Concha Vargas: «Yo ya no estoy para ganar 500 euros, en mi hambre mando yo»
La bailaora lebrijana Concha Vargas charla en exclusiva con Juan Garrido para ExpoFlamenco. «Mi papel como mujer lo he desarrollado en los escenarios», dice. Concha no tiene dobleces, por eso su baile te atraviesa como una flecha ardiendo.
Concha Vargas (Lebrija, Sevilla, 1956) es una de las reinas del baile gitano. Es de las pocas que van quedando de esa generación que creció en los escenarios junto a referencias como Mario Maya o, en el cante, Antonio Mairena, Fernanda de Utrera, Terremoto de Jerez o Lebrijano. De ahí le viene la fuerza en los ojos, una mirada que dibuja vivencias, lucha y transgresión.
Dice que «mi papel como mujer lo he desarrollado en los escenarios», pues empezó con unos «nueve o diez años en un Gazpacho de Morón», invitada por su maestro Pepe Ríos ante el asombro de sus padres, que no sabían de lo que era capaz esa niña. Vive en su tierra natal de Lebrija, tras haber recorrido el mundo en compañía de Pedro Peña, Pedro Bacán, y haberle bailado al propio papa Juan Pablo II. Reconoce que «como siempre, en mi hambre mando yo», para recalcar con contundencia que «yo ya no estoy para ganar 500 euros». Concha no tiene dobleces, por eso su baile te atraviesa como una flecha ardiendo.
«Yo iba solita de Dos Hermanas a Sevilla a dar clases con Pepe Ríos. Mi padre o no se enteraba o se hacía el tonto»