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LAS LETRAS DEL FLAMENCO
Acerca de las clases

El romance, unos de los cimientos de la lírica castellana, con sus versos octosílabos de rima asonantada en los pares, ha servido de base a un estilo flamenco que se realiza en dos modalidades principales, a palo seco a modo de toná y con acompañamiento de guitarra en el aire de las bulerías por soleá. 

El romance flamenco se basa en el romance histórico, siendo muy escaso el romancero de cordel en la práctica flamenca, aunque sí haya influido este repertorio en el ámbito de las guajiras como hemos comentado anteriormente.

Debemos al estudioso portuense Luis Suárez Ávila la recuperación de la mayor parte de los romances flamencos cuando, en los años sesenta, comenzó a grabar a los gitanos más viejos del Puerto de Santa María los  cantes que atesoraban y que fueron la admiración de la fundación Menéndez Pidal, máxima autoridad en el romance histórico español. Los gitanos del Puerto conservaron en su memoria este repertorio de romances que habían caído en el olvido en toda la geografía española, quedando como último reducto entre ese pequeño grupo de flamencos gaditanos.

El romance es un tipo de poema característico de la tradición literaria española, ibérica e hispanoamericana compuesto usando la combinación métrica homónima (octosílabos rimados en asonante en los versos pares).

El romance alcanza su popularidad en el siglo 15 cuando comienzan las recopilaciones que se reúnen en los denominados romanceros, aunque también se transmitían, como es el caso del romance flamenco, de forma oral. Tiene gran variedad temática y tienen una forma narrativa y la música que sostiene cada uno puede ser muy variada entre unos y otros intérpretes. Fue concebido para ser interpretado por los trovadores y juglares al servicio de las cortes medievales y que recorrían los pueblos narrando las aventuras y desventuras de determinados héroes históricos, legendarios o reales. 

Se suele apuntar que en su origenTres teorías sobre el origen del romance: la primera, llamada por algunos “teoría tradicionalista o de la cantinela” el romance fue una forma anterior a los cantares de gesta. La segunda denominada “teoría individualista”, el romance fue una composición hecha por clérigos que deseaban realizar propaganda eclesiástica y conocían los hechos históricos de su contexto. La última, y más aceptada, es la teoría formulada por Menéndez Pidal, llamada “neotradicionalista”, trata de conciliar las teorías anteriores planteando que el romance proviene de algunos fragmentos de la épica que se deseaban ampliar. no eran considerados como poesía, sino como historia, una forma de memorizar determinados hechos históricos relatados por plumas concretas y que, una vez popularizados, viajaron por el tiempo y el espacio recorriendo toda la geografía hispana, española e hispanoamericana.

Debemos diferenciar como decimos el de romancero de ciego que se repartían en los pliegos de cordel, y que se conoce como romancero nuevo (siglos 16 al 21) compuesto por poetas, anónimos o conocidos, que imitaron el estilo de los romances viejos y generalmente divulgados de forma escrita. Y el romancero viejo (siglos 14 al 15), casi todos anónimos, transformados por la transmisión oral que los iba moldeando y modificando, lo que implica las muchas versiones que podemos encontrar de un mismo romance.

Cuando el romance, debido a la transmisión oral, altera el número de sílabas de los diferentes versos hace que encontremos algunos con siete, seis o cinco sílabas, denominándose entonces romancillos y endechasCuando utilizan endecasílabos el romance se llama entonces heroico.

Los romances han llegado a nosotros a través de manuscritos, antologías impresas, los antes citados romanceros, pliegos sueltos (literatura de cordel) y, como es el caso del romance flamenco, por tradición oral. Menéndez Pidal, a su vez, los clasificó como romances históricos, épicos y legendarios, fronterizosNarran los acontecimientos ocurridos en la frontera de España durante la lucha contra los moros en la época de la reconquista. Temas muy recurrentes en el repertorio flamenco. y novelescos.

Se puede reconocer en los romances el origen de muchas de las músicas y letras del repertorio flamenco. Se han encontrado influencias del mismo en cantes tan primarios como los polos y cañas, jaleos, tonás y martinetes, villancicos, soleares, romeras, alboreás, nanas, y en peteneras, saetas, bulerías, seguiriyas.

De forma general se puede afirmar que los primeros flamencos gaditanos de los que tenemos noticias fueron excelentes romancistas; los utilizaron como una forma de entretenimiento, narrando las antiguas historias que se recogen en este repertorio.

La denominación alternativa para los romances flamencos como corridos o corridas que se les aplica está relacionada con la continuidad argumental de sus coplas –que van de corrido-, en contraposición al resto de los cantes flamencos, salvando algunos martinetes, que se conforman con coplas independientes que no siguen ningún hilo narrativo/argumental. No obstante, en la interpretación de los romances se suelen alternar la secciones narradas con las cantadas. 

