El flamenco etiquetado
Desde que aterricé en el flamenco, ni más ni menos que hace casi 20 años, no he parado de escuchar que el flamenco tradicional está en peligro de extinción
Desde que aterricé en el flamenco, ni más ni menos que hace casi 20 años, no he parado de escuchar que el flamenco tradicional está en peligro de extinción, que los jóvenes lo están echando a perder, que ya no es lo que era antes… Y luego la Flamencólica soy yo. Actualmente vuelvo a leer y escuchar este augurio de la llegada del fin del mundo flamenco, y los “culpables” últimamente son -por ejemplo- el Niño de Elche, Rosalía, Rocío Márquez o Mayte Martín.
Vivimos en un mundo donde nos han facilitado etiquetas y nos han acostumbrado a utilizarlas para todo; no deberíamos etiquetar a las persona, ni a un artista tampoco. A los aficionados al flamenco nos cuesta mucho reconocer o entender ciertas cosas; como las inquietudes musicales de nuestros cantaores/as. O de los que lo han sido. O de los que nunca volverán al flamenco y los perdimos. Andamos etiquetando continuamente y nuestras opiniones dependen de esa palabra que ponen junto al nombre de alguien. Vamos mal.
Tengo asumido que hay ciertos artistas con otras curiosidades que se alejan del flamenco, quizá vuelvan o quizá no. Hay dos cosas que he aprendido a lo largo de mi vida, una es que el tiempo pone a todo en su sitio y en el flamenco particularmente, el tiempo es quien dice lo que prevalece. Véase el caso de Juan Peña Lebrijano o de Lole y Manuel con sus mestizajes. La otra es que hay que diferenciar entre lo que te gusta y lo que es flamenco, porque no es lo mismo; hay trabajos de artistas flamencos que no son tal y no los soporto, pero oiga, hay otros que me encantan. Y no es flamenco. Pero me gusta a mí, ¿por qué voy a limitar mis gustos a lo estrictamente flamenco? ¿Acaso es delito que me guste otro tipo de música? ¿Tengo que crucificar a los intérpretes que después de un trabajo flamenco publican otro estilo musical?
Igual que en el panorama actual hay artistas que buscan nuevos conceptos o nutrir sus inquietudes, hay otros que nos mantienen en la esencia más clásica y fundamental. Creo que el flamenco es un arte y por ello evoluciona, a veces más rápido que las personas; o a veces, hay algunas personas que evolucionan más rápido que otras. Yo estoy en las de evolución lenta, claramente.
Ya que he nombrado a cuatro artistas de actualidad, tengo que decir que el Niño del Elche me agobia, no entiendo el concepto de Rosalía, me gusta la Rocío Márquez que sigue explorando nuevos conceptos y Mayte Martín hace lo que le da la real gana. Como yo.
Libres son, libres somos. Eso que no nos lo quite nadie… y si llega el fin del mundo flamenco, a mí que me pille bailando por soleá en un rincón; donde nadie me encuentre para colgarme una etiqueta.
Rocío Hellín