Extremadura, una dimensión alternativa
Con 'Desde mis entrañas', el guitarrista Miguel Vargas asume la noble tarea de proteger y conservar la materia prima del flamenco extremeño, más frágil que nunca en estos tiempos complicados.
Hace unos cincuenta años, las placas tectónicas del flamenco empezaron a desplazarse cuando Paco de Lucía nos despertó de nuestra larga hibernación. “¿Para qué vamos a hablar con diez palabras, cuando podemos hablar con mil?”, aseveró el genio de Algeciras. Y como salía música exquisita de su guitarra, frotamos los ojos, prestamos atención y seguimos al joven prodigio. El flamenco recibió un lifting, y el hombre comentaría que los jóvenes guitarristas estaban todos infectados con lo que llamaba, con buen humor, “el virus Paco”.
Así que, hagamos balance… En cuanto a escuelas reconocibles de la guitarra flamenca, además de Paco, en términos generales, tenemos el empaque de Jerez, la poderosa pulsación de Granada y el inconfundible aroma de Morón de la Frontera como fue y es interpretado por Diego del Gastor y su gente. Grandes guitarristas hay por todo el país y el resto del mundo, pero las escuelas bien definidas son estas.
Sin embargo, hay otra dimensión alternativa justamente más allá de la frontera de Andalucía. El flamenco de Extremadura es la dulzura sin miramientos, salpicada de melancolía. Lejos del típico flamenco agresivo de la movida mayoritaria, el flamenco extremeño comunica su mensaje con un ritmo seductor, notas inesperadamente bemolizadas y un gusto por los luminosos acordes de Do y Sol que salpican las formas más representativas.
«’Desde mis entrañas’ es un acto de amor de Miguel Vargas, teñido del orgullo cultural y la pérdida personal de su hijo. Una dimensión alternativa con matices estilísticos que delatan lazos familiares y la tradición oral de una época en la que ser flamenco no era una profesión, sino una manera de construir una identidad»
‘Desde mis entrañas’, de Miguel Vargas
A pesar de su relativa juventud, a Miguel Vargas (Beja, Portugal, 1956) se le atribuye haber dado forma y entidad a la guitarra extremeña. Cantes tradicionales considerados de la familia Verdino, que durante décadas habían sido acompañadas a golpe de bastón, adquirieron dimensión, y un aroma inconfundible, en la guitarra de Miguel. Su primera grabación, Desde mis entrañas, publicada recientemente, es un homenaje a su desaparecido hijo, Domingo, un poderoso estímulo emocional que empapa cada momento del estilo elocuentemente comedido de Miguel Vargas.
La cuerda pelá, el toque de pulgar que los extremeños llaman punteo, la ausencia de armonía contemporánea y un gusto por el toque por arriba (postura de Mi) son también marcas de la casa de Diego del Gastor, sin embargo, nunca confundirías un estilo por el otro, cada uno tiene su personalidad única.
Después de que Porrinas de Badajoz (José Salazar Molina), uno de los primeros cantaores profesionales de Extremadura, triunfara en Madrid en los años cincuenta del siglo pasado, la afición flamenca llegaría a descubrir el sonido fresco de Marelu, Juan Cantero, Ramón el Portugués, Guadiana y otros cantaores de la región que emigraron a Madrid. Cantaores en la capital en aquel momento, como Juan Villar o Turronero, se dejaron llevar por el aire extremeño y lo incorporaron en sus repertorios.
Sonidos conocidos pero diferentes, un tipo de flamenco que habíamos contemplado como exótico, empezó a circular como elemento convencional, gracias, en gran medida, a Camarón, cuyo decir y forma de ser casaban bien con este flamenco con aire canastero que había existido durante años en las reuniones íntimas, bodas y ferias de ganado de Extremadura.
«Lejos del típico flamenco agresivo de la movida mayoritaria, el flamenco extremeño comunica su mensaje con un ritmo seductor, notas inesperadamente bemolizadas y un gusto por los luminosos acordes de Do y Sol que salpican las formas más representativas»
Desde mis entrañas es un acto de amor de Miguel, teñido del orgullo cultural y la pérdida personal de su hijo. Su música es una dimensión alternativa con matices estilísticos que delatan lazos familiares y la tradición oral de una época en la que ser flamenco no era una profesión, sino una manera de construir y cultivar una identidad.
La grabación incluye la cálida voz del veterano Guadiana por fandangos y jaleos, orgullo de Extremadura. El popular Potito aporta su personalidad por soleá y unas bulerías contemporáneas, y el joven Francisco Escudero Perrete interpreta su concepto de la soleá entregada limpia y honestamente, con senderos melódicos creativos. Y en los tres cantaores, los melismas siempre conducen a Extremadura.
También intervienen en la grabación el guitarrista Juan Vargas, hijo de Miguel, Ramón Porrina y José Jiménez para la percusión y este último al bajo.
Con Desde mis entrañas, Miguel Vargas asume la noble tarea de proteger y conservar la materia prima del flamenco extremeño, más frágil que nunca en estos tiempos complicados.
Imagen superior: Diego Gallardo
Susana Martin 18 abril, 2021
Mis ancestros extremeños saludan a Miguel Vargas y a quienes le siguen. Gracias desde Argentina.