En 1971 publicó el investigador portuense Luís Suárez Ávila el folleto titulado ‘Corridos, corridas o carrerillas, verdadero origen del cante flamenco’Ver este artículo., que se trata de un valioso opúsculo en el que repasa el romancero de los gitanos de El Puerto de Santa MaríaEn la biblioteca de flamencópolis se encuentra el artículo de Luis Suárez (Los gitanos del puerto) donde recorre la historia de los gitanos y da muchos detalles sobre los romances por él rescatados.. Los romances más extendidos poseen unas melodías particulares con una cadencia melódica también identificable, que se basan generalmente en uno o varios versos ascendentes que cierran con uno descendente, manteniendo la tensión que implica el argumento y reservando las cadencias descendentes para el verso final de cada fragmento.

En la Magna Antología del Cante flamenco que realizó José Blas Vega para Hispavox recoge un volumen dedicado a los romances a partir de las grabaciones realizadas por Luis Suárez. Insistimos en que la variedad de cantes por romance han servido y sirven para dotar de material melódico a los cantes. El romancero flamenco sirvió de abono a la melodía flamenca dotándola de melismas y giros de pura raigambre gitana con los que se forjaron muchos cantes. Ahí está seguramente buena parte de la melodía netamente flamenca, en los romancesGuillermo Castro observa el parentesco de estos romances con estilos tan dispares como la debla de Tomás Pavón, martinete y seguiriya primitiva de Matrona, el tercer estilo de malagueña de Chacón, la llamada malagueña grande de Chacón, mostrando el parentesco íntimo entre el repertorio de romances flamencos con algunos de los más señeros estilos del cante jondo..

La antología recoge los siguientes romances:

Romances de flores y blancaflor – Agujetas el Viejo

Caballero, soy hombre güero
y a España llevo en la guía  
yo vos digo que
una cristiana cautiva
que sea de duque o marqueses
prendesita de gran valía.

Ven acá hijo del alma
también del almita mía
si yo a tí te cogiera en España
también te cristianaría
y por nombre a tí te pusiera
doña Ana de Alejandría 
así se llama tu mare
y una tiíta que a tí te mecía….

Romances del ciclo carolingio – Alonso el del Cepillo 

Mala lancita le dé un cristianito
le den que le parta el alma
a ese morito mal nacíoay!
que de los suyos se negaba
Que le corten la cabeza
y la metan en una jaula
para yo recrearme en él
como él conmigo en la cama.

Romances de El Cid – El Cojo Pavón

Ven acá hija Blancaflor
lucerito de la mañana
quitate el vestío de sea
y ponte el vestío de Pascua
y a ese morito que viene
entreténmelo en palabras

Cómo quieres que yo lo entretenga
si de amores no sé nada?
Si te echa mano a los pechos
tú le echas manos a las barbas
mientras le doy un pienso a Babieca
y yo le doy un filo a la espada.

Romances de Bernardo el carpio – El Negro del Puerto

Cuatrocientos sois los mios
los que comeis de mi pan
que a ustedes nunca les habían repartido
ahora los repartirán

Que cientos vais por los caminos
cien vais pa el arrabal
doscientos veneis conmigo
pa con mi tío el Rey hablar
Que al ruido de las cajas
los grandes se han asomao
nos dicen que era el ingles
otros que era el veterano
su tío el Rey como lo conoce
siempre dice que es Bernardo

Romance de Gerineldo – La Perrata y Lebrijano 

Gerineldo Gerineldo
dónde vienes tan triste y descolorido?
Gran señor qué quiere usted que traiga
que la fragancia de una rosa
mi color se la ha comío
que por mañana a estas horas
seréis esposa y marío

Tengo juramento hecho
que con la Virgen de la Estrella
que mujer no haya sido mi dama
de no casarme con ella

Romance de la monja – El Negro del Puerto

En el romance de la monja que grabó el Negro del Puerto se puede apreciar el posible origen melódico de lo que acabará siendo uno de los cantes por peteneras, ejemplo del trasvase musical entre estilos aparentemente desconectados.

Mi madre me metió a monja
por reservarse mi dote
me cogieron entre cuatro
me metieron en un coche
me pasearon por pueblos
y a un y a dos a dos
me iba yo despidiendo
de las amigas que tengo

Me apararon en una puerta
me metieron para adentro
me quitaron gargantilla
las alhajas de mi cuerpo
pero yo no siento mas
que me cortaron el pelo
y en una fuente de oro
a mi padre se lo dieron

Romance de Zaide – El Chozas de Jerez

Por el castillo de luna
qué galante se paseaba Zaide,
aguardando que saliera
que celinda al balcón a hablarle 

Y sale Celinda al balcón,
mas bellita que cuando sale
que la lunita en oscura noche
que huyendo de sus tempestades

Y ya yo sé que tu eres valiente,
y que descendías tu de buen linaje,
que has mataíto mas cristianos
que gotitas de sangre vales

A mi me han dicho de que tu te casas
y que tu trabajas a mi el olvidarme
y con un moro feo y turco
que es del reinado de tu padre

Fragmentismo

Es importante destacar lo habitual que resulta extraer cuatro versos de un romance para lograr una cuarteta octosílaba, fenómeno que el estudio portuense Luís Suárez Ávila denomina fragmentismo. Así, esta letra que Rosario la Mejorana cantó por cantiñas la hemos encontrado entre los versos del popular romance de Gerineldo en una antigua edición de mediados del siglo XIX.

Toma este puñal dorado
y ponte en las cuatro esquinas
y dame de puñalás
y no digas que me olvidas.

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