«Y se olvidan de mentar que hace falta corazón…». No así a Pedro el Granaíno, que tiró de la talega de los repelucos para presentar en la Bienal el conjunto de cantes que conformará su primer trabajo discográfico, aún en elaboración. Dicen que para cantar, título que marca la declaración de intenciones del cantaor, alude directamente a la bulería que en 2011 compuso Farruquito para el espectáculo Homenaje a los Grandes, de La Farruca, estrenado en el Festival de Jerez ese mismo año con sobresaliente éxito. El Granaíno la ha convertido en una composición emblemática y reconocible por el público. Para esta ocasión, la ha recreado incorporando arreglos estructurales en la letra y en la línea de desarrollo, más pausada rítmicamente y más instrumental. El cantaor se siente representado cabalmente en la filosofía y en el mensaje del cante gitano que narra este tema, una proclama sin complejos. Bulería lenta con incursiones de seguiriya, en alusión a Tomás Pavón, y de fandango, en recuerdo a Antonio Chocolate. Faltó de la composición original la zambra de Manolo Caracol, suprimida en la nueva reestructura.
El debate que provoca entre entendidos el estancamiento del cante, aquí se disipa con loable acierto y destacable notoriedad, dado que los palos tradicionales que ejecuta el artista han sido renovados letrísticamente, también en la interpretación, sin menoscabar el tronco de procedencia ni la esencia ni el aire natural de cada estilo. El Granaíno sabe por dónde va en todo momento y se ha metido en las entrañas de sus predecesores respetando el legado histórico que les pertenece, por lo que no ladea la llave maestra; bien al contrario: las reminiscencias a los creadores –a aquellos a los que especialmente venera– están en el patrón ancladas como un tributo, pero con impronta y sonido personal. Porque es un cantaor diferente y tiene sello propio. Esos particulares matices que caracterizan el eco de su garganta, la melismática gama de colores que posee, le vienen de la placenta. Es lo que lo ha convertido en un cantaor reconocible y con predicamento. Como diría su papa, el tío Antonio Heredia, lo que tiene Pedro «no es prendío…».
«Dicen que para cantar nos dejó claro que no ha venido para complacer a la modernidad tan lamentablemente entendida en el flamenco, ni para conciliar los extremos, sino para dejar claro que es el lugar de enunciación de Pedro El Granaíno. Coherente. Distinto. Puro. Gitano»
Todo cante viene de otro cante, y ahí se concentra el núcleo de este trabajo tan bien configurado. Tomás Pavón, Caracol, Antonio Chocolate, Juan Talega, Camarón y Enrique Morente con todas sus respectivas escuelas y ontologías creadoras ocupan las líneas de preferencias en su cuaderno de bitácora. Estas y otras influencias, son explícitas; las implícitas son igualmente determinantes y reconocibles en la superficie o en la profundidad. Lo significativo es que en la búsqueda intuitiva de los detalles no hay brusquedad ni afectación, ni estridencias, tampoco trampas ni trucos tonales; registros propios, sí, muchos y de apreciable encanto, porque es un cantaor que suena a nadie. El conjunto de soleares que abren el recital, por ejemplo, Alcalá, Cádiz y La Andonda –esta última con una modificación muy personal– marcan la temporalidad y la orientación estética de los siete cantes sucesivos. A medida que avanza el programa se fija la postura y las intenciones: taranto y cartagenera en homenaje a Antonio Chocolate, bulería –Dicen que para cantar–, tangos, composición con letra y música original de Cristo Heredia; Seguiriya del Pañuelo, con letra de Enrique Casellas, y modulaciones de El Granaíno en la variante de cierre del estilo monumental de Curro Durse. A partir de esta inspirada efusión, el hombre y el artista ya no se diferenciaban en el escenario cuando dejó salir las telarañas de la melancolía en la granaína y en la media granaína de Antonio Chacón en recuerdo a su madre Antonia Reyes, «Que viviendo está en la gloria». Tras esa evocación sentimental, llegó el pregón romanceado por bulerías al golpe, Yo vengo de mercaderes, otra clara referencia a sus orígenes familiares y al sentimiento de pertenencia. El autor de la letra es Paco Paredes. Pero el momento cumbre, estaba reservado a la Vidalita lastimera, letra creada también por Casellas con arreglos melódicos y armónicos de Joselito Acedo y del propio Granaíno. Una pieza sublime unida a la emoción en la que Pedro tira de uno de sus ídolos musicales, saliéndose así de los márgenes: el Tío Moncho, «el gitano de los boleros». Con este cante provocó en el público los mejores oles que, de momento, quien firma el texto, ha escuchado en esta Bienal del Olematón. Con este espectáculo, el cantaor refrendó, por lo tanto, con éxito el reto de superar aquella Bienal de 2020 cuando le fue concedido el Giraldillo del Cante.
Si bien, nada de lo narrado podría haber alcanzado cotas tan excelsas sin las exquisitas guitarras de Patrocinio Hijo –quien mejor lo conoce– y de Joselito Acedo, dos horizontes conceptuales distintos. Aquí, tan creativos e idóneos para cada giro imprevisto o para cada ruta marcada en el guion. Sus aportaciones rítmicas, armónicas y melódicas fueron decisivas. En el aspecto técnico, la iluminación y el sonido estuvieron muy bien resueltos. La puesta en escena, en cambio, sí tuvo grietas, sobre todo en la segunda parte del recital: las entradas y salidas de los músicos y de los técnicos, e incluso del cantaor producían vacios y silencios que no permitieron cerrar el círculo de manera impecable. Nada que no sea corregible tras un estreno.
Dicen que para cantar nos dejó claro que no ha venido para complacer a la modernidad tan lamentablemente entendida en el flamenco, ni para conciliar los extremos, sino para dejar claro que es el lugar de enunciación de Pedro El Granaíno. Coherente. Distinto. Puro. Gitano.
Ficha artística
Dicen que para cantar, de Pedro El Granaíno
XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla
Auditorio Nissan Cartuja, Sevilla
14 de septiembre de 2024
Cante: Pedro el Granaíno
Guitarras: Antonio de Patrocinio Hijo/ Joselito Acedo
Bajo y contrabajo: Roman
Percusión: Cheyenne
Coros y palmas: Naim Real, Miguel Heredia, El Indio y Estrella de Manuela
Técnico de sonido: Juan Luis El Rubio