La fiesta de prolongó hasta el hall del Villamarta con los artistas interactuando con el público y con una alegría desbordante. Nadie olvidará ya ese momento en el que Joaquín Grilo junto a su gente bailaron por bulerías para despedir su espectáculo casi en la calle. Eso solo pueden hacerlo los grandes y este bailaor demostró hace mucho tiempo estar en una galaxia suprema.
Cucharón y paso atrás es lo nuevo del jerezano, propuesta que convence por la calidad superior de todos los elementos que la componen como el baile del propio protagonista, el nivel de los cantaores y músicos, y por lo corto que se hace. Ante la inusitada vanguardia de muchos, Joaquín bucea en las duras condiciones laborales por la que pasaron y todavía pasan los mineros, herreros o los jornaleros del campo. ¿Hay algo más actual que eso? Solo hay que ojear las noticias para ver el sufrimiento de este último sector. Valores como el esfuerzo, la superación, la pasión, la humildad… definen este espectáculo.
Lo hace desde una perspectiva pasada, de un tiempo atrás, como nos sugiere las grabaciones sonoras a pizarra del inicio así como las proyecciones que terminan de contextualizar al espectador. La expectación es máxima cada vez que El Grilo aparece en el Festival y así se traduce en taquilla con un aforo totalmente lleno. El baile de este hombre conmueve. Cada gesto es suyo y su silueta es inconfundible, como se muestra al principio, desprovisto de tacones y dando rienda a suelta a recursos del clásico.
«Joaquín es el manijero y manda, es el que lleva el peso y quien define el resultado de la faena. Se ilumina con un pequeño candil para llegar a lo más profundo del mensaje y la emoción, porque él es así, no puede hacerlo de otra manera y sus movimientos valen oro. Diseña una coreografía en continua transformación cuyos resultados son obras de arte»
José Valencia y Carmen Grilo, así como los guitarristas Francis Gómez y José Tomás, se muestran desde el principio caracterizados, todo camina en la interpretación y en la forma de ejecutar los cantes. ¡Qué grandes! Los dos aportan momentos de genialidad para que Joaquín haga las virguerías que acostumbra. Cantes de siega y trilla, olor a sudor del campo. El diseño lumínico siempre acompaña la escena y es fundamental para la ambientación, aplauso por tanto para Faustino Núñez por su implicación en la escenografía y guion. Joaquín es el manijero y manda, es el que lleva el peso y quien define el resultado de la faena. Se ilumina con un pequeño candil para llegar a lo más profundo del mensaje y la emoción, porque él es así, no puede hacerlo de otra manera y sus movimientos valen oro. Diseña una coreografía en continua transformación cuyos resultados son obras de arte, como constata en las alegrías y cantiñas de un José sin techo, el que tampoco encuentra Carmen, subida a una mesa, para hacer lo propio con la cartagenera.
Desde arriba, cae un mandil para que Valencia se lo coloque y comience a entonar los cantes de fragua, y Grilo se funde en la ejecución perfecta del calor del martillo y el fuego. Ambos son dos titanes escénicos y son capaces de lo mejor, no necesitan grandes recursos para expresar lo que buscan y el público los aplaude enloquecidamente.
Al otro lado de la escena ya se encuentra Carmen Grilo, de mantilla, para interpretar una saeta a ritmo hasta llegar a la explosión. En el centro de la escena, una mesa con un lebrillo y dos cucharones, representando el momento de la fiesta en aquellas gañanías de cortijos en las que los flamencos de la Baja Andalucía echaban las temporadas, juntitos unos con otros, compartiendo las fatigas y las alegrías. Se reparten la sopa y todos cantan y bailan, hasta Joaquín entona unas letritas. Soberbio el bailaor con sus quiebros picassianos y su inusitado compás. Nos saca la sonrisa porque esto entra en el juego del ritmo y la butaca empieza a vibrar.
“Vente conmigo…”, decía la letra por bulerías del cierre. Nos vamos con ellos para el hall a seguir festejando y porque teníamos que escuchar luego a Luis Moneo en González Byass, si no todavía estamos de fiesta.
Ficha artística
Cucharón y paso atrás – Joaquín Grilo
XXVIII Festival de Jerez
Teatro Villamarta
27 febrero 2024
José Valencia y Carmen Grilo (colaboración especial al cante)
Francis Gómez y José Tomás (guitarras)
Joaquín Grilo y Faustino Núñez (dirección escénica)