La sede del Instituto Andaluz del Flamenco (IAF), en el sevillano barrio de Santa Cruz, albergó la presentación del congreso ‘Fernando Quiñones y el Flamenco’, que se celebra del 13 al 16 de noviembre en Chiclana, Cádiz. Este encuentro está organizado por la Universidad de Cádiz, la Fundación Fernando Quiñones y el IAF, con el patrocinio de la Diputación de Cádiz. El acto reunió en la Casa Murillo al catedrático de Literatura Española de la UCA Alberto Romero Ferrer, el escritor y periodista algecireño Juan José Téllez y la actriz portuense Montse Torrent.
Abrió la rueda de prensa el director del IAF, Cristóbal Ortega, que hizo hincapié en la flamencura del célebre escritor chiclanero, la idoneidad de traer al propio Fernando Quiñones a Sevilla a través de este acto en la casa de los flamencos –«aunque el congreso se celebre donde se tiene que celebrar, que es en Cádiz»– y la inclusión de este evento en los actos de celebración del Día Internacional del Flamenco.
Juan José Téllez, por su parte, en representación de la Fundación Fernando Quiñones, en la que oficia de secretario, justificó la organización de este congreso por el hecho de rendir homenaje a Quiñones coincidiendo con el vigesimoquinto aniversario de su muerte. El encuentro tendrá dos sedes: Chiclana de la Frontera, localidad natal del escritor, y la capital gaditana, ciudad a la que él se sintió hermanado de por vida. «Fernando Quiñones es tan de Cádiz que creo que urge sacarlo de Cádiz, llevarlo de paseo», afirmó Téllez. «Hay personalidades que tienen un valor absoluto para la cultura andaluza, española, universal, y Fernando Quiñones es una de ellas. En Cádiz se mantiene su legado, su recuerdo, pero como muchos otros intelectuales de la época parece haberse diluido en otros lugares donde se le condena al olvido. Puede ser el caso de otros escritores que se aproximaron al flamenco, como Manuel Ríos Ruiz, José Manuel Caballero Bonald o Félix Grande. Creo que es importante mantenerlos vivos no solo como autores, poetas, narradores, sino por su contribución al arte flamenco, muchas veces en contra de las directrices del régimen».
«Fernando Quiñones fue de los que reivindicaron que detrás de esa esclerosis lorquiana o flamenquismo teñido de franquismo había un hecho más profundo. Por ello, el objetivo de este congreso, en palabras de Alberto Romero, es situar a Quiñones dentro de esa reivindicación del flamenco como una cultura con mayúsculas»
Según Téllez, el congreso pretende reflexionar sobre las aportaciones de Fernando Quiñones al flamenco, que fueron muchas, algunas de ellas discutibles. «Un libro como De Cádiz y sus cantes pone por primera vez negro sobre blanco la tradición cantaora, bailaora y tocaora de Cádiz en los años sesenta, de forma analítica y con el rigor de la época. También El flamenco, vida y muerte, otros títulos de Fernando, su pasión divulgativa en el programa flamenco de Televisión Española que dirigía Miguel Espín, su actividad incansable en las peñas… Fernando iba con una cajita de diapositivas y mostraba al Planeta con su guitarra eterna, a Enrique El Mellizo con ese sombrero enorme. Él hacía por sí mismo en aquella época lo que ahora hacen el Instituto Andaluz del Flamenco y la Consejería de Cultura: llevar el flamenco a los institutos, a los colegios, intentar que los valores del arte flamenco se conocieran».
«Fernando era caracolero, pero eso no le coartaba a la hora de definir a Manolo Caracol como una especie de buey cansado frente al torbellino de colores que era Lola Flores», añadió Juan José Téllez, que ha firmado obras sobre Paco de Lucía, Chano Lobato y Carlos Cano, entre otros, y que recuerda el máster en vena que supuso estar hora y media con Beni de Cádiz cuando solo tenía veinte años allá en Prado del Rey mientras Quiñones dormía la siesta. «Fernando también escribía letras flamencas, Andalucía en pie fue un espectáculo a través de sus libretos. Y decía que cantaba ‘con poquita voz pero desagradable’. No es así. En algunos vídeos se le ve cantando fandangos, aquella letra de los soldaditos de España están cayendo a millones por sacarle las castañas al conde de Romanones».
