La crítica que abordamos del concierto Toda una vida no es el bolero que popularizó Antonio Machín. Tampoco el documental de Antonio Cabello. Es, por el contrario, más de medio siglo confirmando la sabiduría de toda una vida, el respeto de lo asumido de sus predecesores y la supervivencia en un mundo donde, a no ser que seas un comebabas del poder establecido, no es fácil fortalecer la posición del artista en el mercado.
Enrique el Extremeño por fin ha tenido presencia adelante en la Bienal de Sevilla. Ha presentado los elementos singulares que le distinguen de la competencia, atributos que son los que marcan diferencia y los determinantes de su perfil artístico.
El concierto presentado se articula desde una entrevista radiofónica con quien firma, y el arranque se muestra en “off” con el grupo Los Mayorales, para pasar a la descripción del Tablao con su mujer Felisa, La Polvorilla de Cádiz. Y de seguida, el recuerdo de cuando entró en Torres Bermeja, en Madrid, cantándole a La Tati, de ahí la ejecución por tonás y el diseño ofrecido por malagueña del Mellizo con el verdial y los fandangos de Lucena y Granada, constatando lo que le distingue a El Extremeño, su magisterio, el modo de enfocar los cantes y el talento para no perder el control de los tercios sin intentar matices para la galería, así como su intachable entrega y profesionalidad, y su énfasis en la búsqueda de colores enjundiosos sin dejar de brindar una lectura muy rigurosa de los estilos.
Esto explica el porqué los más jóvenes lo tienen por maestro del cante atrás, lo que no resta méritos para ser un gran reserva del mejor cante, evidenciándolo en el cante por romance para Inés Rubio y el dominio de los tiempos musicales por cantiñas, de ahí que sea uno de esos insólitos en que la música de madurez envuelve y clarifica de tal forma los frutos precedentes, que viene a conferir un determinado carisma a su discurso expresivo.
Pero hay más. El atrás del grupo cumplió con su cometido y las guitarras de Pedro Sierra y Ñoño dejaron el sello de la excelencia, en tanto que El Extremeño se volcó en los tientos-tangos manejando su voz de caudal más que suficiente y de color un tanto nasal, con gusto exquisito, resultando estilísticamente perfecto con el uso de sonidos mixtos, desde un entonado falsete a una proyección transmisora con arranque y valentía.
«Fue ante Manuela Carrasco donde subrayó aún más la capacidad para frasear e interpretar el cante con intensidad y matizar el tiempo en danza, que en lugar de poner a Enrique el Extremeño en dificultad con el cierre de los tangos, exaltó sus indiscutibles méritos»
El cantaor opta, además, por una pronunciación y articulación cabal, tanto en la ejecución como en la habilidad para los recovecos de los tercios, como manifestó en el buen hacer ante Manuela Carrasco, donde constató la buena química que tiene con la maestra sevillana, a la que le aporta confianza y los recursos válidos para estimular el predominio del baile.
Fue ante Manuela donde subrayó aún más la capacidad para frasear e interpretar el cante con intensidad y matizar el tiempo en danza, que en lugar de poner a Enrique el Extremeño en dificultad con el cierre de los tangos, exaltó sus indiscutibles méritos desde su estilo propio y fácilmente reconocible.
Al cierre, la fiesta de toda la compañía por bulerías. Pero lo que hay que recalcar es que lo que contrasta en Enrique el Extremeño es su orientación, tanto en la faceta individual para que el aficionado exigente aprecie su mensaje, como al servicio al baile, donde ofrece grandes lecciones, como evitar todo exceso de figuración. A mayor abundamiento, y como lo conozco hace más de cuarenta años, justo es señalar que está atravesando un momento de espectacular forma, que la voz la mantiene en color y profundidad en la extensión, con un acento conmovedor por momentos, y que si dispensa los agudos con pasmosa facilidad, maneja bien los graves y hasta hace alardes en los altos.
Si a lo que antecede sumamos su innegable carisma escénico y el poderío ante los estilos más complejos, o la sabiduría y la seguridad técnica que le permiten matizar discursos expresivos con dulzura gitana y una articulación de gran escuela, ello explica que haya generado una base de seguidores cantaores dispuestos a “comprarle” sus cualidades, atributos que hacen sea percibido como un artista preferente y más valioso en comparación con otras opciones disponibles en un mercado donde hay muchas mercancías y pocas marcas.
Es lo que podríamos llamar valor diferencial, concepto clave en el mundo del arte flamenco, donde faltan protagonistas con Toda una vida, pero también con características únicas y distintivas.
Ficha artística
Recital ‘Toda una vida’, de Enrique el Extremeño
XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla
Teatro Alameda, 13 de septiembre de 2024
Cante: Enrique el Extremeño
Guitarras: Ñoño Santiago y Pedro Sierra
Coros y palmas: Juan de la María y Cheito
Baile: Inés Rubio
Palmas: Petete
Percusión: Raúl Botella
Colaboración especial: Manuela Carrasco y La Polvorilla.
Voz radiofónica: Manuel Martín
Producción: Sergio García Producciones
Dirección artística: Paco Tous