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Arturo Pavón, un cantaor de armas tomar - Archivo Expoflamenco
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Arturo Pavón, un cantaor de armas tomar

Arturo Pavón Cruz, el hermano mayor de la Niña de los Peines, es uno de los grandes cantaores olvidados. Pero también la base del cante de Pastora y Tomás, casi nada.


Arturo Pavón Cruz, el hermano mayor de la Niña de los Peines, es uno de los grandes cantaores olvidados. En realidad no se llamó Arturo, sino José Ángel, pero su padre, El Paíti, era una gran aficionado a las novelas del Rey Arturo y comenzó a llamarlo por ese nombre. No era sevillano, sino de la localidad sevillana de Arahal, el pueblo de su madre, nacido en la calle Juan Pérez en 1882. Es cierto que siendo un niño ya vivía en Sevilla, en la Puerta Osario, donde se crió, aunque pasó toda su vida en la Alameda de Hércules. Arturo fue el primer cantaor profesional de la familia, un niño prodigio del cante, con una voz espectacular. Pero en el desarrollo, le cambió la voz y le quedó un sonido no apto para los escenarios, sobre todo para el teatro, quedándose solo para las reuniones en los cuartos, para las fiestas privadas. Cantó alguna vez en público, pero pocas. Sin embargo, son muchos los cantaores de aquella época, artistas como Juan Valderrama o El Sevillano, que lo consideraron el mejor de los tres hermanos, que ya tuvo que ser bueno, porque Pastora y Tomás fueron dos verdaderos genios.

Destacaban de él su pureza y, sobre todo, unos conocimientos asombrosos de los palos más duros de la baraja flamenca. Pepe Marchena confesó en una entrevista que una noche asistió a un duelo martinetero con Chacón, en Madrid, de más de dos horas, y que ninguno de los dos repitió un solo estilo. Arturo fue un maestro de las tonás gitanas, sobre todo, además de un gran seguiriyero. Cuando perdió facultades, se dedicó a representar a sus hermanos, sobre todo a Pastora, y, como tenía mal carácter, tuvo algún que otro altercado con señoritos y otros representantes. Arturo fue un tío bragado, echado para adelante y eso le trajo algunos problemas, saliendo hasta en los periódicos del país, al ser hermano de una famosa como era Pastora. Miren que artículo apareció publicado en La Libertad, un diario de Madrid, el 5 de agosto de 1920:

El final de una juerga
Un vecino de un pueblo de los alrededores de esta ciudad, que vino hace unos días a despachar varios asuntos, se metió en juerga para festejarlos y pasó tres noches con cantadoras, tocadores y bailadoras recorriendo los colmados más en boga. Anoche se hallaba con sus compañeros de juerga en una taberna de la Alameda de Hércules y allí se dio por terminada la fiesta. Pero a la hora de cobrar, el juerguista se negó a pagar a sus compañeros, alegando que se habían divertido tanto como él y que, en cambio, no les había costado dinero. Este argumento, de tan aplastante lógica, no conoció a uno de los tocadores, Arturo, el hermano de la célebre cantadora Niña de los Peines, el cual discutió con el juerguista, y exasperado, al fin sacó un revólver y disparó un tiro, que no hizo blanco. Luego trató de agredir a uno de los guardias que acudieron a detenerle. Los juerguistas pasaron a la casilla a terminar la fiesta.

La casilla era el cuartelillo de la Alameda. No sabemos cómo acabó aquello, pero llama la atención que Arturo usara pistola, aunque en aquellos tiempos era tan normal como en otras épocas llevar una faca en la cintura, sobre todo en la de los cafés cantantes, locales en los que murieron algunos cantaores por causa reyertas, como, por ejemplo, el célebre Canario de Álora, crimen que tuvo lugar en agosto de 1885.

En otra ocasión, Arturo Pavón también tuvo que ajustarle las cuentas a un célebre personaje de la Alameda de Hércules de Sevilla, a un tal Juan el Tanque, una especie de corredor de fiestas muy amigo y defensor de Antonio Mairena. Cuando Tomás Pavón empezó a decaer, sobre todo por su precaria salud, en los años cuarenta, El Tanque iba diciendo por todas partes que el nuevo rey de la Alameda iba a ser Antonio Mairena, entonces un cantaor poco conocido que se buscaba también la vida en las fiestas privadas. Una noche, en una taberna, apareció Juan el Tanque y Arturo le pidió explicaciones por ir diciendo que Tomasito estaba ya poco más o menos que acabado y que Mairena iba a ser su sucesor. Como se le subió a las barbas, el hermano mayor de Pastora y Tomás cogió una botella y se la partió en la cabeza al bocazas del Tanque, acabando de nuevo en la Casilla.

Un cantaor de armas tomar, sin duda. Pero también la base del cante de Pastora y Tomás, casi nada.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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