Rafael Hoces: «En el aula se enseñan conocimientos y técnicas, pero cada alumno ha de conseguir pellizcar»
Reconocido profesor de guitarra flamenca en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba y el Máster Interuniversitario de Investigación y Análisis del Flamenco, el granadino Rafael Hoces es una voz autorizada para despejar dudas sobre los estudios de arte flamenco al más alto nivel.
Con frecuencia leemos en Facebook su docto verso en debates sobre lo jondo. «Al flamenco le pasa como a esta pandemia, que todos somos expertos epidemiólogos, por lo que en las redes resulta fácil encontrar opiniones gratuitas», dice. Rafael Hoces Ortega (Figueras, 1977) es profesor de guitarra flamenca y reputado docente del Conservatorio Superior de Música de Córdoba y del Máster Interuniversitario de Investigación y Análisis del Flamenco. Una voz autorizada para despejar dudas sobre los estudios de arte flamenco al más alto nivel.
– Estamos un poco liados con eso de los estudios flamencos en escuelas, conservatorios y universidades. A ver si usted puede aclararnos las dudas, Sr. Hoces.
– Es un tema complejo que voy a intentar resumirle. Los estudios oficiales de flamenco se imparten en escuelas municipales, conservatorios y universidades de titularidad pública o privada, teniendo en cuenta que todos estos centros están habilitados por la administración como tales. Solo esto puede llamarse oficial, pues imparten estudios encaminados a un título oficial. Luego hay muchas otras iniciativas que pueden ser muy interesantes, pero que hay que informarse bien para ver su utilidad, porque no suelen servir para acceder a profesor de conservatorio o universidad.
– ¿Qué entidades más o menos serias imparten clases de cante, baile y toque?
– Sé que los conservatorios se atienen a unas programaciones enmarcadas en una normativa y eso es lo que yo entiendo por seriedad. Lo contrario al “yo enseño lo que me parece porque a mí me funciona”. Una educación basada en la pedagogía, en la ciencia y que tiene al alumnado como el centro de todo.
– Reformulo la pregunta. ¿Cuál es la entidad de mayor prestigio que imparte clases de cante, baile y toque?
– ¿Qué criterio mide el prestigio? ¿Debemos atender al número de alumnos, a la formación del profesorado, metodología, recursos…? Para ser objetivo necesitaríamos todos esos datos que no tengo. Respecto al ámbito de la enseñanza reglada, le puedo decir que su profesorado ha accedido al cuerpo bajo los principios de igualdad, mérito y capacidad. La gran mayoría son titulados en flamenco, otros atesoran lustros de experiencia. Además, para enseñar se utiliza el método de la tradición oral, la de toda la vida en el flamenco, junto al de la pedagogía instrumental moderna.
«No creo que haya ningún profesor que tenga la fórmula mágica de poder invocar al duende siempre que lo desee. Si lo hubiera, ¡su escuela estaría llena!»
– ¿Y qué centros oficiales o universitarios apuestan con más fuerza por el estudio o investigación del arte flamenco?
– En el campo de los conservatorios, sin duda el Superior de Córdoba es el que más especialidades flamencas concentra. Todas menos el baile, que está en Málaga. Otro que también destaca es el conservatorio Cristóbal de Morales de Sevilla, que tiene guitarra y cante. En cuanto a las universidades, señalaría las participantes en el Máster Interuniversitario de Investigación y Análisis del Flamenco: Cádiz, Huelva, Pablo de Olavide, Córdoba y Granada. Esta última universidad cuenta además con asignaturas que tratan el flamenco en la especialidad de musicología, y un próximo congreso sobre Enrique Morente. Luego está la Escuela Superior de Música de Cataluña, que ofrece también grado y máster en interpretación y flamencología.
– ¿Qué asignatura pendiente o espinita tiene aún el flamenco a la hora de estudiarlo en conservatorios y universidades?
– Si pensamos en que cada vez son más las disciplinas como la psicología, fisioterapia, logopedia, musicología… que se aproximan al flamenco, lo que tiene pendiente es que todo ello se integre en los planes de estudio. Hay que ir construyendo conocimientos demostrados, científicos a una música que lleva estudiándose así solo desde ayer.
– Leemos en un antiguo titular del diario Ideal que usted es el primer doctor de flamenco por la Universidad de Sevilla. Explíquenos las dos cosas: lo de «primer» y lo de «doctor de flamenco».
