Miguel Camacho: «Queremos introducir el flamenco de base en el discurso cultural de Sevilla»
El presidente de la nueva Unión de Peñas y Entidades Flamencas de la Ciudad de Sevilla reivindica que el peñismo flamenco en la capital andaluza vuelva a ser lo que fue.
«El tejido productivo del flamenco es una industria sin chimeneas para miles de personas en la ciudad de Sevilla», dice. Miguel Camacho Ramírez –Baena, Córdoba, 1956– nos recuerda que es del mismo barrio que la periodista jonda Silvia Cruz Lapeña. Profesor de Historia, jubilación recién estrenada, cree que las peñas flamencas de Sevilla capital están siendo maltratadas. Sabe de lo que habla, pues asume la vicepresidencia de la histórica Peña Cultural Flamenca Torres Macarena. Ahora, además, preside la Unión de Peñas y Entidades Flamencas de la Ciudad de Sevilla. Las peñas que integran esta recién creada asociación son las ocho federadas de Sevilla capital, a saber: Torres Macarena, Carbonerillo, Chozas, Cantes al Aire, La Toná, La Fragua de Bellavista, Calixto Sánchez y Cerro del Águila. Y aspiran a incorporar a las dos no federadas: Jumoza 3 y Sentir Flamenco, de la Universidad Pablo de Olavide.
Afirma que «así no podemos seguir», como informaba Expoflamenco semanas atrás. «Los gestores del flamenco en Sevilla se juegan el pellejo por la taquilla, es decir, por el color de las uñas de Rosalía», deja caer. Y quiere tres cosas: que el dinero de las peñas vaya a las peñas, que el Ayuntamiento cumpla sus compromisos –nomenclátor, consejo asesor del flamenco, ayudar a la subsistencia de las peñas…– y que el peñismo en Sevilla vuelva a ser lo que fue.
– ¿Qué es la Unión de Peñas y Entidades Flamencas de la Ciudad de Sevilla?
– Es una respuesta para intentar articular una voz del flamenco de base en la ciudad de Sevilla. Queremos introducir el flamenco tal como lo entendemos nosotros en el discurso cultural de la ciudad. Creemos que nos tienen olvidados, que las peñas sevillanas tienen unos problemas específicos, y por eso hemos creado esta alianza.
– ¿Hacía falta realmente?
– Bueno, hay un dato. Hace unos años en Sevilla había dieciocho peñas. El año pasado quedaban siete. ¿Qué está pasando? Muchas cosas. La gentrificación, que hace que el precio de los alquileres sea muy superior al de los pueblos. La falta de apoyo institucional, que no se percibe en otras ciudades andaluzas. Creemos que hay que poner coto a esta sangría del movimiento asociativo flamenco de base que son las peñas. Y para eso hemos decidido unirnos, ayudarnos, cohesionarnos y exigir de las instituciones el trato que merece el flamenco.
– ¿Solo perciben estos males en Sevilla capital? ¿No pasa igual en la provincia?
– A nivel provincial ya estamos bien organizados. Todas las peñas que formamos parte de la Unión de Peñas y Entidades Flamencas de la Ciudad de Sevilla pertenecemos al mismo tiempo a la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas. Y estamos orgullosos de pertenecer a ella. Son nuestros aliados. Son nuestros hermanos flamencos. Es más, a la nueva peña que se ha unido a nuestra entidad, La Toná, que viene a cubrir el vacío que dejó la Peña Manuel Mairena en el Polígono de San Pablo, la hemos invitado a que se federe y lo ha hecho. Pero los problemas de las peñas flamencas de Sevilla son específicos de la ciudad de Sevilla. Y creemos que el Ayuntamiento de Sevilla necesita una contraparte. Tenemos mucho miedo a que haya un lobby del flamenco de teatro que se esté introduciendo en las instituciones. Eso hay que compensarlo desde el contrapoder del flamenco de base.
«Hay que poner coto a esta sangría del movimiento asociativo flamenco de base que son las peñas. Y para eso hemos decidido unirnos, ayudarnos, cohesionarnos y exigir de las instituciones el trato que merece el flamenco»
– Tras leer sus palabras, al observador externo puede sorprenderle que Sevilla, epicentro mundial de este arte universal y patrimonio de la humanidad, no tenga perfectamente engrasada en pleno siglo XXI la maquinaria que gestiona el flamenco.
– Por supuesto. Es un contradiós. Nosotros creemos que el flamenco debe ser una parte importante de la oferta cultural de la ciudad. Por eso, por ejemplo, hemos reivindicado un nomenclátor que dé valor a la memoria flamenca de la ciudad. Otras ciudades lo tienen, Sevilla no. Inexplicable. Eso tiene mucho que ver con la confusión que existe sobre qué es el flamenco. Se confunde el flamenco con lo aflamencado. Nosotros tenemos la convicción de que desde las instituciones se le da más importancia a lo aflamencado que al flamenco puro, al flamenco auténtico.
– ¿Qué esperan conseguir con estas nuevas alianzas?
