Sevilla, ocho de la tarde. Queda una hora y media larga para que comience el recital. En la mítica peña de la calle Torrijiano no cabe un alma más, ni siquiera el alma mía. No, ni tú tampoco, mi arma. Niño, no vengas ya, que no te van a dejar entrar. Estoy aquí, encajado entre seis guiris y seis bailaoras. Cómo me acuerdo ahora de esos mejillones que piden auxilio desde el interior asfixiante de una lata de Mercadona.

Es el cincuentenario de la muerte de Pastora Pavón, La Niña de los Peines. La Peña Cultural Flamenca Torres Macarena mantiene un vínculo especial con la memoria de la mejor cantaora de la historia. A ella le dedica desde el pasado año una semana cultural de recitales y conferencias. Mira qué bien, que han comenzado el ciclo con otra Pastora, la Galván, hija, nieta, hermana y madre de bailaoras y bailaores. Dicen que ha vuelto a los orígenes, que estuvo coqueteando con los cantos de sirenas de su hermano Israel. Eso ya pasó. Tiene el agua más fresca y clara de todas las fuentes de Sevilla, y lo sabe. Y cuando abre la llave de paso, no tiene rival posible.

«Cuántas horas de reloj marcan esas manecillas de encaje blanco en la esfera cristalina de tu imaginación»

Ahí la tienes bailando por soleá. Pastora Galván lleva un vestido corto de volantes negro, con una bata de cola invisible. Recoge el delantal al amanecer de su cadera y clava sus divinos pinreles sobre el istmo de tablas macareno. Cuántas horas de reloj marcan esas manecillas de encaje blanco en la esfera cristalina de tu imaginación. Pastora se arranca con rabia los lunares claros de su vestido y los espolvorea con desparpajo sobre las primeras filas. Con qué velocidad giran sus muñecas para llevar sus palmas al orillo de su delantal.

Danza por el andamio de las palmas de Antonio Amaya Petete, sobrino de Remedios. Bendecido artísticamente por Farruquito, el sevillano es un gran bailaor, como se entrevió sin lugar a dudas en el fin de fiesta. La guitarra de El Perla es un seguro de vida para cualquier artista. Raúl arrancó docenas de ovaciones, sobre todo en la segunda parte, cuando el soniquete se apoderó del templo del arte flamenco. Muy por debajo estuvo el cante del onubense Jesús Corbacho. Su gran trayectoria y su categoría como cantaor de atrás no admiten dudas. Si anoche estaba enfermo, no debería haber cantado, por respeto al público y a la artista. Y si no lo estaba, es que está ahondando con el tiempo en defectos que creíamos tenía ya superados. La ausencia de megafonía evidenció su falsete exagerado, así como su tendencia a impostar la voz más allá de lo admisible. Pastora lo disculpó por «sus moquitos», y pidió que saliera algún cantaor de entre los presentes para el fin de fiesta. Suerte que estaba por allí el cantaor palaciego Juan Juanelo, que se dio un atracón de Juan Peña el Lebrijano para regocijo de todas y todos.

«Pastora Galván tiene el agua más fresca y clara de todas las fuentes de Sevilla, y lo sabe. Y cuando abre la llave de paso, no tiene rival posible»

Bulerías, muchas bulerías. Echamos en falta más variedad, sobre todo de baile jondo y serio, que estamos en Torres Macarena. Pero es lo que llena el puchero hoy día, lo mismo en Jerez que en Sevilla o en Torrelodones. Ahórrate la rima, que te veo venir. El fin de fiesta interminable trajo varios regalos, como el baile del maestro José Galván y el de su mujer Eugenia de los Reyes. También tuvo su pataíta el hermano menor de los Galván, José Antonio. Y las pequeñitas del clan, las hijas de Pastora, que confirmaron una nueva generación esperanzadora para la historia del baile.

FICHA ARTÍSTICA:

Espectáculo: Recital de baile de Pastora Galván
Ciclo: II Semana Cultural Pastora Pavón
Lugar y fecha: Peña Cultural Flamenca Torres Macarena, Sevilla. 20/11/2019
Al baile: Pastora Galván
Al toque: Raúl El Perla
Palmas: Antonio Amaya Petete
Artistas invitados: (Cante) Juan Juanelo. (Baile) José Galván, Eugenia de los Reyes, José Antonio Galván