Es de sobra conocido que en época estival los festivales flamencos se multiplican por los cuatro puntos cardinales y que a día de hoy el concepto de festival a “la antigua usanza” ha quedado para el olvido. Esos encuentros de arte flamenco a lo largo y ancho de nuestra geografía que duraban hasta las claritas del día y en donde en cada edición se encontraban todos los artistas conocidos y los que más peso tenían de la época. Programaciones que repetían plantel a lo largo del tiempo, llegando un momento donde cada cita se hacía un suplicio llegar hasta el final, aguantando los presentes estoicamente hasta el amanecer y esperando a que llegara el esperado fin de fiesta y así cada mochuelo poderse ir a su olivo.
A día de hoy, la mayoría de estos míticos festivales flamencos se han convertido en “semanas culturales flamencas”, y aunque conservando el nombre de pila de cada uno de ellos, para así reconocer y delimitar su procedencia, no cabe la menor duda que este nuevo concepto ha abierto nuevos horizontes a la industria cultural en general y a la flamenca en concreto, dando nuevos pasos a la redistribución de la riqueza del sector servicio de la zona en concreto.
Festivales, cada uno con su filosofía. Festivales, cada uno con su idiosincrasia. Festivales que van surgiendo a lo largo y ancho de la geografía. Festivales que se construyen en lugares que no tienen por qué haber tenido tradición flamenca a lo largo de su historia. Y de esto precisamente es de lo que consiste el novísimo Festival Bierzo Al Toque, en Ponferrada (El Bierzo). Una propuesta que surge del alma y de la privilegiada cabeza estratega de Miguel Morán. Para quienes lo conocemos, Miguel es un visionario de la gestión cultural y musical de nuestro país. No está de la mano de cualquiera haber sido director del Festival Internacional de Benicasim. Fueron él y su hermano Jose Morán los que tuvieron la valentía de traer a la Península Ibérica el concepto de “festivales de verano”. Estos festivales que a día de hoy abundan en todos los rincones de la piel de toro durante varias jornadas. Festivales donde cabía la posibilidad de acampar en el mismo recinto en el que se daban cita los músicos más importante de la música pop, rock, indie y electrónica del mundo. Una idea que después fue creciendo por doquier en nuestra geografía, hasta llegar a día de hoy. Tras quince años al frente del FIB y después de distintas vicisitudes, Morán quería enfrentarse a nuevos retos musicales. A nuevas experiencias en las que su alma inquieta estuviera enriquecida por los cuatro costados. Y así fue como en 2013 creó en Pamplona Flamenco On Fire. La ciudad que vio nacer y crecer la guitarra y la figura de Sabicas. Por tanto, Sabicas se convirtió en el hilo conductor de este preciada cita, que iba más allá de un simple festival. La convivencia, el entorno, la restauración y lo cotidiano eran los protagonistas indiscutibles de esta cita que todos los finales de agosto se sigue realizando en la capital navarra.
Con el tiempo, Flamenco On Fire cambió de manos promotoras, por tanto de manera de concebir un encuentro donde el flamenco era y sigue siendo el protagonista. Fueron distintas circunstancias las que ofrecieron a Miguel Morán realizar en su tierra (Ponferrada, El Bierzo) un nuevo festival-encuentro de flamenco: Bierzo Al Toque. Este año 2024 celebra su segunda edición. Un festival en el que para su director es imprescindible la convivencia entre artistas, mánagers, productores, periodistas, etc., siendo indispensable provocar a través de la convivencia de estos, el resurgir del flamenco natural debajo del escenario, el compartir la música y experiencias de forma no programada y demostrar que el flamenco es un arte vivo, del pueblo para el pueblo.
Todo el grueso de la programación se concentra en la Térmica Cultural. Una antigua central térmica a las afueras de Ponferrada, que se abandonó y que reformó como espacio para mil aventuras y proyectos artísticos y culturales. Y aquí es donde se hace casi el cien por cien del Festival Bierzo Al Toque, y el lugar que lo acogió el año pasado en su primera edición.
Cursos, charlas, coloquios, exposiciones, etc. también se centran en la Térmica Cultural, tanto a la mañana como a la tarde. Y ya en la noche, en la sala principal, se da paso a los conciertos y recitales. Dos actuaciones y un DJ flamenco. 1.250 localidades, que se agotaron para los tres días, gracias a sus precios populares (5 euros) y un público, aunque no adentrado en el flamenco, sí sediento de nuevas propuestas en la comarca del Bierzo.
Como dice su director Miguel Morán, “aunque El Bierzo nunca ha sido una comarca donde se siguiera al flamenco con cierta devoción, con nuestro festival queremos crear nueva afición a través de precios accesibles para todo el mundo y que llegara a este rincón entre Galicia y León el flamenco de primer nivel y enseñar la riqueza de esta cultura musical. Por lo tanto, estamos construyendo en estos momentos los cimientos de este proyecto que con entusiasmo lo hacemos posible entre todos”.
Imagen superior: Javier Colina, Sandra Carrasco, Pepe Habichuela, Josemi Carmona y Bandolero. Foto: Bierzo Al Toque
Texto: Curro Velázquez-Gaztelu