– Crear sinergias, ayudarnos unos a otros. Tener, como digo, una voz ante las instituciones, intentar cooperar con ellas, que entiendan el discurso flamenco, su importancia en la ciudad. Que comprendan que el flamenco es un activo de Sevilla, un motor económico al que no deben renunciar. Una industria de la que depende no solo el pasado, sino el presente y el futuro. Hay muchos profesionales que viven del flamenco: artistas, academias, tablaos, peñas… Un tejido productivo que es una industria sin chimeneas para miles de personas en la ciudad de Sevilla.
– ¿Con qué medios cuenta la Unión de Peñas y Entidades Flamencas de la Ciudad de Sevilla para conseguir sus objetivos?
– Por ahora solo contamos con los activos de las ocho peñas flamencas que la componen. El mero hecho de que exista la Unión, de que nos comuniquemos… El flamenco es un hecho tan andaluz que siempre nos ha llevado a la atomización, a la diferenciación. Que una provincia mire a otra con cierto recelo. Que para un pueblo su máximo adversario sea el pueblo de al lado. Al flamenco que le gusta Mairena recela del flamenco que le gusta Vallejo. Eso lo tenemos que romper. Los flamencos somos todos uno. Tenemos que unirnos. Ese es nuestro principal activo. Nos hemos unido peñas de sensibilidades diferentes para intentar crear un movimiento en la ciudad dirigido por el flamenco de base.
– El principal activo, entendemos, es que haya personas que firmen al pie del manifiesto.
– Salimos con las firmas de los cien responsables y directivos de las peñas flamencas de Sevilla. Y ha habido una fuerte reacción de muchos aficionados que nos han llamado para sumar su firma. Quieren hacer constar que apoyan nuestras iniciativas.
«El flamenco es un hecho tan andaluz que siempre nos ha llevado a la atomización, a la diferenciación. Que una provincia mire a otra con cierto recelo. Que para un pueblo su máximo adversario sea el pueblo de al lado. Al flamenco que le gusta Mairena recela del flamenco que le gusta Vallejo. Eso lo tenemos que romper»
– En ese manifiesto fundacional se habla de asuntos tales como los mencionados nomenclátor y paseo de la fama, además de un consejo asesor del flamenco.
– Nuestros objetivos prioritarios están claros. El Ayuntamiento de Sevilla dedicó el año pasado un presupuesto de cincuenta mil euros al flamenco de peñas. Creemos que es insuficiente, pero no vamos a discutir la cantidad. Lo que queremos es que ese dinero municipal se invierta de manera real y efectiva en actividades de base en las peñas, que dinamicen su función social. Porque las peñas son gestores culturales que ayudan a la Administración a cumplir sus objetivos en los barrios de Sevilla y, como tales, deben recibir una ayuda para llevar a cabo sus acciones con mayor eficacia. El segundo paso es que el Ayuntamiento cumpla las tres medidas que ha aprobado: un apoyo genérico a las peñas, el nomenclátor –una historia flamenca visible al transeúnte, la ciudad es un libro que hay que leer con los pies– y un consejo asesor. Esto último no es más que una labor de alfabetización flamenca de la clase política. Ellos no tienen por qué saber de todo, pero que se dejen asesorar.
– También hablan de nuevas audiencias.
– Los flamencos queremos que nuestras instituciones, las peñas, se parezcan a la sociedad. Que entre aire fresco. Que entren los jóvenes, las mujeres. Que haya un festival con un mensaje dedicado a cada uno de estos colectivos. Sevilla no tiene un festival como tal. Se entiende que la Bienal, cada dos años, cumple esa función. No, no. Cada año, un festival para estas audiencias. Y después, un paquete de medidas para acercar a los jóvenes de los institutos. Algunas peñas ya lo hacen: Bellavista, Torres Macarena… Que ningún chaval salga del instituto sin haber pisado una peña flamenca. Todo ello, con ayuda de las instituciones, que se pueda implementar alrededor del Día Mundial del Flamenco, cada mes de noviembre.
– ¿La creación de esta Unión de Peñas ha levantado recelos y suspicacias por parte otras instituciones o administraciones?
– Sí, esta asociación se ha visto con sorpresa desde el Ayuntamiento. La gente que defiende el flamenco de grandes teatros es insaciable. Quieren todo el presupuesto para ellos. Se han sorprendido y se han molestado. Eso quiere decir que vamos por el buen camino. Tarta debe haber para todos. Ellos la quieren en exclusiva. No creen en las peñas. No creen en la crítica. No creen en el flamenco de base. Hay que decirles que ellos no son la única voz del flamenco. Y después, la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas también se ha visto sorprendida por el tono. A mí no se me caen los anillos por pedir disculpas. La federación es mi amiga, mi aliada. Yo también soy federación. Mi padre me enseñó que cuando uno se tiene que disculpar, pide perdón y ya está. Si hay algo que les ha molestado, porque ha podido haber desencuentros puntuales que no son más que pequeñas discusiones de familia, yo sé que en esta batalla la federación y nosotros estamos en el mismo bando. Yo los conozco, son buenos flamencos, gente que trabaja ad honorem, como nosotros, por algo que aman y en lo que creen. Y siempre van a tener mi mano tendida.
Mario Antonio Zapata Trigo 17 agosto, 2021
Miguel, llevas toda la razón, en el flamenco se encuentran muchas de nuestras raices, y expresan mucho de nuestro sentir y cultura. Ello y mi aficion taurina, son dos bases muy importantes de mi cultura. Y olé.