La bailaora y maestra sevillana, con casi «sesenta y cinco tacos», despliega parte de su conocimiento en esta entrevista en el Palacio del Tiempo, Fundación Andrés de Ribera. Acaba de ser reconocida por la Escuela de Flamenco de Andalucía dentro de los Premios Internacionales del Flamenco. Su vida artística comienza con tan solo doce años. Por eso reconoce que para que te den premios parece que se necesita «mucha propaganda, como el detergente Ariel». Es humilde, muy cercana y con un amplio sentido del humor. Ha sido «bailaora de cantaores», según ella misma dice. Le ha bailado a José de la Tomasa, Pansequito, Juan Peña El Lebrijano…

Los últimos años que le quedan de vida, comenta, quiere que la gente «vea la realidad del baile». Por eso invita a las instituciones a «que luchen por su tierra, por la verdad». Añade que «son los extranjeros los que mantienen los teatros» y esta cultura. Es querida en el mundo entero, porque acoge a todas esas niñas que vienen a «darnos de comer» y cuando tienen fatiga «le hago un pucherito como si fuera su madre. Por eso cuando llego a su tierra me dan gloria bendita». Es crítica con festivales como la Bienal de Sevilla, porque piden «proyectos nuevos» y al final «siempre son los mismos». «Si le metes una seguiriya a El lago de los cisnes te pegan un tiro», dice.  

«Ahora bailan por seguiriyas como si bailaran por sevillanas»

La bailaora Carmen Ledesma, durante la entrevista con Juan Garrido en el Palacio del Tiempo.