Nuevo día en el Festival de Jerez y la actividad no cesa, todo lo contrario. La organización aprovecha los fines de semanas para acumular actividades en pro de todos los aficionados cercanos a la ciudad, bien de la provincia o de otros puntos de la región. Como principal atractivo, por aquello de que es gratuito el acceso y además se vive un ambiente tan auténtico, el ciclo De Peña en Peña, que en esta jornada de sábado, 2 de marzo, dividía al público entre Santiago y San Miguel.
De Peña en Peña, entre Lebrija y Chiclana
A las tres de la tarde empezó todo en la Peña Tío José de Paula. Mientras los compañeros de prensa se reunían en la bodega Fundador para disfrutar de un buen rato de convivencia y un merecido almuerzo, yo estaba en la calle la Merced para presenciar el recital de Malena Carrasco y Luis Carrasco. Desde Lebrija llegaron una serie de familiares para arropar a esta cantaora que se desenvuelve en los cantes de su tierra como la soleá, con especial brillo. Tuve que marcharme pronto, en la Peña La Bulería, atestada hasta la bandera, esperaba Esmeralda Rancapino para salir al escenario a las tres y media. Taxi que te crio. La chiclanera ya no es esa niña que comenzaba a llamar la atención por su impronta gitana, ahora se mueve y domina el escenario, y eso que tenía justo en primera fila a Paco Cepero y María Vargas. Con la guitarra de Antonio Higuero, gustó por soleá, tangos y alegrías, bulerías y el canastera de Camarón.
Rocío Luna, todo al rojo en Villavicencio
De traje chaqueta rojo apareció una evocadora Rocío Luna para iniciar el ciclo de Los Conciertos de Palacio, en Villavicencio, dentro del Alcázar de Jerez. Este espacio inspira elegancia, recogimiento y está exento de equipo de sonido, la cantaora hizo su recital sin megafonía como es costumbre aquí. Todo lleno y gente en puerta por si alguien dejaba una entrada libre.
Estuvo arropada por la guitarra de Jesús Rodríguez y las palmas de Emilio Castañeda y de Antonio Amaya ‘Petete’, y fueron los encargados de iniciar el compás en una mesa para que Rocío se presentara por bulerías en “homenaje a la tierra”. Es una cantaora con cualidades, una voz delicada y sugerente, que necesita pausa en la guitarra y el compás. Los cantes de levante los interpretó con sumo gusto demostrando su manejo de la materia y su merecida Lámpara Minera del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión 2023. Controla los bajos y es capaz de llegar a ellos hasta provocar la emoción.
Sobrada estuvo en la bulería por soleá, aunque a veces la guitarra se la comiera al no contar su voz con el referido micrófono, pero sale bien parada, como en la seguiriya o en los tangos. Sus referencias son amplias, desde Pastora a Camarón, pasando por Morente, aunque todo lo lleva a su terreno como cantaora del siglo XXI, hasta en la estética, como hemos podido ver días antes a Ángeles Toledano o Yerai Cortés, línea que marca un Israel Fernández que arrasa como icono. El público agradece su entrega con minutos de aplauso.
«El principio del montaje es emocionante: Farruquito toca la guitarra y susurra melodías para que inspiren a su Moreno a cantar. Cuesta muy poco escribir lo que escribo, pero que nadie crea que lo que pasa en esta saga es normal. Antes de nacer ya saben mover las muñecas»
El alma de Farruquito lleva nombre de Juan
Hace veinte años que Farruquito, el príncipe del baile gitano (ya prácticamente rey), presentó Alma Vieja, marcándolo para siempre dentro del mundo escénico. Ahora, dos décadas después, recurre a esa idea para rejuvenecer sentimientos y renovar ilusiones, y lo hace a través de la figura de Juan El Moreno, su hijo. El pequeño de la saga hace unos días debutó en solitario en Jerez dentro del ciclo De Peña en Peña, causando sensación, tal como lo hizo en el Teatro Villamarta junto a su padre y con un público que enloquece con esta saga.
Con el cante de Manuel de la Nina, El Bola, Mari Vizárraga y Mara Rey, la gran guitarra de Manuel Valencia, la percusión de Paco Vega y el piano de José Fernández, padre e hijo desarrollaron un montaje estructurado según estilos, con un vestuario siempre a la altura, con coreografías compartidas y otras en solitario, y con el resultado que como siempre obtienen.
En proyecciones pueden apreciarse sentimientos nostálgicos, profundo pesar por la pérdida de genios como el patriarca Farruco o su hija Pilar, pero la nueva savia hace que el agua siga corriendo cual molino. Ilusiones y ganas, siempre basadas en el trabajo diario y el esfuerzo, porque esta familia no se conforman con tener el don, el talento, sino que agudiza cada elemento técnico.
En Alma Nueva aparecen también las bailaoras Cristina Soler y Auxi Fernández, que, además de cuerpo de baile, convencen por taranto y tangos, respectivamente y en solitario. Farruquito marca la senda y su hijo Juan se crece ante el espejo, respondiéndole a la soleá de la última parte del espectáculo con valentía y coraje. En algún momento, hasta se escucha su voz pidiéndole al atrás más caña.
El principio del montaje es emocionante: Farruquito toca la guitarra y susurra melodías para que inspire a su Moreno a cantar. Cuesta muy poco escribir lo que escribo, pero que nadie crea que lo que pasa en esta saga es normal. Antes de nacer ya saben mover las muñecas.
Bulerías, farrucas y alegrías conforman el repertorio de un espectáculo de hora y media larga en el que hay espacio para la sorpresa, como la que vivimos al final con la participación de Manuela y Triana, las dos hijas pequeñas de Farruquito, que levantan al respetable.
El Pele para el tiempo en Gonzáles Byass
El magisterio de El Pele se adueñó de la madrugada de una jornada que parecía no tener fin. Cómo no cantó que el cansancio que llevábamos desapareció y quise que el Reloj de Arena se quedara quieto. Así se llama el recital del maestro que estuvo acompañado extraordinariamente por El Niño Seve, llevando pausadamente por sus bajos y altos tonales, con una personalidad arrolladora y un gusto exquisito.
Respetuoso, consiguió conformar un recital completo y repleto de oles. La gente no quería que terminara, pedía más, quería escuchar aquello de ‘Yo vengo del moro’, y él lo regalo para ponerse la corona. Acordándose de Caracol comenzó su recital, siguiendo con las malagueñas y llegando a la soleá, esa que ha marcado con su estilo singular y que fue una locura. Hace lo que quiere con la voz, es algo tan único que se convierte en sello propio. Buena tanda de soleares, así como de seguiriyas, rematando con el macho atribuido a Manuel Torre, y refrescando la noche con las alegrías que tanta popularidad le han dado. Ya en pie, con un control escénico brutal, miraba a su público entregado y le regala fandangos demostrando que tiene unos conocimientos del cante difíciles de encontrar. Con la felicidad que me produjo este cante de primera, este maestro, fuimos a buscar el descanso del guerrero.