Calixto Sánchez y la Llave de Fosforito
Siempre he defendido que la Llave del Cante Flamenco de Fosforito, la quinta, es la mejor dada de la historia del cante jondo, porque no fue dada de manera caprichosa sino por consenso.
La entrevista de David Pino a Calixto Sánchez en la Cátedra de Flamencología de Córdoba está dando juego, luego la Cátedra se apunta un tanto. El maestro de Mairena del Alcor es de las personas más sinceras que conozco y por eso lo admiro y siempre le he tenido un respeto como cantaor. Lo que no quiere decir que esté de acuerdo en todo lo que dice, como en lo que dijo sobre Camarón en esta misma entrevista o lo que ha manifestado sobre la Llave del Cante de Fosforito, como dando a entender que no se le debió de dar a un cantaor “ya retirado”, cuando no es verdad que lo estuviera del todo en 2005.
Fosforito no se ha retirado nunca del todo, ahora da charlas con su propio cante y lo podemos ver en todos los congresos y simposios flamencos del país. Se fue de los festivales, de esa pelea, por problemas físicos, pero no del cante, como no se fue nunca del todo Antonio Mairena. Estuvo dando recitales hasta poco antes de su muerte, naturalmente muy bien pagados. Daba conferencias, participaba en actos flamencos y defendía su Llave estando en todas partes, como hace ahora Fosforito. Eso no era estar retirado, era hacer otras cosas, centrarse en otras facetas que son tan importantes como la de cantar en los escenarios.
Siempre he defendido que la Llave del Cante Flamenco de Fosforito, la quinta, es la mejor dada de la historia del cante jondo, porque no fue dada de manera caprichosa sino por consenso. No fue por un asunto de mera amistad, como la de Tomás el Nitri. Por intereses comerciales de un empresario, como la de Manuel Vallejo. Por un chanchullo sentimental, como la de Antonio Mairena. O por un despropósito póstumo – político, como la de Camarón de la Isla. No es que no fueran merecidas estas llaves, sino que se dieron de forma caprichosa, por amiguismo, intereses comerciales o políticos.
«Fosforito reunía los requisitos que en mi opinión debería reunir un candidato a este galardón: prestigio personal y artístico, trayectoria artística, reconocida maestría, sobrados conocimientos y, sobre todo, el respeto de la afición en general»
En cambio, la de Antonio Fosforito se dio porque al quedarse huérfana la Llave (1983), con la muerte del maestro mairenero, la afición comenzó a ver claro que sólo se le podía otorgar al maestro indiscutible de ese tiempo, el pontanés Antonio Fernández Díaz Fosforito, porque reunía los requisitos que en mi opinión debería reunir un candidato a este galardón: prestigio personal y artístico, trayectoria artística, reconocida maestría, sobrados conocimientos y, sobre todo, el respeto de la afición en general, que es quizá lo más difícil por la importancia que juegan los gustos personales en este arte.
Fosforito era el mejor candidato en ese momento (2005), por todo lo expuesto ya, y en ningún papel oficial estaba escrito que no se le pudiera dar el galardón a un artista retirado de las tablas. Como era el único candidato de consenso, la Junta puso en marcha el expediente y se le hizo entrega del trofeo al gran maestro el 11 de octubre de 2005 en el Teatro Cervantes de Málaga, de manos del entonces presidente de la Junta de Andalucía don Manuel Chaves. Así lo quisieron las diputaciones de Córdoba, Granada y Sevilla, un centenar y medio de peñas andaluzas, amén de artistas, críticos y estudiosos del arte flamenco.
No todos los artistas y aficionados estuvieron de acuerdo, como era de esperar. Juan Peña El Lebrijano dijo que no se le podía “dar la Llave a un mudo”, con un mal gusto tremendo. Pero la historia no se paró, ni se va a parar.
Andrés Raya Saro 28 agosto, 2023
«Chanchullo sentimental», ¡Qué gracia!