Paco Mármol, el poeta flamenco de la campiña morisca
Sus coplas huelen a pueblo, a campo, al serrín mojado de las tabernas y el olor a adobo del Bar Central, un bar de su pueblo.
Una de mis grandes aficiones es la copla flamenca, las letras del cante jondo, no solo escribirlas sino leer las que escriben los demás. Admiro de una manera sobrenatural a Ferrand, Manuel Machado, Francisco Moreno Galván, Fosforito –el cantaor de Puente Genil es uno de los mejores letristas del siglo XX–, Rafael Montesinos, Antonio García Barbeito y muchos más. Hacer una simple soleá de tres versos no es fácil, sobre todo que se pueda cantar y que diga lo que tiene que decir. Porque, como escribí hace años, en tres versos bien escritos, nos cabe toda una vida, y algo más que lo vivido.
He nombrado a varios autores célebres, pero ha habido quizá cientos a lo largo de la historia del flamenco y en muchos casos son unos grandes desconocidos. Aquellos que escribieron las coplas que cantaron El Planeta (A la luna le pido), Silverio (A la mala lengua), Chacón (Engarzá en oro y marfil), la Niña de los Peines (Quisiera yo regenar) o su hermano Tomás (En el patio de Caifás), todos ellos grandes figuras. ¿Quiénes crearían estas maravillas literarias que ya forman parte del coplero tradicional del cante jondo?
Francisco Mármol Moreno es un poeta popular de la Puebla de Cazalla, un pueblo muy flamenco de la provincia de Sevilla, donde nacieron la Niña de la Puebla, Lola Lucena, José Menese, Miguel Vargas, Diego Clavel y Manuel Gerena, entre otros cantaores o cantaoras menos célebres. Es un gran aficionado al cante y muy entendido, lo que en mi opinión es fundamental para escribir buenas coplas flamencas. Las letras de Paco, como le llamamos los amigos, son cantables cien por cien. Y no son letras ajenas al ambiente en que surge el cante, el de las peñas, las reuniones o las tabernas. Sus coplas huelen a pueblo, a campo, al serrín mojado de las tabernas y el olor a adobo del Bar Central, un bar de su pueblo.
Tiene ya cinco libros de coplas en las librerías, contando este que acaba de salir, Letras flamencas de la campiña morisca, que he leído con el mismo interés que los demás. Y, una vez más, me ha vuelto a sorprender su enorme capacidad para crear coplas. Ya sabemos que disfruta de una más que merecida jubilación y que tendrá tiempo, pero así y todo, Paco es una máquina de crear letras. Quiero entender que porque las coplas jondas son su vida.
Admiro de él su sencillez como persona y que esa misma sencillez viva en su poesía. Sencillez en el sentido de poco rebuscado, no de simpleza. Si fuera cantaor en vez de poeta, sería como Miguel Vargas o Diego Clavel: natural como el viento de la tarde en la campiña morisca.
Cuesta decidirse por una letra, porque en este libro hay cientos de ellas y de muchos palos diferentes. Pero si me tuviera que quedar con una, sería esta:
Cómo han dejao el Cerro
de los Dolores,
los olivos pa cotos
de cazaores.
Es una liviana muy en la línea de Moreno Galván y la Puebla, y muy de Paco Mármol. Sencilla, profunda, que denuncia con sutileza, sin hacer sangre, una triste realidad del campo, de la campiña.
Muy recomendable este libro. Felicidades, compañero.
jsantos santos marin 21 mayo, 2019
Por primera vez que recuerde he visitado esta página. Me gusta por la gentes que la siguen, que son personas amantes del flamenco. Yo también creo serlo, me avistado mucho las palabras al paisano y poeta Francisco Mármol de su último libro, y al amigo Bohórquez desearle pronta recuperación. No sabía nada del accidente sufrido.