Serie Caminos con José María Castaño #79
Si bien la zambomba presentó una naturaleza colectiva y folclórica desde sus orígenes, determinados intérpretes ensancharon su repertorio con piezas individuales relativas a la Navidad. La mayor parte de ellas estuvieron inspiradas en aquel rico cuerpo lírico de romances y villancicos anclados en la memoria del pueblo. En otras ocasiones, adaptando y aflamencando sus melodías para recrearlas como composiciones propias.
El caso más notable de este trasiego lo encontramos en el narrativo villancico Los Caminos se hicieron, un romance de corte religioso que desde muy antiguo circulaba por todo el mundo hispánico en pliegos de cordel. Sin embargo, tomó la vitola de jerezano y una vez popularizado por Rafael Ramos Antúnez en 1929 quedó como el ‘villancico de El Gloria’.
¿Ocurrió este mismo proceso con tantas y tantas formas que hoy nombramos como flamencas fetén? De cualquier manera, es curioso cómo una obra colectiva asumió un nombre propio y a su vez el artista tomó el apodo del estribillo de la misma.
Siguiendo la estela de su melodía aparecen pasajes en guitarras solistas como la de Agustín Castelló Sabicas o en los compases navideños de Canalejas de Puerto Real, solo por citar algún ejemplo. Precisamente, es este estilo festero el que mayor préstamo realiza a los sones de la Nochebuena para acercarlas al flamenco, caso de Pastora Pavón. Su voz nos remite a una ‘creación’ de su marido Pepe Pinto, quien adecua el mensaje pascual al mundo del fandango. Como también hiciera, años más tarde, el sugerente eco de Rafael Farina.
Hay mucho material con este tipo de curiosidades que asocian a los artistas flamencos con el viejo y familiar rito de la Navidad cantada tan propia de estos días. Así que continuaré con alguna de ellas y, como dice la copla, que suenen con alegría los cánticos de mi tierra.