Lebrija es fuente inagotable de artistas flamencos, con un sello único y sin perder las raíces que la definen como exquisito territorio flamenco. Ahora, algunos jóvenes como Fernanda Peña o Malena Carrasco, así como el joven jerezano con ascendencia lebrijana Manuel Monje, aprenden a desarrollar conocimientos y técnicas cantaoras con el maestro Manuel de Paula, Manuel Valencia Carrasco (Lebrija, 1956), quien después de haber dado la vuelta al mundo en varias ocasiones se instala en su pueblo para impartir estas clases entre que se pasea, saluda y comparte con los vecinos de siempre. Desde niño ha estado encima de los escenarios, desde que ganó con catorce años el concurso de Mairena, en festivales y luego un amplio periplo con Mario Maya, con quien aprendió todos los trucos de la escena, del espectáculo como término amplio, luces, sonidos, transiciones… «Me siento un poco vanguardista porque he creado mis propias cosas», reconoce, como aquello de «momaíta cómprame un pandero». Dice que se iba a Jerez «en autostop, para escuchar a Tío Borrico«, y desde entonces ha pasado cincuenta años. Ahora cuenta sus vivencias a los jóvenes, «nunca se termina de aprender, se aprende de un niño incluso». Afirma que «me siento considerado, me siento orgulloso del legado que dejo, ahí está mi discografía».
Jerez, 1991. Flamenco y comunicación las 24 horas del día. Desde 2012 en prensa escrita, tertulias radiofónicas, programas de tv, presentación de festivales, revistas especializadas... En mi familia todos bailamos por bulerías, aunque yo soy el único periodista.