Es sabido que fuera de las fronteras españolas lo que más gusta del flamenco es el baile. Pero inmediatamente después va la guitarra, que también posee un lenguaje universal, y que gracias a la proliferación de métodos didácticos en Internet está viviendo un importante auge. Expoflamenco ha podido constatarlo recientemente en un país como Argelia, donde la afición a la guitarra arrastra a un buen número de devotos.
En Argel, la soleada capital de las casas blancas asomadas al mar, pudimos comprobar con qué interés atendían estos aficionados las explicaciones de José Carlos Gómez, invitado por el Instituto Cervantes a presentar su disco de homenaje a Paco de Lucía, Las huellas de Dios. Tras el recital conversado, todos querían hacerse una foto con él e incluso varios de ellos le pidieron que les firmara la guitarra. Las malas relaciones diplomáticas entre este país y España no se traslucen en la actitud de los argelinos, que se revelan como uno de los pueblos más afables y hospitalarios que hayamos podido conocer en el mundo. La música, ese maravilloso salvoconducto, ayuda desde luego.
Conviene, por otro lado, aparcar los prejuicios y los clichés orientalistas, y no olvidar que España y Argelia han estado siempre muy cerca. En Argel, en el popular barrio de Belouizdad, todavía se conserva, si bien un poco descuidada, la gruta donde se refugió Miguel de Cervantes durante uno de sus intentos de fuga de prisión. Pero si hay una ciudad española en Argelia, esa es Orán. Y no solo por los diversos momentos de dominación ibérica de la villa costera, sino también por la abundante inmigración (laboral y republicana) que dejó una huella duradera en la memoria de los argelinos. Por ejemplo, no olvidan que La Negra, la madre de Lole Montoya, nació aquí.
Nadie sabe, por ejemplo, qué ocurrió con los numerosos gitanos que recalaron en Orán tras la Guerra Civil española, pero sus cantes y sus toques perduran en los labios de la población local, como queda de manifiesto en esta grabación en la que varios vecinos entonan El emigrante de Valderrama y otros estribillos populares:
La hispanofilia y la flamenquería se han transmitido eficazmente entre las nuevas generaciones. En el Instituto Cervantes de Orán, dirigido por Juanma Cid –granadino y también aficionado–, se imparten clases de guitarra flamenca con un buen número de alumnos de todas las edades. Nada, la más joven, empezó de muy niña tocando el piano, hasta que descubrió las canciones de Francis Cabrel y se pasó a la bajañí. Su profesor, Yacine Bouha, comenzó en 2007, cuando todavía no había muchos materiales de Youtube. “Empecé tomando clases de guitarra clásica con un profesor de Orán, a quien le gustaba mucho el flamenco. Me prestaba discos de Paco de Lucía, y acabé enamorado de todo esto. Recuerdo que al principio no me gustaba tanto el cante, no entendía nada, hasta que escuché a Pepe de Lucía en Solo quiero caminar, y me llegó al corazón. Y luego vino Camarón, claro”.
Para Yacine, el cante flamenco es enormemente similar al argelino. La guitarra también ha influido mucho, aunque los trastes no permiten tocar el cuarto de tono que sí está presente en el toque argelino. Pero la música Rai, la más popular desde los años 80, está directamente emparentada con la cadencia andaluza. “La guitarra flamenca es fascinante porque puede sustituir ella sola a una orquesta. Puede golpear, puedes rasguear… Nosotros somos africanos, y África es el ritmo”.
En su canal de Youtube, Yacine comparte técnicas y tablaturas:
Uno de sus alumnos, Chakib Berber, lleva solo un año y medio estudiando español, lo que no le impide expresarse con perfecta fluidez en este idioma. Empezó también con la guitarra clásica, pero no tardó en inclinarse hacia lo jondo. “El primer guitarrista con el que trabajé un método fue Ócar Herrero. Empecé por la soleá, luego el tango, la rumba, la taranta, la granaína… Y por fin la bulería. Con la música clásica no podemos hacer fiestas, y a nosotros nos encanta reunirnos y dejarnos llevar por la espontaneidad del flamenco”. En su cuenta de Instagram, Chakib se divierte haciendo versiones aflamencadas de temas como el de Oliver y Benji por tangos.
Ambos vierten sus preferencias: Terremoto, padre e hijo, Diego del Morao, Paco de Lucía, El Perla… “No nos gusta el alarde técnico en la guitarra, nos gusta más el sonido rancio”, aseveran. “Ahora necesitamos que vengan muchos flamencos a Orán, no nos basta con lo que aprendemos en Internet. En los últimos tiempos han pasado por aquí Rycardo Moreno, Jorge Pardo, Pedro Sierra… Pero tienen que venir muchos más. Orán es una ciudad flamenca por excelencia”.
Imagen superior: Jóvenes guitarristas argelinos conversan con José Carlos Gómez. Argel, junio 2024. Foto: Alejandro Luque