¿Desde Rosalía a los clásicos?
Decir que esos miles de jóvenes que siguen a la dichosa Rosalía serán los aficionados del futuro es una soberana tontería. Un consejo a los jóvenes. Escuchen lo que les dé la real gana, pero vivan el flamenco a tope.
No sé si alguna vez he dicho lo contrario, porque he escrito ya tanto que ni sé lo que he dicho o dejado de decir, pero ahora mismo, en este justo instante y con Tomás Pavón cantándome soleares de La Serneta en el despacho, creo que no creo en eso de que artistas de éxito como Rosalía o Miguel Poveda sean fábricas de nuevos aficionados para el futuro.
Tengo que confesar que antes de descubrir a Juan Talega, Chacón o Mairena, escuchaba a los que sonaban mucho por la radio: Turronero, Camarón, Pansequito o Morente. Pero, claro, estos eran de una calidad impresionante, que no es el caso de Poveda o Rosalía. Aclaro, porque sé que habrá polémica, que considero a Miguel un maestro del cante al lado de la catalana de moda, que me parece un camelo del quince o el veinte.
Para llegar a Miguel de Cervantes no hay que leer antes a Belén Esteban o Boris Izaguirre, ¿no? Pues por esta misma regla de tres, para llegar a Chacón o a Juan Mojama no hay que escuchar a Rosalía y su flamenquito descafeinado y cameloncio. Si al menos supiera darse una pataíta con arte, vale. Pero es que baila como un caballo percherón en un remolque.
Es todo tan artificial que no entiendo cómo le dan tanta cancha los críticos modernos. Supongo que aspirarán a que un día los llamen para invitarlos a un concierto y darles un paseíto en su avión privado, que no sé si lo tiene ya o lo ha encargado. Sé de un aficionado que le daría dinero para que lo tuviera, el incansable Villarejo. No el comisario, sino el de los quesos de Ronda.
Lo de que los jóvenes descubran a Chacón o Manuel Torres no debe ser un objetivo, porque van a descubrir antes a los de su tiempo y luego buscarán la esencia o se quedarán en su tiempo. También hay jóvenes artistas con esencia, como Antonio Reyes, María Terremoto, el niño de Rancapino o Manuel de la Tomasa. Por tanto, decir que esos miles de jóvenes que siguen a la dichosa Rosalía serán los aficionados del futuro es una soberana tontería, con todos mis respetos.
Un consejo a los jóvenes. Escuchen lo que les dé la real gana, pero vivan el flamenco a tope, porque es la única música del mundo donde una sola nota o un desplante le pueden cambiar la vida.
Foto Rosalia: vídeo de ‘Con altura’
Manuel Latorre Atance 4 abril, 2019
Cuánta mala baba.