– Los titulares a veces se quedan en la superficie. En realidad, fui el primer alumno que se tituló en el extinto primer programa de doctorado dedicado exclusivamente al flamenco. Por suerte, hay numerosos doctores con tesis sobre flamenco desde hace décadas y en distintas universidades en programas variados. Y espero que el número crezca exponencialmente.
– Esta pregunta quizá se la han hecho antes a algún político o jefe sanitario, ejem. ¿Usted recomendaría a su hijo que asistiera a… un conservatorio, a una universidad o a clases particulares con algún maestro? Es decir, ¿dónde le sugeriría que aprendiera a cantar-bailar-tocar y dónde le aconsejaría que avanzara en su condición de estudioso o investigador de este arte?
– Pues si estuviera interesado en el flamenco, por supuesto que le animaría a matricularse en el conservatorio para formarse en los ámbitos teórico y práctico de nuestra música. Considero que tener una formación oficial es muy importante. Es como cuando te dicen tus padres “hijo, haz lo que quieras, pero ten una carrera”. De este modo podrá tener un futuro más preparado, por ejemplo, frente a pandemias como esta que hemos sufrido o frente a lesiones que le impidan vivir solo de su arte. Y para completar, le compartiría mi bonita experiencia haciendo un máster de flamenco y tesis doctoral.
«Hoy en día hay investigadores y docentes del flamenco que se basan en la ciencia y la pedagogía. Seguir estas investigaciones debería evitar que se utilizaran en los textos teorías como los triángulos de las Bermudas y la transmisión del duende a través de la sangre»
– ¿Qué condiciones debe reunir un profesor de flamenco? ¿Cuál es el mejor que se ha cruzado en su camino?
– Pues, como en todas las profesiones docentes, la vocación, la pasión por la enseñanza, además de los conocimientos prácticos y teóricos sobre el flamenco y su enseñanza. Hay muchos profesores buenos en todas las disciplinas. En mi caso he tenido tantos profesores tan buenos que necesitaría mucho espacio para hablar de todos y de todo lo que me han enseñado.
– ¿El duende y el pellizco se aprenden en un aula?
– En el aula se enseñan conocimientos y técnicas. Entre ellas se encuentran las técnicas expresivas, que son las que pueden provocar el pellizco. Pero obviamente, como en todas las músicas, es cada alumno el que ha de conseguir pellizcar. No creo que haya ningún profesor de ningún ámbito artístico que tenga la fórmula mágica de poder invocar al duende siempre que lo desee. Si lo hubiera, ¡su escuela estaría llena!
– Asistimos a felices asociaciones profesionales de artistas, tablaos… ¿Están unidos debidamente los docentes del flamenco?
– Pues en el ámbito público, en lo que conozco, la unión la hacemos nosotros de forma no institucionalizada. Los guitarristas estamos unidos a nivel de centro y compartimos inquietudes en el ámbito particular y también con otros centros y otras especialidades de flamenco. Hubo algún intento sin éxito en el pasado, pero no tenemos una asociación como las que se están creando ahora. No olvidemos que los docentes en general tenemos vías como los sindicatos, donde incluso ya tenemos compañeros que nos representan.
– Recientemente se dio a conocer que la Universidad Carlos III y María Pagés habían creado el primer Título de Experto en Flamenco. ¿Es correcto ese titular en términos exactos?
– No lo es. Existen o han existido anteriormente otros expertos como el de la UCAM en Murcia, con las especialidades de guitarra, cante y baile, o el de Málaga, en el campo de la teoría del flamenco. Es recomendable informarse de las fuentes correctas si se desea cursar estudios oficiales de flamenco.
«Hoy se amplían las especialidades conservatorios casi cada año. El máster de las universidades andaluzas está desbordado. Tenemos carencias, como el hecho de que no se pueda estudiar guitarra flamenca en todos los conservatorios andaluces, por no hablar del cante, pero estamos avanzando y no hay vuelta atrás»
– Un alumno del máster interuniversitario decía meses atrás en una charla de acento crítico en nuestro portal que en la Universidad falta discusión o análisis sobre el baile flamenco. ¿Está de acuerdo?
