Es uno de los palmeros con más presencia de la actualidad. Raro es el escenario que no haya pisado Diego Montoya (Cádiz, 1980) y extraño el cantaor o cantaora que no haya acompañado de los de hoy día. Quiso ser bailaor pero en su debut, en la Peña Juan Villar, «pasé tanta verguenza que me entró fiebre y me fui para mi casa». Y eso que era el protagonista del grupo, que se llamaba «Dieguito y sus perejinas». Pasó a tocar la percusión y llegó a tocar en el Ballet Andaluz, en la época de José Antonio, cuando él tenía 18 años, pero «había unos fenómenos» y prefirió dar un paso al lado. Y comenzó a tocar con las palmas con Mariana Cornejo, Antonio Reyes, Encarna Anillo… De Mariana guarda muchos recuerdos, porque «me abrió muchas puertas, aunque hubiera poco (dinero) me quería a su lado». Dice que los kilómetros «no me cuestan, cojo mi trajera y voy donde tenga que ir». En Cádiz se siente querido, aunque «el trabajo está sobre todo fuera».
Desde el Centro de Arte Flamenco La Merced, Cádiz.