Arcángel, a la luz de las velas
El cantaor onubense actuó en la Plaza de Santa María de Baeza (Jaén) en el ciclo 'Renacimiento a la luz de las velas'
Arcángel. Noche de las Velas. Plaza de Santa María, Baeza (Jaén). 13 septiembre 2019.
Imagínense el ambiente. Una ciudad Patrimonio de la Humanidad como Baeza, más de 20.000 velas alumbrando la Plaza de Santa María de Baeza y testigos históricos como La Catedral y la Universidad dieron testimonio del recital de Arcángel en este lugar.
Cuando eran poco más de las 10 de la noche comenzó la actuación de Arcángel con Dani de Morón a la guitarra. Inició la tanda de cantes con una granaína recordando a Chacón, aunque a palo seco y con mucha personalidad, sin desplazarse lo más mínimo de los tonos requeridos, aún sabiendo la dificultad que tiene eso de cantar sin que te marquen tonos. Se introdujo luego en una composición sublime de entrar por tientos sin apenas percibirse que se había acabado la granaína, mientras los Mellis, sus palmeros, introducían el compás de forma sutil acompañando perfectamente al cante.
Posteriormente comenzó la tanda de bulerías con aires muy frescos, pero recordando siempre a los viejos maestros y a poetas como Federico García Lorca y su Poeta en Nueva York. Como gran figura en los cantes de su tierra se acordó del fandango, pero el de Lucena de Cayetano Muriel y en los cantes abandolaos de Málaga.
Por seguiriyas, y tras comenzar la entonación por cantes de trilla, Lucía la Piñona, joven bailaora gaditana, pero sabiéndose lo que se hace, realizó un baile de puro dramatismo seguiriyero, ambientado en la escuela más pura jerezana, aunque con matices también de la sevillana. Tambien cantó Arcángel por cantiñas con el baile gaditano de Lucía la Piñona y por zambras recordando a Manolo Caracol.
En las sevillanas, cante que no está muy extendido entre los cantaores, Arcángel dio la sorpresa de la noche. Cogió la guitarra, tocándose a sí mismo y le cantó para que la Piñona justo después de cantar sevillanas, bailase con el mismo Arcángel. Mientras Dani de Morón y los Mellis hacían compás.
Al terminar el recital y tras la noche de fresco que se había levantado en la ciudad Patrimonio de la Humanidad, el público pidió más, debido sobre todo al magisterio de los artistas, pero el tiempo no acompañaba demasiado, debido a la previsión de tormentas que hubo, ya que en zonas cercanas estaba casi diluviando.
Texto: José Ramón Checa