– Las críticas, siempre que sean constructivas, son muy necesarias. Coincido con él en que necesitamos más contenidos, pero de todas las especialidades. Si miramos los contenidos de guitarra, cante y baile, veremos que los tres tienen exactamente la misma duración en el primer módulo, por lo que no veo en ello un detrimento del baile. Respecto al profesorado, afirma que hay algunos que no están en el máster, pero desconozco los nombres en los que piensa y por tanto su trayectoria investigadora. No olvidemos que en un máster hay unos requisitos para el profesorado que todavía muchos flamencos, por desgracia, no cumplen. Pronto cambiará gracias a iniciativas como esta.
– La que se ha liado en Córdoba con los dos maestros del Conservatorio –Manolo Franco y Niño de Pura– expulsados y readmitidos, con la fugaz dirección de Arcángel en la Cátedra de Flamencología… ¿Algo que decir?
– En lo que conozco un poco más de cerca, lo que atañe a los conservatorios, le puedo decir que no solo pasa con el flamenco. La normativa y las exigencias de titulación se aplican a todo el profesorado de la Junta de Andalucía, así que no tenemos que sentirnos tratados de diferente manera en este ámbito, ni para bien ni para mal.
– De vez en cuando le vemos ciertamente activo en las redes sociales flamencas. Parece que Facebook se inventó para que los flamencos se lancen pullas unos a otros. Incluso los flamencos titulados, mire usted.
– (Risas) Yo utilizo las redes sociales en lo posible para defender la parte del flamenco que me toca, la de la enseñanza de los conservatorios y de la universidad. Por eso intento dar visibilidad a nuestro trabajo, abriendo ventanas en medios como Expoflamenco que muestran interés en lo que hacemos. Además, al flamenco le pasa como a esta pandemia, que todos somos expertos epidemiólogos, por lo que resulta fácil encontrar opiniones gratuitas frecuentemente.
– ¿Cómo visualiza en el horizonte el futuro de los estudios de arte flamenco?
– Pues de manera muy positiva, y a los datos me remito. ¿Que había de flamenco en el ámbito de los conservatorios en 1990? Hoy vemos cómo se van ampliando las especialidades en nuevos conservatorios casi cada año. El máster de las universidades andaluzas está desbordado de solicitudes. Tenemos carencias, como el hecho de que no se pueda estudiar guitarra flamenca en todos los conservatorios andaluces, por no hablar del cante, pero estamos avanzando y no hay vuelta atrás.
«Llevamos dos siglos diciendo que el flamenco va a desaparecer, y ya vemos que ha sobrevivido a mil y una catástrofes»
– ¿Ve normal que a un alumno de sexto de primaria, y lo digo por experiencia, se le pregunte en un examen de música si el flamenco nació en Sevilla o en Cádiz, para que elija una opción?
– La verdad, no conozco la autoría del trabajo ni en qué se basa, pero me permitiré hacer una apreciación. El problema es que seguimos manejando datos de la flamencología tradicional, que escribe desde la experiencia personal, sin documentos probatorios, desde una perspectiva racial… Hoy en día hay investigadores y docentes del flamenco que se basan en la ciencia y la pedagogía. Seguir estas investigaciones debería evitar que se utilizaran en los textos teorías como los triángulos de las Bermudas y la transmisión del duende a través de la sangre.
– Dejémonos de tanto estudio. Cuéntenos eso de que su abuelo tocó para Pepe Marchena y la Niña de La Puebla.
– Hace 20 o 25 años acostumbraba a escuchar las historias de mi abuelo. Me decía que él trabajaba casi todas las noches con la guitarra cuando cerraba la tienda allí en Huétor-Tájar, Granada. Y en muchas ocasiones acompañó a la Niña de la Puebla y probablemente le tocara hacer lo mismo con Marchena ocasionalmente.
– Un consejo para los flamencos amorosos en tiempos del cólera.
– Llevamos dos siglos diciendo que el flamenco va a desaparecer, y ya vemos que ha sobrevivido a mil y una catástrofes. ¡Pues ahora no va a ser menos! Mucho ánimo a todos los sectores que viven del flamenco y que están sufriendo tanto con esta situación.
Fotos cedidas por el profesor Rafael Hoces.
María Emília Salinas Garrido 3 julio, 2021
Mi padre fue un gran flamencólogo que yo admiré por el don de palabra y la memoria tan buena que tenía, se llamaba Rafael Salinas González de Cordoba y me dejó una muy buena colección discográfica del flamenco. La voy a donar a la Peña de la Platería a la cual perteneció para que no se pierdan.
Gracias a muchos flamencos que hoy honran su memoria.