La primera vez que escuché tocar la guitarra a David de Arahal era un niño que aún no alcanzaba los doce años y que ya llevaba su instrumento a rastras a donde él fuera por si le surgía la ocasión de templar o de aprender de alguien que para él fuera seña de maestría. Recuerdo su enorme timidez y su cara de valentía, porque hay que ser muy valiente para vencer lo que te ahoga. En aquel instante le pregunté: algún día compondrás tu propia música, ¿verdad? A lo que me respondió mirando al suelo: «Eso sería un sueño para mí». Pues los sueños se hacen realidad cuando el empeño no te deja rendirte.

El viernes 18 de junio el Teatro Municipal de Arahal tembló bajo los aplausos de un público emocionado y orgulloso del espectáculo –Mar Verde– que ofreció David de Arahal, quien se presentó acompañado de un fabuloso elenco de artistas que cubrió el proscenio con amplias calidades musicales, la segunda guitarra de Ángel Vera, cuarteto de cuerda, la percusión de Javier Teruel y cuatro palmeros. Todo entró en su perfecto lugar, bien dirigido, un leve golpe de cabeza de David era suficiente dirección de orquesta para que entraran todos los instrumentos, desde las palmas hasta las cuerdas, y las voces de los artistas que lo acompañaron, Galli de Morón, Sandra Carrasco y el broche de Israel Fernández, mientras David dominaba la interpretación perfecta en su guitarra. 

«No hay nada más certero que componer a su propia vida, a sus vivencias. David de Arahal llenó el espacio de trémolos, arpegios y acordes que nos estremecieron sin compasión»

David sigue siendo un ser tímido, extremadamente sensible y sencillo, lo que le da a su ser un aura de seda suave y agradable que exhala a través de la música. Fundido contra su guitarra, pero con el aplomo del que se sabe en la carrera de la vida artística, presentó a su pueblo su primer disco de composición propia –Mar Verde–, una alegoría a los mares de olivos de su campiña natal. No hay nada más certero que componer a su propia vida, a sus vivencias. Por eso, llenó el espacio de trémolos, arpegios y acordes que nos estremecieron sin compasión.

Con palabras de agradecimiento para quienes le acompañan en el camino, interpretó malagueña con abandolao, bulería por soleá, trémolo, farruca, seguiriya –que dedicó a su abuela Matilda con el tañido de las campanas de la Victoria–, soleá, la rondeña –con la que empezó a componer y que hoy es una joya en el disco–, fandangos, bulerías… Y podría haber seguido hasta el amanecer sin que nadie se moviera de su asiento más que para ponerse en pie y seguir aplaudiendo. Sonaron en el aire recuerdos a Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía, Rafael Riqueni, espejos donde se mira. Su toque es preciosista, fresco y joven, en la línea de las guitarras flamencas de concierto actuales, pero con un sello personal que dignifica su música.

«Su toque es preciosista, fresco y joven, en la línea de las guitarras flamencas de concierto actuales, pero con un sello personal que dignifica su música»

Sin más remedio, era preciso terminar, a lo que llamó al escenario para cerrar con una pataíta por bulerías al trianero Antonio Canales, que había venido a escucharlo en su estreno, lo mismo que no faltó a la cita su amigo y compañero de escenario el cantaor Manuel de la Tomasa.

La noche del viernes el sueño se convirtió en un orgullo que compartió con su público y el pueblo de Arahal. Aún cuando salíamos de sus calles rumbo a Sevilla, Huelva y otros lugares desde donde nos habíamos trasladado, el eco de sus notas sonaba en nuestros tímpanos. ¡Benditas campanas de la Victoria!

Fotografías: Marco Rodríguez

Ficha artística

David de Arahal. Mar Verde.
Teatro Municipal de Arahal. Viernes, 18 de junio de 2021
Guitarra, composición y dirección musical: David de Arahal
Cante: Israel Fernández, Galli de Morón, Sandra Carrasco
Segunda guitarra: Ángel Vera
Percusión: Javier Teruel
Palmas: Marco Carpio, El Pirulo, Dani Bonilla, Jorge Pérez ‘El Cubano’
Cuarteto de Cuerda