Soy de los que piensan que el arte flamenco surgió, fundamentalmente, en el espacio escénico, ya sea en el de una venta, taberna, un café cantante o teatro. Además de músico, el cantaor es, en cierta manera, un actor, puesto que debe de manejar los elementos básicos de la interpretación para trasmitir en un escenario a través de la música la dimensión emocional de los cantes flamencos. Así, iniciativas que utilizan el flamenco como elemento de representación teatral las considero un acierto. Es una manera de regresar a los orígenes de este universal arte.
De esta guisa, el 16 de noviembre el cantaor pontanés David Pino homenajeará, una vez más, al genio de la música Don Antonio Fernández Díaz Fosforito con la dramaturgia Nazareno y Olivares, una obra que se sumerge en la trayectoria artística y personal del maestro. Será en el pueblo natal de ambos, en Puente Genil, con un acto organizado por el Ayuntamiento de dicha localidad cordobesa, en el marco de las actuaciones diseñadas para la celebración del Día Internacional del Flamenco.
Hemos hablado con David, al que agradecemos su disponibilidad a pesar de lo ocupado que se encuentra durante estos días debido a la preparación del comienzo de un nuevo curso de la Cátedra de Flamencología de Córdoba, entidad que dirige con indiscutible acierto desde hace ya unos años.
– Bienvenido, David. Es un placer recibirte en Expoflamenco, donde eres muy querido, respetado y admirado. Cuéntanos, ¿cuándo y cómo surgió la idea de hacer esta obra teatral sobre el maestro Fosforito?
– Saludos para ti, Álvaro, y para todos los amigos de Expoflamenco. El placer, cómo no, es mío. Pues mira, la idea de llevar al teatro la vida y obra del maestro Fosforito surgió de Rafael Castejón Torrico –hablamos del año 2016–, responsable de Flamenco en Red, para ser presentado en las previas de la Noche Blanca del Flamenco. Rafael se lo pidió a la Peña El Almíbar y ésta contactó conmigo. Se me pidió que se hiciese una muestra de su vida y obra con un enfoque didáctico. Y a mí se me ocurrió desde la experiencia que he tenido enrolado durante varios años en la compañía La Carnicería Teatro del director Rodrigo García, en los que tuve la oportunidad de observar los entresijos del montaje de una obra de teatro. Para ello me puse a trabajar, y me encargué tanto de la dramaturgia, es decir, del texto, como de la dirección.
– ¿Te llevó mucho tiempo?
– Fue un trabajo bastante arduo. Ten en cuenta que me enfrentaba a una labor inédita en mi quehacer profesional. Y sí, me llevó bastante tiempo. Por un lado, y además eso tú lo sabes mejor que nadie, tuve la facilidad de que se trataba de contar una historia, valga la redundancia, muy contada, conocida y tan jugosa como la del maestro Fosforito tanto en lo personal como en lo profesional. No obstante, hubo que darle forma pensando que se trataba de una dramaturgia, con todo lo que eso conlleva. Si mal no recuerdo, fueron unas cuatro semanas intensas de trabajo.
– ¿Qué dificultades encontraste?
– La dificultad que supone contar, como te he dicho antes, una historia en clave teatral, tener que darle forma dramática y que al mismo tiempo sea un espectáculo atractivo y didáctico, y con la mayor excelencia artística posible. Para eso me rodeé de los mejores, porque finalmente aquí se trata de contar, como se percibe a lo largo de la obra, lo más relevante de la historia de Fosforito. Y todo lo que ha trascendido en su quehacer artístico, ya sea en su faceta, por ejemplo, de cantar para bailar, de sus primeros inicios con todas las dificultades de un niño de la posguerra que se abre camino en el mundo del Flamenco, pasando por su relación con artistas como Manolo Caracol o Antonio Mairena. Abordamos, por supuesto, todos los reconocimientos que ha obtenido a lo largo de su trayectoria. En la obra hay dos Fosforitos: el personal, encarnado por el actor Enrique Garcel, y el cantaor, interpretado por Bernardo Miranda.
«En el espectáculo ‘Nazareno y Olivares’ participan el cantaor Bernardo Miranda, que ha hecho un trabajo interpretativo increíble a la hora de sumergirse en la piel de Fosforito, y el guitarrista Alejandro Hurtado, que propone un repaso de la evolución de la guitarra flamenca al encarnar a los guitarristas que acompañaron al maestro: Niño Ricardo, Manolo de Huelva, Juan Habichuela, Sabicas, Juan Serrano, Enrique de Melchor, José Antonio Rodríguez y Manuel Silveria. La bailaora Yolanda Osuna también hace dos apariciones»
– ¿Por qué consideras necesario teatralizar la vida del maestro?
– Porque se trata de una de las mayores figuras de la historia del Flamenco que, además, afortunadamente se encuentra con nosotros.
– ¿En qué otros lugares la habéis representado?
– Lo estrenamos en una previa de la Noche Blanca del Flamenco de 2016. Cuando se hace este tipo de estrenos siempre se sabe cuándo se empieza, pero lo normal, hoy en día, es que no haya perspectiva de continuidad. No obstante, una vez terminada la obra quedamos tan contentos todos los integrantes que estimamos que merecía la pena aspirar a representarla en más lugares. Así, en el mismo año lo hicimos en el Teatro Circo de Puente Genil en el marco del Congreso Internacional de Flamenco organizado por la Peña Juan Breva. Posteriormente, en las actividades paralelas del Concurso Nacional de Córdoba. De nuevo en Puente Genil en el Teatro Circo, pero ya abierto a todo el público. Y finalmente en la Bienal de Málaga. La obra, no obstante, ha evolucionado. Ofrecemos un reestreno, porque hemos renovado la escenografía al contar con un artista de la luminotecnia como es Miguel Ángel Ramos.
– Por último, David, háblanos muy brevemente del elenco de artistas.
– Contamos con un cantaor absolutamente solvente como es Bernardo Miranda, que ha hecho un trabajo interpretativo y gesticular increíble a la hora de sumergirse en la piel y expresividad de Fosforito. Hace un trabajo también encomiable el guitarrista Alejandro Hurtado, que propone un repaso de la evolución de la propia guitarra flamenca al encarnar a los diversos guitarristas que han acompañado al maestro: Niño Ricardo, Manolo de Huelva, Juan Habichuela, Sabicas, Juan Serrano, Enrique de Melchor, José Antonio Rodríguez y Manuel Silveria. Tenemos también a la bailaora Yolanda Osuna, que hace dos apariciones, la primera encarnando la figura de Manuela Vargas, con quien Fosforito trabajó bastante en su tiempo. Y tenemos incluso a dos palmeros que representan a artistas que trabajaron con Antonio. Se termina la obra con un baile en los que los artistas ya hacen de ellos mismo, pero interpretando el repertorio musical de Fosforito.
Desde Expoflamenco deseamos a nuestro admirado y querido maestro David Pino el mayor éxito posible con el reestreno de esta magnífica iniciativa. Es encomiable que artistas de la categoría y trayectoria profesional de David no se olviden de los grandes genios de este arte, y den a conocer, con respeto, rigurosidad y cariño, su vida y obra. ¡Enhorabuena, David!