El cante y el baile viven tiempos de reconocimiento en todo el mundo, pero escasean ya los artistas como ustedes, maestros alejados de los grandes públicos y las bambalinas. Hoy sois el Álvarez y el Remache, y hace siglo y medio fueron Tomás El Nitri o Frijones, La Moreno de Jerez o Rafael Ortega. Ser famoso y salir en los periódicos no es garantía de calidad flamenca. Vosotros sois dos genios capaces de emocionar a los buenos aficionados con tres o cuatro minutos de arte, del mejor cante y baile.
Ha sido un gran honor estar estos minutos con ustedes en el templo del flamenco malagueño, la Peña Flamenca Juan Breva, reírme con vuestras ocurrencias y esa manera de ser espontánea, sincera y con gracia que tienen los genios naturales que da el pueblo sencillo. La historia les va a reservar un sitio digno, como a los grandes, aunque seguramente sin luces de neón. El mejor reconocimiento de un artista flamenco, sea o no famoso, es el del pueblo, y ese lo tenéis. El arte sabe muy bien en los cuerpos que se mete. Que Dios os bendiga.
→ Ver aquí todos los capítulos de la serie El Loco del Flamenco, de Manuel Bohórquez.