del saxo de Juan M. Jiménez, el clarinete de Chen Halevi, la percusión y espacio sonoro que crea Carlos Merino, la saludable guitarra de José Fermín Fernández y el cante señero de Jeromo Segura. Es un cúmulo de experiencias las que han ido formando a La Moneta como la creadora que es hoy día, con una clara presencia del compositor Mauricio Sotelo, presente en las butacas del Villamarta, responsable en gran parte del amplio espectro emocional por el que puede caminar Fuensanta, además de haberle marcado un camino alejado de límites y prejuicios. Efectivamente, esta nueva apuesta es un acierto y se disfruta por la elegancia escénica que aporta el minimalismo lumínico a favor de la presencia protagonista de la música y el baile. Fuensanta, en tres bloques, desarrolla su espectáculo por seguiriyas, soleá y tangos, con transiciones que nos llevan a no perder el hilo y la emoción. Es al final cuando se rompe, de rojo y flecos, siendo más Moneta que nunca, por tangos, con la mirada hiriente y la fuerza de una guerrera.