Hablábamos hace unos días en Expoflamenco de que el 21 de abril Caño Roto estaría en la Sala de Exposiciones El Águila para coronar el proyecto Flamenco Chipén. Proyecto que David Calzado, Teo Sánchez y Carlos Martín Ballester han puesto en alza en pro del flamenco y de manera más concreta, del flamenco de Madrid. Por supuesto, ha habido mucha gente que no se ha querido perder la cita crucial a la que este complejo daba la oportunidad de asistir. Y es que por primera vez en la historia representantes de cada una de las familias que conforman el célebre sonido de Caño Roto no han dudado ni un segundo en formar parte de Flamenco Chipén y dejar en el espacio que se ha prestado para la ocasión un pequeño estigma de todo lo que son, y todo lo que representan para la música, Madrid y el flamenco.
No hay duda de que el sonido de Caño Roto es especial y diferente a todos los sonidos flamencos del mundo. Un solo acorde de una de esas guitarras ya es inconfundible. Y no solo por la armonía, sino porque es imposible no sentir un estremecimiento cuando se escucha. Ese escalofrío que se convierte en la prueba irrefutable de que lo que se percibe es flamenco del de verdad. El que alberga a partes iguales técnica, conocimiento, tesón y amor por la música y las raíces.
Para quien no lo conozca, Caño Roto es un barrio que surge en la periferia del madrileño barrio de Carabanchel a finales de los años 50. A partir de su creación, en esta zona empieza a brotar un sonsonete tan propio que marca un estilo y una época, convirtiéndose además en el foco del eco callejero. Así surge el famoso ‘sonido Caño Roto’. Un sonido que siguió gestándose y extendiéndose hasta convertirse en uno de los fenómenos que a día de hoy identifican a esta barriada. Los ingredientes de esa eufonía tan propia son una mezcla de los palos propios del flamenco como los tangos, los fandangos o las rumbas con la genialidad que distingue a otros géneros tan espléndidos como son el rock, el soul o el funk.
Para explicar esta denominación no puede faltar el grupo de Los Chorbos. El conocido conjunto formado por Amador Losada, Miguel Losada, Alfonso Gabarre y José Ortega Heredia ‘Manzanita’ es el que marca el inicio de una coyuntura musical que nace en los años 70. Grupo lanzado por el conocido productor José Luis de Carlos, que también apadrina a las míticas Grecas, a Enrique Morente o al propio Manzanita en solitario.
Es innegable la acendrada técnica que caracteriza las guitarras del flamenco distrito. Además, lugar en el que la guitarra de Víctor Monge ‘Serranito’ se convirtió en una referencia fundamental para esta exquisita escuela. Doctrina que forma parte del espectáculo que presentan en Madrid denominado Caño Roto. Así, los protagonistas son los guitarristas Ramón Jiménez y Jerónimo Maya, directores artísticos y musicales del espectáculo, acompañados también de las guitarras de Jesús del Rosario, David Cerreduela, Kilino Jiménez e Israel Cerreduela. Antonio Jiménez, en la percusión y José Ramón Jiménez al piano. En cuanto al cante, los protagonistas han sido David Jiménez y Eleazar Cerreduela, aunque no ha querido perderse el acontecimiento uno de los miembros de Los Chorbos del que se hablaba unas líneas más arriba. Amador Losada y su hija, Samara Losada también han aportado su granito de arte en esta representación. Por último, unas pinceladas del baile de Kelian Jiménez han completado el cuadro.
«Caño Roto es un barrio que surge en la periferia del madrileño barrio de Carabanchel a finales de los años 50. A partir de su creación, en esta zona empieza a brotar un sonsonete tan propio que marca un estilo y una época, convirtiéndose además en el foco del eco callejero. Así surge el famoso ‘sonido Caño Roto’»
Como era de esperar, han dejado el listón bien alto. Además, Caño Roto deja claro que una de las claves del éxito es, de forma individual, la personalidad y en grupo, la compenetración. Y en cuanto a la avenencia que en esta grupación se antoja necesaria, destaca la magistral alternancia de acordes de guitarra y piano indistintamente hasta conformar un diálogo en el que parecía que en cualquier momento José Ramón Jiménez y Jerónimo iban a hacer hablar a ambos instrumentos.
Sin lugar a dudas, las guitarras han marcado la diferencia, pues no es fácil toparse con una técnica tan extremadamente depurada y un sonido tan acrisolado. La voz rota de Eleazar por fandangos, tangos y bulerías ha aportado armonía a la composición y mucha flamencura. En el caso de la voz de David Jiménez, maridaje y concordancia.
No podía faltar el baile por bulerías por soleá de Kelian Jiménez, bailaor que encarna esa peculiaridad tan necesaria ya mencionada para triunfar, que es la personalidad. Viendo el baile de Kelian y conociendo su recorrido, se llega a la conclusión de que quizá para conseguir un arraigado carácter como bailaor o bailaora es fundamental conocer bien la guitarra flamenca. Aunque, por supuesto, su sello lleva consigo una aleación de conocimiento, larga trayectoria y una temprana vocación poco a poco construida a través de la talla de maestros como Manolete, María Magdalena o El Güito.
Por su parte, el caño de voz de Samara Losada que se iba alternando con su padre Amador, ha dejado en el espacio un halo de ternura y añoranza y han permitido al público disfrutar, por un lado, de la gran técnica vocal de Samara y a su vez, echar la vista atrás y volver a aquellos gratos momentos en los que Los Chorbos cantaban Volver a casa.
Solo hay un ‘pero’. La actuación de cada una de las familias que conforman el distrito ha estado a la altura de las circunstancias. Han hecho al público disfrutar y vibrar con la misma emoción con la que ellos impregnaban el lugar con su identidad. Pero los técnicos de sonido no han conseguido esa categórica resonancia de los instrumentos, las palmas y el cante para que la unificación sonara compacta. No por falta de profesionalidad, quizá más bien por una cierta falta de conocimiento sobre la exquisitez que requiere el flamenco. Sobre el tipo de reverberación que el aficionado necesita recibir en el patio de butacas.
Concluimos entonces planteando la hipótesis de si para llegar a un cabal y honesto espectáculo de este calibre no solo hace falta la concordancia de los artistas encima del escenario, sino también una íntima afinidad con las personas que se encargan de darle aún más calidad al eco flamenco, además del fundamental discernimiento del mismo.
Ficha artística
Espectáculo Caño Roto
Exposición ‘Flamenco Chipén’
Sala de Exposiciones El Águila, Madrid
21 de abril de 2024
Guitarras: Jerónimo Maya, Ramón Jiménez, Jesús del Rosario, David Cerreduela, Kilino Jiménez e Israel Cerreduela
Percusión: Antonio Jiménez
Piano: José Ramón Jiménez
Cante: Amador Losada, Samara Losada, David Jiménez y Eleazar Cerreduela
Baile: Kelian Jiménez