Carlota Santana, más allá del flamenco
Fundadora de Flamenco Vivo, una de las principales compañías de flamenco de Estados Unidos con sedes en Nueva York y Durham (Carolina del Norte), Carlota Santana solo ve oportunidades para la creación de belleza como salida curativa.
Mientras algunos investigadores defienden a ultranza diversas teorías chovinistas o etnocéntricas acerca de la génesis del flamenco, una dama norteamericana ha dedicado más de la mitad de su vida a la unión de las personas dentro de este género. La frontera entre el arte y la consciencia social queda borrosa, y el flamenco es el idioma compartido por niños discapacitados o de ambientes desfavorecidos, o grupos racialmente discriminados, el estamento más vulnerable de una sociedad que se mueve impaciente hacia el futuro. Carlota Santana, fundadora de Flamenco Vivo, Cruz de la Orden del Mérito Civil –“por los años de pasión, excelencia y dedicación al arte flamenco”–, concedida por el Rey de España, solo ve oportunidades para la creación de belleza como salida curativa.
Conversamos con Carlota acerca del proyecto que le ha llenado la vida, y que claramente sigue siendo una fuente de inspiración y realización personal para esta energética gran dama de setenta y tantos.
– Carlota, ¿cómo y cuándo empieza tu interés por el flamenco?
– Estaba dando clases de danza contemporánea en Nueva York, cuando la bailaora María Alba llegó y nos enseñó una introducción al flamenco. Eso era a finales de los años setenta, y me enganchó. Me cautivó la capacidad del flamenco de dar rienda suelta a las emociones a través del baile.
– ¿Cuánto tiempo lleva funcionando el proyecto Flamenco Vivo? ¿Ha sido un camino duro, o es suficiente la recompensa emocional? Veo a niños chicos en tus vídeos disfrutando del flamenco de una manera que jamás hubiera creído posible.
– La Compañía fue fundada en 1983, así que son 38 años. Ha sido duro a ratos. Te conceden una beca, o el público se pone en pie, y te sientes maravillosa. Luego, algo va mal, y vuelves al comienzo. Me pongo las anteojeras, como hacen con los caballos, y to’ p’alante.
«Históricamente, el flamenco se destacó en tiempos difíciles, y sigue haciéndolo. No va a desaparecer»
– Has estado metida en actividades didácticas que van de la mano del baile flamenco. ¿Qué inspiró ese camino? ¿Dirías que tienes una misión? En caso afirmativo, ¿qué es? La familia Encinias en Nuevo México también ha cultivado el vínculo entre el baile flamenco, estudios académicos y programas sociales. ¿Qué tiene el flamenco que parece ir más allá de la música y la danza?
– Descubrí la llamada educación artística poco después de fundar la Compañía, y vi que el baile encajaría a la perfección con ese tipo de actividad. Se puede tocar la historia, la geografía, las culturas vinculadas, idiomas… Había tanto en la historia del baile y la danza española que serviría en el colegio para enseñar a los críos acerca del mundo. La mezcla de distintos grupos étnicos hace que el flamenco sea accesible de diversas maneras, más allá de la música y el baile. Es una historia de la unión de personas. Hacemos uso del arte para desmontar las barreras culturales, y atraer a gente de todas las naciones y razas a unirse en un ambiente de comprensión y amistad. Extendemos la mano a un público multicultural, y les hacemos sentirse unidos.
– Tu página web muestra un surtido amplísimo de actividades, desde nivel iniciación hasta profesional, didáctico, actuación y mucho más. ¿Cuáles son los objetivos, y la organización de los mismos?
– Tenemos una compañía de primer nivel con artistas españoles y norteamericanos. Tenemos un programa de educación artística con unos veinte artistas profesores que entran en las aulas y enseñan la historia del baile flamenco y su cultura. También hay un certamen para los talentos emergentes que incluye un programa de desarrollo de los artistas que están preparados para montar compañía propia, para ayudarles a saber cómo hay que hacerlo.
– ¿Qué papel desempeñaba el desaparecido bailaor Roberto Lorca?
– Roberto y yo fundamos esta Compañía juntos, no existiría de no haber sido por él. Empezamos con una beca de tres mil dólares que recibió del National Endowment for the Arts. Roberto falleció de sida en 1987. Yo no era coreógrafa, pero pude reunir a la gente para seguir con el trabajo de la Compañía.
«La mezcla de distintos grupos étnicos hace que el flamenco sea accesible de diversas maneras, más allá de la música y el baile. Es una historia de la unión de personas»
– Flamenco Vivo ha estrenado más de 25 obras originales. ¿Has dirigido alguna de ellas? ¿Alguna vez actúas con la Compañía o te limitas al papel de administradora?
– No hago coreografías para la Compañía, pero cuando estaba en activo coreografié mis propios bailes. Bailaba con la Compañía en las giras, y durante las temporadas, hasta hace unos diez años. Ahora superviso todos los aspectos artísticos. Durante muchos años también ejercía de artista profesora. Creé un programa para la Compañía que fue ofrecido en muchos centros educativos explicando el flamenco, su historia y el impacto emotivo.
– ¿Te inclinas hacia el flamenco clásico o también presentas obras contemporáneas o experimentales?
– Mi inclinación es hacia las formas tradicionales, aunque pienso que es importante dejar que los artistas hagan sus experimentos. Nos esforzamos por crear obras con línea argumental que ayuda a sacar el flamenco del ambiente de la sala de fiestas o recitales.
– ¿Te mantienes al día de la evolución del flamenco en España o tiene Flamenco Vivo su propia estética?
– Nos mantenemos al día con las tendencias en España, damos un premio en el Madrid Certamen a un artista para que venga a Nueva York a montar un tema para la Compañía. Muchos componentes de mi Compañía son españoles que nos llevan todas las ideas que se están desarrollando en el ambiente flamenco de allá. La Compañía siempre ha empleado música en directo creada ex profeso para el baile. Hemos querido que los nuevos artistas crearan y difundieran nuestro flamenco, y me enorgullece decir que dos de nuestros artistas han logrado fundar grupos propios.
«Hacemos uso del arte para desmontar las barreras culturales. Atraer a gente de todas las naciones y razas a unirse en un ambiente de comprensión y amistad. Extendemos la mano a un público multicultural y les hacemos sentirse unidos»
– ¿Es difícil encontrar a cantaores y guitarristas experimentados en los Estados Unidos?
– ¡Extremadamente difícil! En condiciones normales, realizamos una gira anual de cuatro a seis semanas, y una sesión anual de quince días, y para estos programas llevamos a gente de España. Aquí también hay buenos músicos, pero muy escasos.
– ¿Cómo se financia el proyecto?
– Tenemos la ayuda de diversas fundaciones, además de becas estatales y nacionales. Hay una junta directiva que ayuda a apoyar a la Compañía con sus donaciones, y mediante la ayuda de la comunidad, además de benefactores particulares.
– ¿Cómo lleváis las limitaciones de la Covid? ¿Tiene futuro Flamenco Vivo Carlota Santana? ¿La tiene el flamenco en general?
– La Compañía va bastante bien, hemos recibido ayudas federales y de fundaciones para mantenernos a flote. También hemos producido un festival virtual, y tenemos patrocinios para clases virtuales de educación artística. Históricamente, el flamenco se destacó en tiempos difíciles, y sigue haciéndolo. No va a desaparecer.
Imagen superior: Carlota Santana, cruz de la orden al mérito civil. Foto: Archivo Carlota Santana