Semblanza al maestro José Luis de la Paz
El guitarrista José Luis de la Paz nació en Ceuta en 1967, se crió en Huelva desde los tres años y ahora reside en Miami. Un guitarrista que debería estar presente en más programaciones. Su guitarra, la solista de concierto, brilla con luz y personalidad propia allí donde el lucero del alba se hace flamenco.
En este comienzo, quiero mostrar mi agradecimiento a Trini Navarro, directiva y cantaora de la Peña Flamenca Femenina de Huelva, por facilitarme el contacto de José Luis de la Paz con un afecto y una disposición extraordinaria. A Ramón Arroyo, locutor y gran amigo, por su cariño desde pequeño y por las estupendas fotos. Por otro lado, agradezco enormemente el trato cercano, amabilidad y colaboración del maestro José Luis de la Paz. Por regalarme una entrevista maravillosa. Por su carácter afable en una conversación entretenida e interesante. Por esos meses de clases que tuve el placer de recibir de él. Y por sus trabajos que contribuyen a que la guitarra flamenca, y sobre todo onubense, tenga ese gran prestigio nacional e internacional.
José Luis Rodríguez García de la Torre nace en Ceuta en 1967 y se cría en Huelva desde los tres años. Su familia, humilde y trabajadora, la componen sus padres José Luis y María junto a sus hermanos Javier y Jorge. Desde temprana edad se aprecia la inquietud por la guitarra e interacción con el instrumento como si de un juego se tratara. Hecho que, cuando lo toma con seriedad, le facilita su estudio. Es más, desde muy joven entiende que la guitarra le hace feliz.
En sus inicios tiene influencias de guitarristas onubenses como Manolo Sierra, Rafael Jurado y Antonio Ramblado. Todos coinciden en comunicarle al padre que busque un maestro para ampliar sus conocimientos. Entonces aparece Antonio Sousa, que influye en su dedicación y cariño hacia la guitarra. Con Sousa acude a festivales, aprende a apreciar los detalles, el cante o a escuchar a otros guitarristas. Con quince años se encuentra con Mario Escudero. José Luis habla de él como su mentor. Entre los años 1984 y 1987, con Mario, aprende obras clásicas, estudios técnicos, conceptos de composición y aspectos importantes de historia de la guitarra. Este aprendizaje marca la personalidad musical de José Luis cimentada en la tradición.
En esa época tiene encuentros con Niño Miguel en la Peña Flamenca de Huelva. Destaca la contundencia con la que dominaba la guitarra, la fuerza y el carácter de su toque. Aspectos que José Luis valoraría con el tiempo. Y entre 1986 y 1989, estudia música en el Conservatorio Superior además de Historia del Arte en la Universidad, en Sevilla. Pero pronto se da cuenta de su amor hacia la guitarra flamenca y tomará definitivamente ese camino.
José Luis considera imprescindible diversos aspectos. Como que los docente de guitarra flamenca conozcan todos los entresijos guitarrísticos. Que transmitan el amor por el instrumento. Que ampliar los conceptos en formación musical, discriminación auditiva, análisis de partituras, formas compositivas o el conocimiento de compositores y estilos. Son herramientas que amplían la expresión musical. Incluso desarrollarse en las tres disciplinas del toque, baile, cante y solista.
«En la guitarra de José Luis de la Paz confluyen tradición y vanguardia. Sin perder un ápice de identidad, no se puede tocar ni mejor ni más flamenco. Desde su residencia de Miami hace alrededor de diez años, Jose Luis transmite su pasión por la guitarra flamenca. Tras un toque elegante y personal, más allá del virtuosismo, tiene argumentos que contar»
Es en la década de los ochenta donde Jose Luis muestra sus credenciales como guitarrista. Con catorce años llega a la final del Certamen Nacional de Flamenco de Jerez junto a Jose Antonio Rodríguez, Niño Miguel, Niño de Pura, Moraito Chico, Juan Manuel Cañizares o Paco Jarana. Da su primer recital de guitarra en el Festival Internacional de Música de Isla Cristina. Pero desde los trece años toca para los cuadros de la Peña Flamenca de Huelva y Peña Flamenca Femenina. Además acompaña a la Coral Santa María de la Rábida de Huelva, donde integra muchos aspectos musicales y del folclore onubense. Como guitarrista de la Peña Flamenca de Huelva, Manolo Marín lo introduce en el toque para el baile, junto a Niño Miguel. Pero, además, le ofrece que vaya a su escuela en Sevilla. Allí conoce a Isabel Bayón, El Mistela, Isabel López y a otros guitarristas como Paco Arriaga, Ramón Amador o Miguel Pérez.
