Lleva toda la vida cantando pero no lo habíamos escuchao. Toda la vida cantando y sigue rebosando humildad. Luis Amador se fajó las entretelas pa subirse a los maderos del templo del flamenco sevillano. La Peña Flamenca Torres Macarena tuvo el acierto de pegarle un silbío. Allí estaba popá Luis para crujirnos los huesos con el eco de un patriarca doctorado en jondura. Nos endiñó unos cuantos zamarreones que no supimos ver por dónde venían. Porque aquello era distinto a lo que estamos acostumbraos. Era el cante con paladar, la llamada de la sangre, el calor de un apellido…
La guitarra de su hijo Luis le dio de lejos el tono seguiriyero. Principió con una ristra de tonás fundiendo los metales oscuros de la gitanería. Toná grande, toná chica, debla… Desde ahí todo fueron pellizcos. Meció la malagueña de El Mellizo sin los adornos vacíos de los cantaores de ostentación. Solo entregó verdad. Apretó los machos en los tercios valientes y en los abandolaos con los que abrochó el palo: lucentina y verdial, acompasás y con sus empujones. Luego se fue a Levante por mineras, cartageneras de Chacón, taranta de Fernando de Triana y taranta de la Gabriela, en la que echó los restos y el cerrojo a la primera parte del recital.
«Luis Amador lució un cante casero y rancio, puro, de autenticidad. Hacía tiempo que no disfrutaba así. Esto es otra cosa. Los que presenciamos el ritual salimos con una borrachera de Amador. ¡Que lo llamen de otras peñas!»
El luto de una seguiriya tiñó de negro el entarimao. Un dolor viejo y racial nos recorrió los centros con la salía. El remate de Juan Junquera vino derecho al izquierdo. Cortito y a punzar. Pero Luis nos levantó las tapaeras del sentío cuando se templó por Alcalá, La Andonda, Mairena, Joaniquí… Hizo lo que le dio la gana sin despellejarse a gritos. Rumió los bajos y sedujo modulando los misterios del cante por soleá. Le otorgó categoría suprema. Se coronó para salir a hombros por el arco de la Macarena. Después un cartucho de fandangos y fin de fiesta por bulerías pa acabar.
A la guitarra su hijo Luis, que le marcó los tiempos y lo recogió. Largo en el preludio por Levante pero flamenco por herencia. Dulce castigo. Y su primo Ramón Amador, pulcro, sensible y enjundioso en el acompañamiento por soleá. Para el fin de fiesta la familia a las tablas. Antonio Amador embistiendo, Dieguito con los puños cerraos, Rosario Amador con su voz rajá y su baile mamao encandilando al respetable… Una chiquilla guapa y un niño salao acompañaron a las palmas. Tras la actuación ocuparon el escenario jugando a cantar y bailar.
Luis lució un cante casero y rancio, puro, de autenticidad. Hacía tiempo que no disfrutaba así. Esto es otra cosa. Los que presenciamos el ritual salimos con una borrachera de Amador. ¡Que lo llamen de otras peñas! No digo más.
Ficha artística
Homenaje a Pies Plomo
Ciclo organizado por la Unión de Peñas y Entidades Flamencas de Sevilla
Peña Flamenca Torres Macarena, Sevilla
11 de mayo de 2024
Cante: Luis Amador
Toque: Luis Amador (hijo) y Ramón Amador