Sean bienvenidos a este pódcast de Crónicas Levantinas que ofrecemos, en esta segunda entrega, a toda la audiencia de ExpoFlamenco. El objetivo de este espacio no es otro que acercar al oyente cuantos temas tengan que ver con los cantes minero levantinos, el flamenco de ayer y hoy en la zona de Cartagena y La Unión, con especial atención al Festival del Cante de las Minas, consignatario de esos cantes de levante a quienes debe su existencia y los que constituyen su razón de ser.
Resulta absolutamente necesario detenernos en este instante para agradecer el acogimiento del anterior pódcast, que con tanto cariño ha sido recibido por la comunidad flamenca. Esto nos sirve de acicate para continuar con nuestra hoja de ruta. De corazón, gracias.
Tienen para sí Granada y los granadinos el honor de decirse la cuna de los concursos de cante, por haberse celebrado allí el más célebre de cuantos la historia del flamenco guarda fiel memoria. Se celebró en junio del año 1922 y fue auspiciado por hombres tan notables como Manuel de Falla o Federico García Lorca.
Algunos cientos de miles de referencias bibliográficas se refieren al antedicho evento como “el primer concurso de cante flamenco”. Basta con transcribir la frase en cualquiera de los buscadores más comunes de Internet, para que la práctica totalidad de los resultados sean, idefectiblemente, cuantas webs contengan información acerca del certamen celebrado los días 13 y 14 de junio de 1922 en la plaza de los aljibes de la Alhambra.
«En algunos meses se les adelantó en la idea a Lorca y a Falla un cartagenero, Antonio Antón Ferrera, quien regentara en el número tres de la céntrica calle Puerta de Murcia, el Café del Tranvía»
Granada puede dar por seguro que su concurso es el más célebre, el más loado y el más glosado de cuantos en su tiempo fueron, pero no, no fue el primero. No lo fue quizás por muy poco. En algunos meses se les adelantó en la idea a Lorca y a Falla un cartagenero, Antonio Antón Ferrera, quien regentara en el número tres de la céntrica calle Puerta de Murcia, el Café del Tranvía.
Llamado así por encontrarse en aquel lugar la parada de ese medio de locomoción, el Café del Tranvía, más tarde llamado Bar Cervantes, fue un lugar donde prácticamente a diario se pudo escuchar buen flamenco. Heredero de los cafés cantantes que tan populares fueron en la época inmediatamente anterior, el Café del Tranvía procuró mantener viva la llama del flamenco, aún en un momento en el que las minas atravesaban una fatal crisis, que provocó que los mineros se vieran obligados incluso a mendigar por las calles para no morir de hambre.
A dos pesetas la unidad si se compraba en Cartagena y a tres si se hacía fuera, la edición de Tierra, sedicente “diario independiente de la mañana”, en su edición del día 29 de enero de 1921, anunciaba en un rinconcito de su página tercera lo siguiente:
«Café del Tranvía. Gran concurso de cante flamenco para los días 2, 3, 4 y 5 de Febrero por los celebrados y aplaudidos cantadores PATRICIO, FANEGA Y RAMPA acompañados a la guitarra por JOSÉ GRAU».
De esta forma y manera estamos los flamencos y están los cartageneros de enhorabuena, pues acaban de cumplirse, en estos días pasados, cien años desde que en la ciudad departamental se celebrara el “primer concurso de cante”.
Los artistas rotulados en el cartel pueden resultar ser absolutos desconocidos para los aficionados de nuestro tiempo. Sin embargo Antonio Ayala Mateo El Rampa, Patricio Alarcón y Juan Baños El Fanegas fueron destacados intérpretes de los cantes minero-levantinos de aquel tiempo, según acreditan algunas crónicas. El guitarrista del concurso era José Grau Dauset, uno de los hijos del mítico cantaor El Rojo el Alpargatero.
Hasta tal punto llegó la fama de Fanegas que en la prensa local de aquel tiempo hablar de “un Fanegas” era equivalente a decir un cantante, como en nuestros días podría decirse “un Pavarotti”. Escuchen, si no, lo que cuenta una crónica de sucesos del año 1922 acerca de un aspirante a cantaor apodado El Canario, que cuando se entonaba con unos tientos siempre acababa malamente. Aquellos tientos por los que entonaba no eran precisamente los de Chacón, sino los de “morapio”, un vino de la peor calidad. Dice así:
En cuanto a la primogenitura de nuestro concurso, cuesta creer que realmente no se hubieran podido celebrar en ningún otro lugar de la geografía española certámenes de cante hasta ese momento, pero al menos de este tenemos constancia documental.
Este suceso, aunque no lo suficientemente difundido entre la afición, no es un hecho de nuevo conocimiento, ni mucho menos. Sobre la pista del mismo nos puso una conferencia pronunciada en el marco del Concurso Nacional de Cantes por Cartageneras que en el año 2018 reeditara por primera vez en este siglo la Peña Flamenca de Cartagena. La conferencia que decíamos corrió a cargo del investigador unionense Francisco José Paredes Rubio.
Indagando un poco más, hemos podido encontrar algunos recortes de prensa que mencionan al concurso del Café del Tranvía, como el publicado en el diario La Opinión de Murcia de 6 de septiembre de 2015 por otro investigador local, Juan Ruipérez Vera. O el de 25 de septiembre de 2016, en ese mismo diario, por el hoy cronista oficial de la ciudad de Cartagena, Juan Ignacio Ferrández García.
«Se cumplen cien años del primer concurso de cante: Cartagena, 1921. No se entiende que esta efemérides haya pasado desapercibida en una ciudad que se siente tan orgullosa de su historia. Ni la instalación de una placa, ni una conferencia siquiera online, aunque a tiempo están»
También se pueden encontrar referencias bibliográficas en obras publicadas por investigadores de la talla de José Geraldo Navarro, quien en el año 2014 recogiera el recorte de prensa que anunciaba el hoy centenario evento en su libro ¡Viva la ópera flamenca! Flamenco y Andalucía en la prensa murciana (1900 – 1939).
Por ese motivo no se entiende que esta efemérides haya pasado desapercibida en una ciudad que se siente tan orgullosa de su historia como es Cartagena. Ni la instalación de una placa, ni una conferencia siquiera online, se han celebrado para conmemorar el centenario de este suceso histórico. Aunque a tiempo están.
Lejos de poder considerarse el certamen que nos ocupa un hecho aislado, los concursos de cante flamenco proliferaron en la Cartagena de los años 20.
Según Paredes Rubio, en el año 1924 se celebraron concursos en el Casino del cartagenero barrio de Santa Lucía, en el que El Rampa se proclamaría vencedor. También otro concurso en el año 1924, en la Cofradía California, en el que resultaría ganadora La Gazpacha, una artista que fue también premiada en el concurso granadino de 1922. En octubre del año 1925 hay constancia de la celebración de un concurso de cante en el Circo-Teatro de la ciudad de La Unión.
Desde entonces no se dejarían de promover acontecimientos de esta índole hasta nuestros tiempos, algunos de los cuales tendremos ocasión de analizar en próximos pódcasts.
Con la guitarra de Pablo Barrionuevo Bernal, quien ha tenido de nuevo la gentileza de acompañarnos con su toque durante todo el programa, nos despedimos hasta otra ocasión, si es que gustan.