La guitarra flamenca de Miguel Ángel Cortés y la guitarra clásica de José María Gallardo han ofrecido el estreno mundial de Albéniz flamenco, trabajo discográfico que presentaron en octubre del pasado año en el Salón del Almirante, del Real Alcázar de Sevilla, y que, en directo, ha llegado a la Bienal de las manos de dos grandes intérpretes en el más elevado sentido del término, a más de maduros virtuosistas a la altura de las exigencias del compositor y pianista de Camprodón (Gerona), de quien este año se cumple el 115 aniversario de su fallecimiento.
La técnica desplegada por Cortés & Gallardo ha sido muy limpia y posee la extraordinaria cualidad de no restregar las cuerdas, con el denominador común de acariciar el instrumento con la suavidad y precisión requerida por las composiciones, pero también con el suficiente contraste dinámico –lenguaje flamenco y clásico– como para que la ejecución resultara más que sugestiva.
Situando la obra propuesta en su contexto musical, de su contenido reparamos en el cierre, Asturias, porque paradójicamente es el principio del proyecto de los guitarristas, y que no está vinculada a la comunidad autónoma del mismo nombre, cuando, por el contrario, se asocia a ritmos flamencos que, en conexión desde el trasfondo con la bulería, incluye el arrastrado en el diapasón hasta la granaína, lo que da una idea de la exploración que el compositor catalán hizo sobre nuestra música autóctona.
También aplicamos nuestra máxima atención a Sevilla, que Albéniz dedica a la esposa del Conde Morphy y que conforma la tercera obra de la Suite española, siendo una sevillana en sol mayor en la que la seguridad mecánica de los ejecutantes es excelente, también su afinación, aparte de descollante su aproximación interpretativa del estilo, denominador común que percibimos en Cádiz, la saeta de la citada Suite española en la que los protagonistas aparecen en su evocación a la cantiña, dotada de una gran sensibilidad musical.
El concierto enfatiza, pues, la destreza técnica de Gallardo & Cortés, dominadores de toda clase de dificultades y con una concepción muy madura y recreadora de las piezas elegidas, como Granada, serenata igualmente de la Suite española, escrita en la tonalidad de fa mayor donde no sólo mantienen un nivel muy elevado, sino que a idea de Cortés, la envuelven en la atmósfera de los tangos.
«El concierto enfatiza, pues, la destreza técnica de Gallardo & Cortés, dominadores de toda clase de dificultades y con una concepción muy madura y recreadora de las piezas elegidas»
Es la misma altura de exigencia musical que encontramos en Córdoba, al parecer inspirada en la Mezquita y que José María Gallardo dedicó a su esposa, en el patio de butacas y natural de la capital califal, o en Torre Bermeja, toda una maravilla donde descubrimos ese mundo de rápidos arpegios y complejas formaciones armónicas que invitan a profundizar en el estudio del compositor gerundense.
Los pasajes melismáticos y el clima sonoro, tan cálido como emotivo, se acentuaron desde el inicio del concierto con los Rumores de La Caleta, en los que prevalece el propósito de atrapar desde el verdial con la malagueña que alude a la playa gaditana.
Mas los instrumentistas nos dejaron igualmente con los sentidos despiertos y atentos en tanto que dejaban implícito la elegancia de fraseo y un señorío de la mejor ley, como quedó constatado en la pieza Mallorca, una de las obras más célebres de Albéniz a la que Cortés y Gallardo ejecutan desde la dulzura y claridad de la composición.
Y es que en el recital se establece una relación recíproca entre el discurso andaluz de Albéniz y la articulación de las guitarras, rasgo muy visible en el Epitafio a Isaac Albéniz, creación de José María Gallardo sobre el poema del mismo nombre de Federico García Lorca, en el que los músicos confirman el empaste, la afinación y la presteza ante la petenera, que concluyeron así con un bloque muy sólido, experto y veterano de quienes matizaron y regularon con finura la grandeza del compositor español. Tanto que desde el público se escuchó la mejor exclamación posible: “¡Qué gustazo!”.
Un grandioso concierto, en consecuencia, el de Gallardo & Cortés, dos guitarras de excelencia y dos vías para sumergirnos en el inconmensurable océano de Isaac Albéniz, cuyas costas han quedado atrapadas en Sevilla por doce cuerdas.
Ficha artística
Albéniz flamenco, de José María Gallardo y Miguel Ángel Cortés
XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla
Espacio Turina
22 de septiembre de 2024
Guitarras: Miguel Ángel Cortés y José María Gallardo