Por la guitarra de este emblemático onubense pasan tanto artistas locales como primeras figuras. Entre ellos, Paco Toronjo, Eduardo Garrocho, Niña de Huelva, Vicente Redondo El Pecas, José Mercé, Carmen Linares, Fosforito, El Pele, La Cañeta, Naranjito de Triana, Niña de la Puebla o Manolo Fregenal. Además de vivencias con Fernanda y Bernada de Utrera, Pedro Bacán, Enrique de Melchor, Camarón (que le puso un detalle por bulerías o Fosforito que le enseñó una por soleá). En los noventa la amistad con el director musical Vicente Sanchís lo animan a realiar composiciones con influencia clásica. Y se introduce en el mundo sinfónico. También acompaña a diferentes figuras del baile a lo largo de su carrera como Manolo Marín, Milagros Mengíbar, Siudy Garrido, Antonio Canales, Belen Maya, Leonor Leal, Pastora Galván, El Junco, Manuela Ríos, Isabel Bayón o Rafael Campallo, entre otros artistas.
Un antes y un después en la carrera artística de José Luis de la Paz, es cuando entra en el Ballet de Cristina Hoyos. Trabaja diez años más de otro con el Ballet Andaluz dirigido por la bailaora y coreógrafa. Primero como guitarrista y luego ejerce como director musical desde 1997 hasta 2003. Compone los espectáculos Al Compás del Tiempo, Tierra Adentro, A Tiempo y a compás, Yerma y Viaje al Sur. En los primeros años, junto a Paco Arriaga, trabaja en integrar el toque de concierto y el toque para baile. Pero en un recital de Manolo Sanlúcar en Huelva, el Maestro le aconseja estudiar fuera de los horarios del Ballet para mantener su técnica de concierto. Con este consejo y mucha constancia, encuentra una técnica consistente. Combina la fuerza que exige el baile con pasajes más delicados. Algo que lo hace único entre la mayoría de los guitarristas.
Piensa que es importante sacarle partido al instrumento en todo su rango dinámico, armónico, melódico y rítmico. Cuanto más se aprovecha todo lo que ofrece la guitarra más capacidad de transmisión alcanza. Afirma, “La expresión del momento crea una experiencia única”, ya que hoy el virtuosismo esconde, en muchas ocasiones, la capacidad de comunicación.
Su primer trabajo, Andalusí, lo graba en Estados Unidos en 1987. En el interior de una iglesia en Maryland. Toca los temas dos veces y elige la mejor toma. En 2004, graba Diez por Uno, que por diversos motivos no sale hasta 2011 y fue finalista en los Premios Grammy. En 2016, publica Escenas de Yerma e Introspective en 2020. Junto a Eduardo Garrocho, en 1997, graba una extraordinaria antología del fandangos de Huelva titulada Besana. José Luis expone y desarrolla, a través de su magistral sonanta, infinidad de recursos, falsetas y acompañamientos que enriquecen nuestro fandango. Colabora en la obra de Eduardo Fernández Jurado, Y después América, un relato del descubrimiento de 1492 contado a través de fandangos de Huelva.
Nuestro guitarrista, a lo largo de su carrera, además de sus giras de conciertos también realiza colaboraciones con músicos de otras disciplinas, como con la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles para interpretar El Amor Brujo de Manuel de Falla dirigido por el Maestro Gustavo Dudamel interpretado para el Ballet de Suidy Garrido. Colabora con Colin Farish en su East of the Evening Star, con la Big Band Raíces e interpreta en varias ocasiones el famoso Concierto de Aranjuez del Maestro Joaquín Rodrigo.
