¿Tiene moda el vestuario de una artista de flamenco?
Siempre se habla de Moda Flamenca refiriéndonos a los trajes de flamenca en general, pero muy pocas veces vemos la moda aplicada a una bata de cola
Siempre se habla de Moda Flamenca refiriéndonos a los trajes de flamenca en general, pero muy pocas veces vemos la moda aplicada a una bata de cola o a un traje de una cantaora. Sin embargo todo diseñador o modisto que se precie de dedicarse a este maravilloso arte del vestir flamenco debe conocer a la perfección todas las tendencias de moda flamenca y aplicarlas a ese artista, a su personalidad, a su manera de entender el flamenco y, sobre todo, empaparse del espectáculo para el que se necesitan estas prendas.
Parece fácil, pero no lo es. El diseñador de vestuario flamenco es una persona que por encima de todo ama el flamenco. Debe captar la personalidad del artista, si es clasicista o innovador, qué mensaje y qué pretende en sus actuaciones. Si es una cantaora que tiene poca movilidad o si, por el contrario, canta, baila y lo que se encarte, su vestuario tendrá que adaptarse a sus movimientos, ser un traje cómodo y, sin lugar a dudas, que se haga uno con el artista, que transmita su color, su forma, su movimiento en el tejido; que hable al espectador junto con la cantaora o bailaora que lo lleva.
Quizá con ejemplos podamos entenderlo mejor. El vestuario de Sara Baras, por ejemplo. Suelen ser trajes de tejidos muy ligeros, con mucha caída, que se adaptan a su cuerpo y que sin embargo su vuelo luce y le da el sitio a los pies de esta artista que habla y transmite con sus pasos. El traje adquiere un segundo término y suelen ser colores neutros, como el gris, el negro, el rojo, etc.
Por otro lado, Marina Heredia, que su estilo es muy canastero, dulce, lleno de cantiñas, romances, baladas y tangos, su vestuario debe ser de colores más románticos: rosa, negro, lunares, rojo, etc. Se suele acompañar de mantones de manila que le dan ese toque tan femenino. Las formas de sus trajes son más sensuales, con escotes generosos y con más adornos.
Estos son dos grandes ejemplos, pero no siempre los artistas aciertan con los diseñadores que eligen para sus vestuarios, y no se dan cuentan que la imagen del artista es el prólogo del espectáculo. Cuando un artista sube a un escenario, antes de que empiece a actuar está ya transmitiendo al espectador sensaciones, buenas o malas, dejadez… O llama la atención aun pasando inadvertida o emocionando sin todavía haber empezado actuar.
Muchos artistas no son conscientes de ello. Su puesta en escena, su vestuario, son tan importantes como su actuación. El hecho de que un artista emocione y llegue al espectador, depende de muchas cosas y el vestuario forma parte indudablemente de ese conjunto.
Mari Carmen Corpas