Patricia Guerrero: experimentos con destinos
Crónica de la actuación de la bailaora granadina Patricia Guerrero en el XXVII Festival de Jerez con su obra 'Deliranza'. «Es una mirada tan hacia sí misma que no me hace cómplice».
Patricia Guerrero es el baile que ha llegado, el que se ha instalado en las grandes muestras de la danza internacional, sobre todo desde su reconocimiento como Premio Nacional de Danza 2021 en la categoría de intérprete. La de Granada (1990) ha ido ganando enteros con galardones trampolines, como aquel Giraldillo Artista Revelación de la Bienal de Sevilla, en 2012. Por tanto, se puede asegurar sin complejos que el sitio del que goza no es fruto de lo arbitrario, sino de que sus maneras y mensajes han calado tan fuerte que no se los ha llevado el viento.
Quizás por eso este tipo de perfiles que nacen en el flamenco sustancial deben sumarse a las corrientes creativas del momento, aprovechar las herramientas de hoy día y pensar que el mundo requiere estilos que se alejan de lo que acostumbramos en el sur del sur. Es por tanto entendible todo lo que se proyecta en Deliranza, que ha traído al Festival de Jerez, a su Teatro Villamarta. Y cuando digo entendible me refiero a la intención con la que crea la obra, pues el destino de este experimento es recorrer los escenarios del mundo, pasando por este certamen como un punto más que cara al exterior da prestigio. Lo que no terminé de entender es el desarrollo de las escenas ni lo que realmente quería expresar, por mucho que lea una y otra vez el texto del programa de mano.
Es una nueva mirada, atrevida y arriesgada, la que realiza Guerrero sobre su propio yo y sobre ese proceso creativo en el que se unen las fantasías, lo carnal y lo onírico. Estamos en tiempos de mostrar más el cómo se hace que el qué se hace. En ese sentido, Deliranza es una obra podemos decir que circular, pues nace y muere con la misma escena. Patricia, en el centro del escenario, inicia el ensayo en solitario en busca de flashes que inspiren la creación. Son trece los episodios en los que se divide el espectáculo, con un grupo musical subido a un andamio de al menos tres metros, con la presencia de Amparo Lagares y Sergio El Colorao, que rompen con sus voces la estética ortodoxa del cante, aunque suene la soleá, la granaína o la bulería; el teclado de Óscar A. Rifbjerg, con presencia constante en el espacio sonoro; la percusión de Agustín Diassera, y la siempre deliciosa guitarra de Dani de Morón, que no destaca en escena pero sí en atmósfera.
«A mitad de camino nos topamos con la bailaora que nos gusta, la que empieza mover las muñecas y la cintura con gracia y desparpajo al compás de tangos, con una silueta más flamenca, con algo de chispa. Y vuelve seguidamente a lo dramático para conseguir deshilar las trenzas de la duda»
El centro de la metamorfosis de Guerrero se inspira en Alicia en el País de las Maravillas, así como en obras que según la protagonista “han llegado a mí en los últimos años de manera aleatoria y caprichosa” con títulos como La Belleza de William Wordsworth, La Duración de Peter Handke, La Intuición de Bergson o Magritte. Es por tanto la fuente de la que bebe buches de surrealismo, absorbiendo una serie de conceptos intangibles como el tiempo y la belleza.
Le acompañan en este proceso siete danzaores y danzaoras que la ponen al límite, corriendo por el escenario, con bastones en la cabeza, vestidos de negro, inquietantes. A veces actúan como robots desalmados y que producen movimientos bruscos. La delicadeza desde luego brilla por su ausencia. Es un reto en el que Patricia muestra sus decenas de recursos, pero en el que no hay paz para que nuestra alma levite. Es una mirada tan hacia sí misma que no me hace cómplice.
A mitad de camino nos topamos con la bailaora que nos gusta, la que empieza mover las muñecas y la cintura con gracia y desparpajo al compás de tangos, con una silueta más flamenca, con algo de chispa. Y vuelve seguidamente a lo dramático para conseguir deshilar las trenzas de la duda. Como atletas, rodean a Patricia en una no-fiesta en la que ella sale esplendorosa de rojo de gala, con cola, y de forma contundente nos hace entender que cuando quiere bailar es una fenómeno. Lo hace por seguiriyas. Termina este laberinto llegando al lugar de partida, concluyendo el ensayo.
Ficha artística
Deliranza – Patricia Guerrero
Teatro Villamarta. XXVII Festival de Jerez
9 marzo 2023
Baile principal Patricia Guerrero
Bailarines Eduardo Leal, Maise Márquez, Gloria del Rosario, Ana Pérez, Hugo Sánchez, Ángel Fariña, Fernando Jiménez
Guitarra flamenca Dani de Morón
Teclados Óscar A. Rifbjerg
Percusiones Agustín Diassera
Cante Sergio El Colorao, Amparo Lagares
Dirección artística y coreografía Patricia Guerrero
Dirección escénica Juan Dolores Caballero “El Chino”, Patricia Guerrero
Dramaturgia Juan Dolores Caballero “El Chino”
Dirección musical Dani de Morón
Composición musical Dani de Morón, Óscar A. Rifbjerg, Agustín Diassera, Sergio El Colorao, Amparo Lagares
Diseño y realización de vestuario Pablo Árbol
Diseño de iluminación Manuel Madueño
Sonido Rafael Pipió
Dirección técnica e iluminación Sergio Collantes
Asistencia técnica Soviled Fotografía Marcos Medina
Diseño gráfico Juan José Morales “Tate”
Equipo de producción Lara Cervera, Masé Moreno, Antonio J. Giménez
Dirección de producción Pablo Leira