Más de dos mil butacas, todas vendidas. Impresionante el Cartuja Center Cite, ese edificio que, según lo mires, lo mismo te parece un terrón de azúcar moreno que un aire acondicionado de los antiguos. Por dentro, todo tecnología. Una pasada, vaya. Visibilidad, comodidad y acústica. Las tres patas pal banco de un gran teatro. Bueno, un buen ambigú le ponía yo. Ya estás otra vez con lo mismo. Vamos a ver a la Lole.

Dolores Montoya Rodríguez (Sevilla, 1954) siempre ha sido la Lole en este rincón de Andalucía. Y más en Triana, el barrio que la vio nacer y crecer. La Lole, la de Lole y Manuel. Porque ella y el grandísimo Manuel Molina permanecen en la memoria de varias generaciones de aficionados. Fueron los creadores del Nuevo Flamenco. Que sí, que ya Sabicas le había enchufado amplis al flamenco en América mucho antes. Pero los que se tiraron a la piscina del tirón, como anoche recordaba Dolores Montoya, fueron ellos dos. De la mano del gran Juan Manuel Flores Talavera, el poeta de la luz, autor de la letra de sus tres primeros discos. Juntos emprendieron la aventura de introducir el flamenco entre los hippies de los años setenta. Le desbrozaron la senda para el triunfo a Triana, a Raimundo y compañía, o al mismo Camarón.

 

 

Por eso este día no es para mí, es día de dos, dice Dolores. Aunque somos muchos, aunque este día sea de todos, y, mira que me acuerdo mucho de mi madre, se lo quiero dedicar a Manuel Molina.

 

El rio Guadalquivir
se quejó una mañana,
me tengo que decidir
entre Sevilla y Triana
y yo no sé cómo elegir.
Ay, quien pudiera
fundir en un perfume
menta y canela.

 

Fue uno de esos momentitos de tensión emocional que nos ofreció la velada. Dolores toda de blanco en un espectáculo de colores. Los de la magnífica iluminación de Antonio J. López, tan necesaria en estos tiempos de flamenco negro sobre negro. La tarde del vestido morado que Diana Navarro eligió con buen tino para traer a la escena el Día Internacional de la Mujer. Con su voz flamenca de jilguero, juró quererse, y no volver a maltratarse ni a sentirse culpable. Mantones verdes, de deslumbrantes estampados, los de Estrella Morente y Angelita Montoya. La hermana de Lole eligió unos versos de Gloria de la Prada, poetisa sevillana e integrante olvidada de la Generación del 27. Qué fatiga ser mujer, es tan solo un caminito que no nos dejan correr. La hija del gran Enrique traía una copla dedicada a Tío Manuel, y nos dejó su Soledad, soledad del río, tus brazos oscuros buscando los míos.

Y más mujeres quisieron cantarle a la Lole. Pasión Vega cantó al piano la Malagueña salerosa, enfundada de rosa y voz doliente. El rojo pasión, para María Toledo. Me lo parece a mí, o eso es un fandango de Paco Toronjo dedicado a Lole Montoya. Ya podría haber elegido un artista un poco más… feminista. Anda, calla. Y qué tal Lamari, la de Chambao. Se quedó respirando con la brisa del mar, tranquila, tranquila, valiente y serena. Y antes pasó por la escena Rocío Márquez, la de Huelva. Quiso Llegar a la meta de la mano de un paisano suyo, el poeta Antonio Orihuela, comprometido anticapitalista:

 

Cómo se puede pensar
en disfrutar de la paz
si caen tres cada segundo,
pensar en filosofar
sin un sustento seguro.

 

Y el negro. El negro, para la Niña Pastori y Pastora Galván, por los soníos y los braceos más negros que hay entre Cádiz y Sevilla. Dibújame deprisa, que el tiempo se me acaba. Que viene esa gitana bailando como un toro bravo.

 

 

Y después de recibir ese homenaje de todas sus mujeres, quiso Dolores cantarnos El sol, joven y fuerte. Nos llevó con su voz grave, cálida de terciopelo por El río de mi Sevilla, para acabar ofreciéndonos a su hija Alba Molina, que nos contó aquel cuento de la mariposa blanca, obra maestra de su padre Manuel. Ay, Manuel, siempre presente, observándolo todo desde el palosanto de tu guitarra a media asta. Y quiso Dolores regalarle una flor a cada mujer, una canción de su vida para que se quedaran todas un ratito más con ella. Dime, si has sentido alguna vez. Los tangos del almendro. Desde Córdoba a Sevilla, alegrías, bulerías, y hasta los tangos en árabe de su madre Antonia La Negra. Otra vez el negro en la raíz del flamenco. Cómo decía aquello, recuérdamelo al oído. Todo es de color.

 

Ficha artística

Espectáculo: Mujeres cantan a Lole – Homenaje a Lole Montoya
Lugar y fecha: Cartuja Center Cite, Sevilla. 8/3/2020
Voces: Lole Montoya, Pasión Vega, Rocío Márquez, María Toledo, Lamari de Chambao, Diana Navarro, Niña Pastori, Angelita Montoya, Estrella Morente, Alba Molina, Mara Rey y Lucía Montoya
Guitarras: Joselito Acedo, El Perla, Paquito Iglesias
Baile: Pastora Galván
Piano: Alejandro Cruz, María Toledo
Percusión: Paco Vega
Palmas: José Suárez Torombo, Antonio Maya Petete, Manuel Cantarote y Manuel Valencia