¿Qué papel juega el aficionado?
El aficionado al flamenco se implica totalmente, opina, trabaja y contribuye también en la parte económica. ¿Saben ustedes el dinero que mueven las peñas flamencas andaluzas a lo largo del año?
Un artículo reciente sobre el futuro o no de las peñas flamencas suscitó un gran debate entre los lectores, con opiniones de todo tipo, en general buenas sobre estos centros, aunque hubo de todo. José Luis Ortiz Nuevo, creador de la Bienal de Flamenco, les restó algo de importancia, destacando en cambio el protagonismo de los artistas. Siempre he dicho que los verdaderos protagonistas de este arte han sido, son y serán los artistas. Por cierto, las peñas flamencas sevillanas fueron fundamentales en la creación de la Bienal, aunque ahora apenas se las tenga en cuenta.
Sin negar ese protagonismo a los que cantan, tocan y bailan, el aficionado es también de vital importancia. Y no me refiero solo al que va a un teatro o a un festival de pueblo, de los de verano, sino al aficionado que trabaja por el flamenco, que se implica y desarrolla una labor en las propias peñas. Decía también Ortiz Nuevo que hay peñas retrógradas, y es cierto. En la misma medida en que también hay artistas y aficionados retrógrados. Y hasta críticos y flamencólogos, sin que nadie se vaya a dar por aludido. Hay peñas que no son sino bares de copas que hacen las veces de peñas para evitar impuestos, en las que la gente va a cenar o a jugar al bingo, que algún caso hemos visto. Pero la mayoría son centros serios que, además, se las ven y se las desean para poder pagar el local, no digo ya para contratar a un artista, que a veces les resulta imposible.
«El aficionado al flamenco suele tener criterio, se moja, opina, se mueve»
Pero volviendo a las palabras de Ortiz Nuevo, quien destaca por encima de todo al artista, creo que el papel del aficionado es digno de ser estudiado y reconocido. Desconozco si ocurre esto en otros géneros musicales, pero el aficionado al flamenco se implica totalmente, opina, trabaja y contribuye también en la parte económica. ¿Saben ustedes el dinero que mueven las peñas flamencas andaluzas a lo largo del año? Mucho dinero, algún que otro millón de euros, y no todo proviene de las subvenciones públicas. Hay peñas que hacen rifas y venden lotería para poder contratar luego a los artistas. Lo demás sale de las cuotas de los socios, que aunque suelen ser muy bajas, como la media de socios de estas peñas casi ronda el centenar, es también una buena fuente de ingresos. Por tanto, es de justicia destacar la labor de los aficionados dentro y fuera de las peñas, de los que trabajan, compran libros y discos, escriben en revistas o blogs y, además, pasan por taquilla cuando van a un festival de verano o a la Bienal. Por otra parte, el aficionado al flamenco suele tener criterio, se moja, opina, se mueve, como vemos a diario en Sevilla y en todas las provincias andaluzas, sin olvidarnos de las demás comunidades españolas, donde gusta el flamenco tanto como en Andalucía. Podríamos citar a Extremadura y a Cataluña, donde por cierto hay peñas flamencas estupendas, y muy antiguas.
Por último, y tocando de nuevo lo de las subvenciones públicas, hay que aclarar que esas ayudas públicas no salen del bolsillo de los gobernantes, esto es, de los políticos, sino del presupuesto destinado a promover la Cultura. Las peñas tienen tanto derecho a recibir esas ayudas como otras entidades culturales andaluzas. Si luego esas subvenciones les restan independencia o no, es otra cuestión. Alguna vez hemos visto a políticos de renombre pedir el voto en las peñas a cambio de ayudas. Pero luego, a la hora de votar, cada uno vota lo que le parece porque en las peñas conviven en buena armonía personas de distintas ideologías.