El camino de Fernando Jiménez siempre ha estado vinculado a su tierra, enraizado a su barrio de Santiago y a los códigos que aquí imperan. Por tanto el compás, la finura, la gitanería, son consignas continuamente a cumplir. Para muchos llegar a ello es imposible, pero a Fernando le sale solo. En el escenario muestra una personalidad por la que no pasa el tiempo y eso no le preocupa, lo contrario. Desde un lenguaje más actualizado o una imagen proyectada algo más renovada, no es que vuelva a sus aljibes porque nunca los ha abandonado.
Pero sí que es cierto que pasan los años y resulta interesante comprobar cómo el Festival de Jerez, donde actuó en la sesión de clausura justo antes de Manuela Carrasco, ha ido forjando la materia prima de estos nombres que, como refiero en líneas más arriba, tiene un sello tan marcado y prácticamente inexpugnable. A pesar de ese peso de la tradición, vemos un avance en la estructura del espectáculo, hasta en el tiempo de duración, pues no se alargó y supo dejar el mejor sabor de boca, el provocar un “continuará”.
«Fernando es más Fernando cuando baila por bulerías, y lo hace, literalmente, en una loza. ¡No es difícil eso! Ahí estuvo el del Morao inconmensurable»
Fernando ha pasado anteriormente por este escenario y se ha visto un importante avance en este Camino que lo hace sentir de una manera especial en estos momentos con el nacimiento de su hija, por eso lo encontramos en este montaje con una madurez destacable y con un elenco de primer nivel. Especial mención merece Fernando del Morao, guitarrista que asume el peso en todo momento y ofrece una musicalidad propia de su gente, con un rasgueo icónico. Se le ve seguro y nadie echa en falta nada más.
El inicio huele a incienso, Jesús Méndez canta una saeta y da paso a la seguiriya de Fernando, perfectamente vestido y mejor ejecutada. “Al son de roncas trompetas…”, estamos en el Festival de la saeta pero en la voz de Jesús todo relumbra con mayor intensidad. El contrapunto a ese momento lo trae Felipa del Moreno, admirada voz de dulzura y fuego, a la par, con una nana y unos tangos clásicos y brillantes, con la aportación del mágico violín de Bernardo Parrilla. El bailaor va colocándose complementos como el sombrero desde un lateral del escenario, todo en un perchero, sin abandonar las tablas. Méndez vuelve por fandangos con ritmo de soleá, pasando nuevamente a la acción Felipa con fandangos de Huelva, podríamos decir que marismeños. Interactúan, el espacio lo llena la buena música, la percusión de Carlos Merino, que este año ha asentado su poderío durante todo el Festival, y las palmas de Javi Peña. Fernando es más Fernando cuando baila por bulerías, y lo hace, literalmente, en una loza. ¡No es difícil eso! Ahí estuvo el del Morao inconmensurable.
Fernando da un paso firme en este Camino que comenzó hace veinte años y que busca objetivos humildes, metas alcanzables porque para él, lo más importante, sigue siendo el origen del mismo.
Ficha artística
Fernando Jiménez – Camino
Teatro Villamarta
9 marzo 2024
Baile: Fernando Jiménez
Colaboración especial: Felipa del Moreno
Artista invitado: Jesús Méndez
Guitarra: Fernando del Morao
Violín: Bernardo Parrilla
Percusión: Carlos Merino
Palmas: Javi Peña
Producción ejecutiva: Juan Alfonso Romero (IFI)