Serie Caminos con José María Castaño #107
El 12 de diciembre se cumplen cuarenta y un años del adiós a Gregorio Manuel Fernández Vargas (Jerez, 1910 -1983). Fue apodado como El Borrico de Jerez y, en su veteranía, como Tío Borrico. Un cantaor de culto por la veracidad de sus maneras y al que rindo homenaje en este espacio, gracias a un detalle por siguiriya que ha permanecido algo desconocido.
Acudir a Gregorio Manuel, miembro de una de las prolijas familias cantaoras de la Baja Andalucía, es beber de la fuente de los más puros manantiales de la expresión jonda. Si bien puede ser que la soleá marque el cenit de su gemido, hoy me voy a referir a su cante por siguiriya.
«En tiempos de fusiones y confusiones, Tío Borrico nos indica con honestidad y tradición hacia dónde marca la brújula de la verdad flamenca»
Es un detalle sutil pero muy jugoso. En sus discos de estudio, cuando graba la siguiriya de inicio, Tío Borrico acude a los cantes de Paco la Luz junto a otros como los de Manuel Torre. Sin embargo, nunca dejó en el microsurco el modelo que acabó por imponerse, el de Tío José de Paula. Una variante más corta, hablada y aligerada con una clara filiación a la anterior.
Durante una grabación doméstica de 1981 con la guitarra de Periquín Niño Jero, nuestro cantaor sí hace una referencia explícita a la siguiriya de Tío José de Paula. Fue en la Peña Flamenca de Jaén, en el itinerario de un cante descarnado y doliente. Todo un documento, que ya conocen los más aficionados, y que ahora nos sirve de recordatorio a su figura. Como aderezo, planteo algunos ejemplos de su versión de Paco la Luz, así como bulerías para escuchar y festeras a modo de bienvenida y cierre, respectivamente.
En tiempos de fusiones y confusiones, Tío Borrico nos indica con honestidad y tradición hacia dónde marca la brújula de la verdad flamenca. Aquello de la pureza y sus derivados lo dejamos para los iluminados en la materia.