Warning: The magic method MagazineVibe\Modules\Shortcodes\Lib\ShortcodeLoader::__wakeup() must have public visibility in /furanet/sites/expoflamenco.com/web/htdocs/archivo/wp-content/plugins/edgtf-cpt/helpers/shortcode-loader.php on line 39

Warning: The magic method MagazineVibe\Modules\Blog\Shortcodes\Lib\ShortcodeLoader::__wakeup() must have public visibility in /furanet/sites/expoflamenco.com/web/htdocs/archivo/wp-content/plugins/edgtf-cpt/helpers/shortcode-news-loader.php on line 50
O se canta bien o no se canta - Archivo Expoflamenco
Home / Bordonazo NEW  / O se canta bien o no se canta

O se canta bien o no se canta

Es que se trata de eso, de cantar bien, al margen de la chispa, la gracia o el pellizquito calé. Es increíble cómo cambia el tratamiento de la crítica dependiendo de si el cantaor o la cantaora son o no gitanos.


¿Creen ustedes que alguna vez vamos a anteponer la razón a la pasión? En el flamenco, claro. Lo digo porque me parece que si este arte tiene ya casi dos siglos de vida pública, ¿no es hora de que dejemos los apasionamientos a un lado y le demos valor a lo bien hecho, lo haga quien lo haga? Cada vez entro menos en el manido asunto de lo gitano y lo gaché, porque la historia está ahí y siempre ha habido grandes artistas gitanos y no gitanos en el flamenco. De hecho, los primeros profesionales del cante, los que comenzaron a cantar en las academias boleras sevillanas a mediados del XIX, eran casi todos gachés: Silverio, Lorente, Sartorio, Perea, Prado, Juraco

Eran ya profesionales que cobraban por cantar. Paralelamente, cantaores gitanos, y cantaoras, actuaban en fiestas y lo hacían también cobrando, como El Fillo, María Borrico, La Sarneta o Antonio Frijones. El flamenco no era solo una cosa de gitanos, por mucho que los viajeros románticos vinieran a meterse en fiestas para decir luego que los gitanos andaluces tenían un arte propio. Hasta el punto que muchos intérpretes que no eran gitanos han quedado en la historia como artistas de esta etnia. Incluso ellos mismos, los artistas gachés, decían que eran gitanos para darse importancia, como es el caso de Fernando el de Triana, quien le dijo a Walter Starki que era hijo de un romaní de Triana, herrero, cuando lo fue de un carpintero gaché de la otra orilla.

 

«Si un intérprete calé desafina no es importante porque lo compensa con el duende. Ahora, si un gaché desafina y encima no tiene duende, lo mandan a los albañiles»

 

Hoy hay un cantaor joven, Manuel de la Tomasa, que pertenece a una familia cantaora, los Torres, por parte de padre, y a la de Manuel Vallejo por parte de madre, pero esto nunca se resalta porque en el flamenco sigue vendiendo mucho el hecho de ser gitano. Es algo lógico, porque es un arte que no se podría entender sin la aportación de los gitanos andaluces. El Planeta, El Fillo, El Nitri, Curro Dulce, Manuel Cagancho y Joaquín el de la Paula eran gitanos, pero gitanos andaluces nacidos en Andalucía, de padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos andaluces en muchos casos. Por encima de ser o no gitanos, eran andaluces de pura cepa.

Hemos llegado a tal grado de estupidez con este asunto que hoy hay gitanos que cantan para que los tiren a los cochinos –que nadie se moleste por esto, es una expresión muy andaluza–, y tienen un sitio por eso, porque son gitanos y lo llevan en la sangre. Pero, ¿cantan o no cantan bien? Es que se trata de eso, de cantar bien, al margen de la chispa, la gracia o el pellizquito calé. Pero el cante no es solo eso, aunque sea importante. Les pongo un par de ejemplos. ¿Era de calidad Juan Mojama? En mi opinión, un cantaor descomunal, un fuera de serie. Sin embargo, el jerezano fue siempre un segundón porque para ser un número uno, un Chacón o un Manuel Torres, había que tener otras cosas.

Me molesta bastante que no le demos valor a un buen cantaor porque no sea gitano. Y que se lo demos a un intérprete gitano por el simple hecho de serlo, aunque no sea un buen cantaor o haga bien dos palos. Esta inmadurez como aficionados no es lógica en un arte tan viejo como es el flamenco. Y si entramos en la crítica, acabamos. Es increíble cómo cambia el tratamiento de la crítica dependiendo de si el cantaor o la cantaora son o no gitanos. Si un intérprete calé desafina no es importante porque lo compensa con el duende. Ahora, si un gaché desafina y encima no tiene duende, lo mandan a los albañiles.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

1 COMMENT

ESCRIBE TU COMENTARIO. Rellena los campos NOMBRE y EMAIL con datos reales. Para que se publique en nuestro portal, el comentario no puede ser anónimo.