La nueva hornada del baile se adueña del éxito en el Festival de Jerez
El Farru y María Moreno consiguen un notable éxito en el Teatro Villamarta con la puesta en escena de sus respectivos espectáculos. El primero de ellos muestra en 'Por un sueño' su perfil renacentista, bailando, cantando y tocando la guitarra. La gaditana, por su parte, consigue en 'De la Concepción' levantar al público en una soleá para enmarcar.
La jornada del domingo 23 de febrero en el Festival de Jerez estuvo protagonizada por el bailaor Antonio Fernández ‘El Farru’, miembro de una familia de indudable fama en la historia del flamenco. El estilo no lo pierde, con una velocidad en los pies que da vértigo. Pero sin duda es emocionante ver a otra generación empujando con fuerza y defendiendo la identidad de su gente. Para eso El Farru se presenta en Jerez con un espectáculo bueno, sencillo en el guion y en el que predomina el ritmo y la velocidad. Antonio va mostrando a medida que transcurre Por un sueño sus distintas versiones, pues si hay algo que a esta familia le identifica es el arte en su totalidad. Si bien baila, también se defiende con personalidad y estilo en el cante y el toque de guitarra, aunque para las sonantas, de calidad y sabrosas, las de José Gálvez y Román Vicenti. No se le puede negar a El Farru que pone toda la carne en el asador y su presencia es contundente, hasta que le deja el sitio a su madre, Rosario Montoya ‘La Farruca’, dejando su impronta por alegrías con naturalidad y empaque. Antonio quiso presentarse en Jerez con soleá y seguiriya, así como con zapateado y un elegante recuerdo a Paco de Lucía. La percusión del Piraña y las palmas y jaleos de Torombo y Lolo fueron partícipes de la gala. Pero fue al salir María Vizárraga cuando el teatro vibró de forma literal. El Farru se encontró con ella por tangos y llegaron a la comunión perfecta de la esencia gitana.
«Cuando María Moreno bailó por soleá se oyeron los aplausos más intensos de lo que llevamos de Festival»
Al día siguiente, lunes 24 de febrero, la gaditana María Moreno presentaba De la Concepción en el mismo teatro. María ha crecido con el Festival de Jerez y verla recoger los aplausos del respetable al finalizar supuso el éxito no solo para la bailaora, sino para el público y el Festival. Me explico. La muestra sigue alentando a la nueva generación, dotándola de espacios y oportunidades para que expresen sus inquietudes artísticas. Ella, que ganó el Premio Revelación del año 2017 otorgado por la prensa especializada, ha dado un paso en su carrera y en esta propuesta expone multitud de sentimientos y consigue, en algunos momentos como en la soleá, dejar al respetable extasiado. En el espectáculo cuenta con las voces de José de Pura y Enrique El Extremeño, dos conocedores el medio que dan entidad a casa pasaje. Al principio se atreven con la seguiriya, pero la obra adquiere otra dimensión cuando María baila por soleá. Ahí se oyen los aplausos más intensos de lo que llevamos de Festival. La bailaora vuelve a su esencia y recuerda en las cantiñas a su Cádiz natal, con un movimiento impecable de la bata de cola y el mantón. Reivindica que llegar hasta aquí no ha sido fácil, pero habría que contestarle: ha merecido la pena. Y mira que el sonido no se lo puso fácil en algunos momentos.
En otros espacios también se han vivido momentos brillantes, con una juventud todavía más inexperta pero con un futuro de indudable proyección. El domingo pasaron por la Sala Compañía los dos ganadores del Concurso Turín de la Frontera de su sexta edición. Por un lado, Maise Márquez, con Habla la Tierra, y por otro, Ellos, de Gabriel Matías. La murciana basó su espectáculo en los aires de levante, en una retrospectiva vital a sus orígenes. En media hora demostró buen estilo y preparación. También lo hizo Gabriel, que quiso homenajear a bailaores de la talla de Mario Maya, El Güito y Tomás de Madrid. Ambos dejaron muy buenas sensaciones y la esperanza de la continuidad de este arte.
«En Cámara abierta, la joven Paula Comitre se adapta al medio oscuro y sin atrezo de un escenario vacío, en el que la luz la pone ella con movimientos de suma belleza»
Palabras destacadas para Paula Comitre, bailaora sevillana que apostó a lo grande en su debut en el Festival de Jerez, en Sala Paúl. Nacida en 1994, ya puede decir que se ha hecho un hueco en el baile flamenco compartiendo experiencias con grandes como Rafaela Carrasco, David Coria o Mercedes de Córdoba, quienes asumen la asesoría coreográfica en la obra. Para que su baile luzca y el mensaje en defensa de la mujer bailaora quede patente, cuenta con las voces experimentadas de Jesús Corbacho, Miguel Ortega y Antonio Campos. En Cámara abierta, la joven se adapta al medio oscuro y sin atrezo de un escenario vacío, en el que la luz la pone ella con movimientos de suma belleza. Gusta por tarantos, serrana y liviana, y cantiñas. Con cada baile rinde honores a nombres imborrables como Carmen Rojas, Carmen Amaya, a la escuela sevillana de Pastora Imperio y Matilde Coral, respectivamente.
Imagen superior: El Farru y su madre, Rosario Montoya La Farruca. Foto: Javier Fergo