El baile de Yaiza Trigo, torbellino de enjundia
En el VIII Festival Flamenco Puertas Abiertas de La Algaba (Sevilla), Diego La Flor ofreció un repertorio canónico y bien ejecutado, El Berenjeno se erigió como el cantaor del festival, Luis Ortega demostró sus mimbres jondos y Yaiza Trigo robó todas las miradas.
En el ocaso eterno de un verano interminable de festivales, La Algaba dio una bocanada de aire fresco. El Festival Puertas Abiertas lució un cartel repleto de juventud evidenciando la pervivencia del arte. Fue ejemplo de buen gusto. Y de cómo pergeñar una noche digna con cuatro duros, dándole su sitio a una cantera cuanto menos preparada y con afición. Se olvidaron de elencos manoseados más repetidos que el ajo. Apostaron por la heterogeneidad expresiva. Diego La Flor ofreció un repertorio canónico y bien ejecutado, El Berenjeno se erigió como el cantaor del festival, Luis Ortega demostró sus mimbres jondos y Yaiza Trigo robó todas las miradas subyugándolas a sus pies. Lo mejor de todo. Y la excelencia ceremonial con la que el decano de la crítica maneja estos actos dio esplendor al certamen. Manuel Martín Martín presentó a los artistas con la naturalidad del verbo experimentado.
Lejos de caer en la complacencia ni en la dañina adulación de la mocedad, urge mimar a los nobeles posibilitando oportunidades en las que mostrar sus credenciales. De ahí que haya que felicitar a la organización por una apuesta arriesgada a la vez que justa. Sin resultar un festival de categoría sobresaliente dejó entrever esperanzas futuras.
Abrió Diego La Flor por malagueñas con la guitarra de Morilito regodeándose en lo melódico. En la soleá dejó un surtido de variantes aferradas a la tradición. Tributó a Moreno Galván en la entrada de los tientos tangos. Imprescindible el guiño a Pastora. Ya pasado de tiempo en su actuación terminó por fandangos, descorchando con el de Chocolate. Quiso gustar con el de El Gordito de Triana. Al final los hizo sin megafonía. Brilló más por soleá. Demostró afición y entrega, pero en los apretones se tragaba el cante sin proyectar la voz a pesar de que no carece de facultades. Su intervención lo postuló como un cantaor aficionao con buenos conocimientos e intenciones que ejecuta desde la asepsia de la ortodoxia.
«Quien pegó los pellizcos gordos fue Yaiza Trigo. (…) Como poseída por la incorporeidad del duende, jincó las uñas en el taranto con tangos. Braceos redondos, elegancia, pies definidos, figuras naturales, rajo, gracia, gesto, fuerza y rabia son atributos que le rebosan. Además de gallardía, presencia y hermosura»
Si Diego alargó el recital, El Berenjeno señaló que en el flamenco menos es más. Con la guitarra apropiada de Manuel Heredia principió por soleá. Llenó de solemnidad la voz haciéndola gorda, acampanándola a pecho descubierto. Le aportó peso a los tercios por la forma de abordarlos, sin excedentes de florituras. Vigoroso en los ataques, rizó los melismas cuando lo requerían. Alcalá, La Andonda, La Serneta y el remate valiente de Paquirrí que evoca siempre a Fernanda de Utrera le bastaron para enjaretar el palo con aplome. En la seguiriya embistió la negrura del dolor insondable que arrastran sus apellidos. Comenzó con la jerezanía de Tío José de Paula y abrochó el lamento quejándose entre yunques, fraguas y martillos en el macho cabal. Cuando el excelso soniquete de Jerez por bulerías parecía echar el pestillo, endosó un fandangazo agujetero al aire que provocó el repeluco del respetable. Y ahí quedó su paso cortito y certero por La Algaba alzándose como el cantaor de la noche.
Luis Ortega lo secundó en la exquisitez de un repertorio bien elegido. Su voz almibarada tejió giros preciosos recreando el cante bonito a la par que jondo. Empezó con la Salve de Granada por tangos. Aquí destacó sobremanera, con un puñao de elecciones gustosas para mostrar sus dotes cantaoras. Con la cremosidad de un timbre agradable y a sus 17 años Luis dolió suavito por seguiriya. Se miró bien en los rincones por los que se perdió Manuel Torre con la de El Loco Mateo. La premura hizo estragos tras el segundo cuerpo al precipitarse con el macho de Manuel Molina con aparente nerviosismo. Pero hay que halagarle los reaños que puso sobre las tablas. Los aires de la soleá apolá de El Gallina anticiparon su rendición de honores y el polo, que engarzó buscando personalidad. ¡Ole Luis! Después cantó por bulerías cogiendo de aquí y de allá de manera original. Me gustó ahí escucharle La llorona y los fandangos con los que cautivó al público, entre ellos el de Caracol.Lo acompañó a la guitarra Manuel Herrera hijo, del que vi progresión en la pulcritud y un aumento de la experiencia, además de una pulsación algo más segura.
Pero quien pegó los pellizcos gordos fue Yaiza Trigo. Una mica alcalareña cuyo juego de adolescencia es arañarnos con su baile. Cual torbellino de enjundia arrasó sobre el escenario. Con una fuerza impropia de sus carnes y edad, como poseída por la incorporeidad del duende, jincó las uñas en el taranto con tangos. Braceos redondos, elegancia, pies definidos, figuras naturales, rajo, gracia, gesto, fuerza y rabia son atributos que le rebosan. Además de gallardía, presencia y hermosura. Coloreó el manto estrellado con la frescura de un baile viejo y nuevo, sorprendiendo por la contumacia de la expresión, solo a falta del temple que sin abandonar el empaque de sus hechuras pulirá los detalles del desboque para encontrar su sello. La arroparon a la guitarra Diego Reyes y a las palmas su padre Eladio Trigo. La profesionalidad y sabiduría de Antonio López y la gitanería calentita de Joni Torres al cante fueron el arrullo idóneo para la inspiración. Tras el interludio por fandangos salió otra vez al proscenio. Mono negro y camisa de lunares dibujaron su figura transparentando los movimentos recios que pedía el ritual de la soleá. Se comió el escenario con paseos firmes y estuvo sobradísima de compás en los cierres de la bulería, cuajando de desplantes rotundos una coreografía flamenquísima. Yaiza Trigo condujo la afición a sus pies, cerró por dentro con las llaves del VIII Festival Puertas Abiertas de La Algaba. Se llevó el respeto y la ovación.
Ficha artística
VIII Festival Flamenco Puertas Abiertas de La Algaba
Espacio Cultural Algaba Plaza, La Algaba, Sevilla
7 de octubre de 2023
Cante: Diego La Flor, José El Berenjeno y Luis Ortega
Guitarra: Paco Hurtado Morilito, Manuel Heredia, Manuel Herrera hijo
Palmas: Pavín Lozano y Diego Amador
Baile: Yaiza Trigo
Cante: Joni Torres y Antonio López
Guitarra: Diego Reyes
Palmas: Eladio Trigo
Presentador: Manuel Martín Martín