«Fiel seguidor del estilo de Mario Escudero, trae una tradición clásica y fresca que despierta el corazón del oyente. Desde lo más íntimo, José Luis dibuja una paleta de emociones a través de su guitarra. Su guitarra huele a Conquero, Ría, Marisma, Sierra, Andévalo. José Luis es identidad de la Huelva flamenca»
Actualmente prepara un proyecto con la cantante cubana Gema Corredera con poemas de Alfonsina Storni. Está finalizando, con la cantante sefardí Susana Behar, una obra de poemas místicos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Presenta un trabajo discográfico basado con la música original del espectáculo Olé Olá de Cristina Hoyos, creada para el nuevo Teatro Eslava. Compone para la Compañía de Danza Flamenco Vivo de New York. Estrena en San Francisco, Solaz, obra inspirada en la historia del Templo Egipcio de Debot.
Quiero destacar el recital ofrecido en el Festival Flamenco de Huelva el 10 de junio de 2023. Acompañado de Mercedes Cortés, Juan José Amador, El Junco y Lito Mánez, transmiten la magia flamenca desde la genealogía guitarrera. Alegrías, rondeñas, seguiriyas, tangos, guajiras, bulerías o un homenaje al Niño Miguel, Miedo a morir. Que desde las entrañas de la guitarra se hizo presente el auténtico Miguel. Un trémolo que transmite sus vivencias, llegando al alma de la jondura. Y en el ambiente José Luis, su guitarra y Niño Miguel.
Obtiene diversas distinciones. Entre otras, el Nacional de Jóvenes Intérpretes Bienal de Sevilla en 1984, finalista en el Nacional de Jerez 1983, en 1988 el Premio de Radio Popular de la Cadena COPE o en 1989 el Nacional de Hospitalet. También, Medalla de la Ciudad de Hospitalet y Finalista del Giraldillo de Sevilla en 1990. En 2016 lo nominan a los US Artist por la Fundación Roquefeler. Y el Who is Who, en 2022, que otorga el Gobierno de los Estados Unidos e incluye su biografía en la Biblioteca del Congreso como artista destacado entre 2021 y 2022.
Entre sus guitarras, cuenta con una Santos Hernández de 1927 herencia de su padre. Posee una Ramírez de 1971, con la que Niño Miguel grabó su primer disco, que protege y cuida con cariño. Es con la que se siente más cómodo a la hora de tocar. Posee varias del constructor afincado en Jerez Jorge de Zofía, con las que toca actualmente. De flamenquísima sonoridad.
En la guitarra de José Luis de la Paz confluyen tradición y vanguardia. Sin perder un ápice de identidad, no se puede tocar ni mejor ni más flamenco. Desde su residencia de Miami hace alrededor de diez años, Jose Luis transmite su pasión por la guitarra flamenca. Tras un toque elegante y personal, más allá del virtuosismo, tiene argumentos que contar. Que consigue a través de su expresividad, riqueza compositiva, su técnica depurada y limpia sin olvidar su conocimiento profundo de la flamenquería guitarrera. Fiel seguidor del estilo de Mario Escudero, trae una tradición clásica y fresca que despierta el corazón del oyente. Desde lo más íntimo, José Luis dibuja una paleta de emociones a través de su guitarra. Su guitarra huele a Conquero, Ría, Marisma, Sierra, Andévalo. José Luis es identidad de la Huelva flamenca.
Quiero terminar recordando la maravillosa entrevista que me brindó. Su empatía y un trato exquisito me hicieron disfrutar una bonita conversación. Un rato donde aflora la persona por encima del guitarrista. Un guitarrista que debería estar presente en más programaciones. Su guitarra, la solista de concierto, brilla con luz y personalidad propia. Allí donde el lucero del alba se hace flamenco.