El año que viene hará treinta de la lámpara minera conquistada por Miguel Poveda en La Unión. Un año después saltaba al cine de la mano de Bigas Luna, y al siguiente grababa con Pepe Habichuela y Moraíto. Tres décadas son mucho tiempo para cualquiera, pero entre aquel chaval de Badalona y la superestrella de hoy, la que vimos en el Gran Teatro Falla de Cádiz, hay algo más que tiempo.  

 

El título de su nuevo espectáculo, Diverso, es toda una declaración de intenciones: un canto a la diferencia y a la libertad de ser quien se es, a no dejarse encasillar. En la pantalla del fondo se suceden las imágenes de la esfera terrestre, tribus variopintas a lo National Geographic, jóvenes y viejos, un matrimonio homosexual con niños –otro día nos ocupamos de la muy discutible gestación subrogada–, una muchacha que camina con una prótesis… Cada cual es como es, parece decirnos el artista ya sobre el escenario, y eso hace más rico el mundo en que vivimos. Pero, ¿cómo es Miguel Poveda, este Miguel de 2022?

 

Es el que arranca recordando a Rafael Farina y a Carmen Amaya Por la senda del viento, el que exhorta a los maricas del mundo por la voz de Federico García Lorca (“Mi Dios”) en la Oda a Walt Whitman, el que llora a Manolo Sanlúcar en la Canción de Andalucía y sigue llorando con Dolores la Golondrina de Quintero, León y Quiroga, y pasa de la Patria de Rubén Blades a la conciencia medioambiental con el Padre del maestro Serrat.

 

 

«Poveda no es la mejor voz del panorama actual, pero ha escalado a lo más alto a fuerza de intuición y de ambición, reconociendo sus limitaciones y potenciando sus cualidades, desde esa impecable afinación al mimetismo que le permite amoldarse a registros muy diferentes, creando la sugestión de que hay muchos mundos cantaores, pero todos están en su garganta»

 

 

Un surtido de músicas diversas, como se prometía, que sin transición emprende rumbo a las Américas para desgranar El gran varón que popularizó Willie Colón, el bolero Te odio y te quiero de Julio Jaramillo a dúo con una gran Encarnita Anillo, el tango gardeliano Cuesta abajo, un popurrí de rancheras rematadas por bulerías, seguidas de unas peteneras mexicanas junto a Noemí Humane y de Las palabras negras, composición del dramaturgo jienense Alberto Conejero.

 

Poveda no es la mejor voz del panorama actual, pero ha escalado a lo más alto a fuerza de intuición y de ambición, reconociendo sus limitaciones y potenciando sus cualidades, desde esa impecable afinación al mimetismo que le permite amoldarse a registros muy diferentes, creando la sugestión de que hay muchos mundos cantaores, pero todos están en su garganta. Ha sabido también embelesar a públicos muy distintos para disputar un espacio, el del cantaor superstar, que siempre tiene candidatos, pero solo elige a unos pocos.

 

 

 

 

Cuando se dirige al público es cercano, tiene tablas y age. Ha cambiado su discurso del “yo soy catalán-catalán” de unos años atrás al “yo no me di cuenta de que era catalán hasta los veinte años, pero vi que era más cosas, era diverso”, mucho más acorde con los tiempos y más adecuado para moverse por el mundo. Ha sabido rodearse de buenos asesores y de mejores músicos (un excelso Jesús Guerrero, el bajo de Popo, la percusión de Paquito González, o qué decir del maestro Joan Albert Amargós), aunque estos no brillen demasiado en escena, todos volcados en dar luz al protagonista absoluto de la noche. El repertorio puede resultar caótico a ratos, pero es precisamente él quien le da coherencia, sirviéndolo como un catálogo de sus pasiones. Su dimensión televisiva ha sido la guinda que le ha permitido erigirse en el flamenco que conocen incluso quienes no saben nada de flamenco.

 

El flamenco por derecho, por cierto, llegó una hora y media después de iniciado el recital. La toná del Gloria, la soleá de Triana, las bulerías de Antonia Pozo y la malagueña del Mellizo fueron algunos de los cantes que fue diseminando en el aire del coliseo gaditano, sin olvidarse de unas hermosas cantiñas y unos tanguillos más bien irregulares. El despliegue jondo concluyó por bulerías de Jerez, quizá el palo en el que Poveda se sintió más cómodo, recordando a compañeros como El Bo, Terremoto o Fernando de la Morena, y por tangos de Triana.

 

 

«El repertorio puede resultar caótico a ratos, pero es precisamente él quien le da coherencia, sirviéndolo como un catálogo de sus pasiones. Su dimensión televisiva ha sido la guinda que le ha permitido erigirse en el flamenco que conocen incluso quienes no saben nada de flamenco»

 

 

Al filo de las dos horas y media de recital, entregado el público de la primera de las tres noches programadas en el Falla (“Miguel, hasta las 12 aquí”, le gritó una espectadora con mucha guasa), todavía tuvo tiempo de rapear su tema Diverso y apostillar con aquel Dame la libertad de Lebrijano y Caballero Bonald.        

 

No, tal vez no sea Miguel Poveda la mejor voz del flamenco. Pero tampoco son muchos los artistas capaces de estar todo ese tiempo a pie firme en el escenario, manteniendo altas las facultades y sin relajar en ningún momento las maniobras de seducción. Este Miguel 2022 me gusta quizá menos que el de otras épocas, echo de menos algunas verdades que subyacían en Zaguán o en aquel cofre de rarezas llamado Desglaç. Pero nosotros, los de entonces, tampoco somos los mismos. 

 

Fotos: Modesto Sánchez Sierra – Infocádiz       

 

 

Ficha artística

Miguel Poveda – Diverso
Gran Teatro Falla
9 de diciembre de 2022
Cante: Miguel Poveda
Palmas: Carlos Grilo
Cante, coros y palmas: El Londro y José Anillo
Coros: Noemí Humanes
Percusiones: Paquito González y Yuri Nogueira
Guitarra: Jesús Guerrero
Batería: Manuel Reina
Metales: Frank Santiuste y Alejandro Carballo Carballo (vientos)
Bajo: José Manuel Posada, Popo
Piano y dirección musical: Joan Albert Amargós
Voz invitada: Encarna Anillo