Concluyó Téllez con dos anécdotas de Fernando Quiñones. «Solía decir que el buen andaluz es de todas partes de Andalucía. Por eso queremos que este congreso sirva para llevar a Quiñones a su territorio pleno, la Andalucía a la que tanto quiso. Y otra de sus frases célebres a la hora de explicar la rara magia del origen de este arte: decía que el flamenco era como una ensaladilla rusa y los gitanos eran la mayonesa».
Tomó más tarde la palabra el catedrático Alberto Romero Ferrer, director del congreso, que incidió en el gaditanismo de Fernando Quiñones. «Cádiz es lo mejor de Fernando, pero también es uno de sus grandes enemigos, pues parece que reduce al ámbito local el valor de un novelista, poeta, flamencólogo de valor universal». Romero recordó una primera mesa redonda celebrada en 2018 en la que se trató el conocimiento del autor por el arte jondo. «Veíamos que el flamenco no era un tema más de Fernando Quiñones, sino que formaba parte de su médula espinal en su condición de creador, promotor, investigador, antropólogo… Ahí decidimos poner en marcha un gran encuentro que diera a conocer la aportación de Quiñones al flamenco».
«Quiñones solía decir que el buen andaluz es de todas partes de Andalucía. Por eso queremos que este congreso sirva para llevar a Quiñones a su territorio pleno, la Andalucia a la que tanto quiso. Y otra de sus frases célebres a la hora de explicar la rara magia del origen del flamenco era que el flamenco es una ensaladilla rusa y los gitanos son la mayonesa»
Recordó Alberto Romero que la Universidad de Cádiz posee un máster interuniversitario pionero en estudios flamencos, el único programa académico de estas características en toda España, y que para 2026 se pondrá en marcha el primer programa de doctorado de estudios flamencos. «El año pasado celebramos un congreso sobre la faceta flamenca de Lola Flores, con motivo de su centenario, y la idea es que cada cierto tiempo organicemos eventos de cierta entidad académica en torno al flamenco. Ahí es donde encontramos aliados extraordinarios como la Fundación Fernando Quiñones y el Instituto Andaluz del Flamenco para celebrar este congreso, que se publicará gracias la colaboración con la Universidad de Sevilla».
Sobre las líneas del congreso ‘Fernando Quiñones y el Flamenco’, el profesor Alberto Romero destacó aspectos prácticos más allá de las sesiones teóricas, como las actuaciones de Carmen de la Jara o Mediazuela Teatro, que añadirán audiencia y repercusión. La conferencia inaugural correrá a cargo del exconsejero de la Junta de Andalucía y catedrático de la Olavide Juan Manuel Suárez Japón, que siempre ha reivindicado la cultura flamenca desde el estudio antropológico. «Yo siempre le digo a mis alumnos que no deben extrañarse por el estudio del flamenco en el ámbito universitario. El flamenco es una de las grandes raíces culturales de Andalucía. Hoy en día el flamenco tiene prestigio, posee una economía detrás, instituciones que lo acogen. Pero cuando salimos de Andalucía hay sectores de la política y la intelectualidad que se acercan al flamenco con cierto desdén. Esto forma parte de la propia esencia flamenca. Cuando Lorca publica Romancero gitano o el Poema de cante jondo, la parte antipática de la Generación del 27 –Vicente Aleixandre y compañía– dice que muy bien, que eso está muy bien escrito, pero que si usted quiere ser un poeta importante deje de escribir cosas de Andalucía y flamenquerías, como si fuera una poesía menor. Esos prejuicios siempre han existido, desde la séptima carta marrueca de José Cadalso, que describe la juerga flamenca en un cortijo entre Cádiz y Sevilla como una pérdida de tiempo de la juventud en vez de estar trabajando. Ahí se acuña el gran prejuicio del siglo XIX y que llega hasta nuestros días. Fernando Quiñones fue de los que reivindicaron que detrás de esa esclerosis lorquiana o flamenquismo teñido de franquismo había un hecho más profundo». Por ello, el objetivo de este congreso, en palabras de Romero, es situar a Quiñones dentro de esa reivindicación del flamenco como una cultura con mayúsculas. Un punto de partida para futuras ediciones con otros andaluces. «Fernando estuvo cuando casi nadie estaba», dijo.