El Concilio Vaticano II modificó, entre otras muchas cosas, la parte formal de la liturgia. De esta manera se introdujo la novedad consistente en que se pasara del uso exclusivo del canto gregoriano a la posibilidad de usar la música tradicional de los pueblos y hasta la música popular. Esto permitió que se adaptaran los ritos a las formas y tradiciones de cada lugar, abriendo desde entonces la puerta a que otras músicas participaran en las misas. De esta manera surgen las distintas misas flamencas.
En el año 1970, con ocasión de la festividad de Santa Bárbara, patrona de la minería, se organiza la primera misa minera en la ciudad de La Unión. La misa minera es una misa flamenca, con la particularidad de que los cantes que en la misma se ejecutan son en su práctica totalidad cantes mineros. La misa minera, en este momento, ya forma parte del acervo de costumbres de la ciudad unionense.
Repasamos algunas de las piezas contenidas en la obra Misa Minera de La Unión del año 1988.