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Antonio Carmona ‘Pichuli’, un gaditano en Borinquen

Un cantaor y guitarrista de Cádiz que compartió grabaciones y escenarios con Paco Cepero, Manolo Sanlúcar, Félix de Utrera, Aurelio, Beni de Cádiz, La Perla, Juanito Valderrama, Rafael Farina, Marifé de Triana


Primeros años de los setenta. Un joven cantaor y guitarrista de Cádiz cambió la manzanilla por la piña colada de Borinquen, es decir, Puerto Rico, y décadas después sigue en aquella isla caribeña despachando el patrimonio de la humanidad aderezado con la sal de su tierra.

Por teléfono, Antonio Carmona El Pichuli es tan simpático y chisposo como mandan sus antecedentes. Conversamos largamente, el acento andaluz no le ha abandonado en este medio siglo… ni la gracia. Pregunté por él al maestro Paco Cepero, que recordó haber realizado con el Pichuli la primera grabación de su carrera: «Fue con Hispavox y esa experiencia no se me ha olvidado en mi vida».

 

– Antonio, ¿cómo empezaste en el cante? ¿Hay antecedentes en tu familia?
– Nací en el 43, en el barrio del Mentidero de Cádiz capital. Mi abuelo por parte de mi madre cantaba muy bien diferentes estilos de fandangos de Huelva, y mi hermana canta muy bien, flamenco y copla.

– ¿Cómo era el ambiente flamenco de Cádiz en tu juventud? ¿Recuerdas si se cantaba en los bares o en reuniones particulares? ¿Qué guitarristas había en la ciudad entonces? 
– En aquella época en Cádiz había gente muy buena… Además de Aurelio, estaban Paco Solano, El Caramelito, El Cojo Peroche, tan gracioso, el hermano de Manolo Vargas. Los demás estaban ya en Madrid, o planeando marcharse. Quien cantaba en los bares y reuniones era yo, ¡en todos! Paco el Ruiseñor cantaba en el Bar Las Cortes. De guitarristas, estaban Antonio Carrasco el Botita y Miguel Armario “Borrul”.

 

 

– ¿Cómo aprendiste los cantes, y quién te enseñó a tocar la guitarra?
– Aprendí de chico yo solito, escuchando cante y toque. No tuve maestros.

– ¿Cómo fuiste seleccionado para grabar el disco Antología de Cantes de Cádiz donde cantan Aurelio, Pericón, Manolo Vargas y Paco del Solano? 
– Pues había un hombre que se llamaba Luis Rodríguez, dueño de un establecimiento de música. Me escuchaba mucho, le gustaba como yo hacía los cantes de Cádiz, y me propuso participar en esa antología en Hispavox, cuyo presidente me ofreció hacer otras grabaciones. En 1965 grabé el disco con Paco Cepero, y más tarde con Manolo Sanlúcar y Félix de Utrera. Con dieciséis años entré en la compañía del Beni de Cádiz con la Perla, María Vargas y muchas otras figuras… Recuerdos maravillosos.

 

«Echo mucho de menos a mi tierra. Vuelvo cuando tengo oportunidad. Nunca he dejado de cantar, tocar la guitarra y componer, es el único oficio que tengo»

 

– ¿Llegaste a conocer al gran Aurelio?
– ¡Claro que lo conocí! Viajamos juntos a Madrid para la grabación. Recuerdo que cuando terminé de grabar las alegrías para aquella antología, dijo Aurelio: “¡Huy, si yo tuviera esa voz ahora!”. Esas palabras salieron en la grabación y hubo que grabarla de nuevo [se ríe].

– Estuviste una época en Nueva York, ¿verdad?  Entiendo que cantaste con una orquesta sinfónica.  
– Cuando me fui a Nueva York con el Ballet de Antonio Santaella canté un paso doble, Tesoro de Coplas, en el Carnegie Hall con orquesta sinfónica. En España también canté Ruedo de Oro en 1961 en la película La viudita naviera con Paquita Rico, y participé en espectáculos de Juanito Valderrama, Rafael Farina o Marifé de Triana.

 

 

– ¿En qué año y por qué te marchaste de Cádiz? ¿Hiciste el circuito de los tablaos madrileños? ¿Tenías intención de volver a Cádiz? 
– Salí de Cádiz en el 62 para el tablao flamenco Las Brujas, y posteriormente Manolo Portela me llevó al tablao Los Canasteros de Manolo Caracol. Cuando terminé el contrato, Caracol quería que me quedara, pero yo tenía trabajo con El Güito para Las Cancelas en Zaragoza. Mi intención era quedarme en Madrid y seguir mi carrera. Había estado en Puerto Rico en el 67 con la compañía de Lolo de Cádiz, y me gustó mucho. Por eso, en el 71, cuando Antonio Santaella me dijo que venía para acá y que necesitaba un cantaor y un guitarrista, me ofrecí rápido. No volví a España, porque me casé aquí, y pronto nació mi hija Rocío, que me tenía loquito. Desde chiquita, empezó a cantar, actualmente es cantante profesional con una voz impresionante, y sigue su carrera en Estados Unidos. Echo mucho de menos a mi tierra. Vuelvo cuando tengo oportunidad. Nunca he dejado de cantar, tocar la guitarra y componer, es el único oficio que tengo.

 – ¿Cómo reaccionan los puertorriqueños al cante flamenco? Cuando estuve allí hace un par de años, no sabían qué era el Tío Pepe.
– [Se ríe] Aunque no lo entienden bien, lo escuchan. Y si va con baile, mejor. Me hubiera gustado volver a España y seguir mi carrera allí, pero la vida es así.

– ¿Te gustan los cantaores jóvenes actuales en España?
– Por delicadeza, no nombro a ninguno. Pero sí, me gustan, ¡y mucho!

 

 

 


Jerezana de adopción. Cantaora, guitarrista, bailaora y escritora. Flamenca por los cuatro costados. Sus artículos han sido publicados en numerosas revistas especializadas y es conferenciante bilingüe en Europa, Estados Unidos y Canadá.

1 COMMENT
  • Paco Benitez Flamenco 18 julio, 2021

    Antonio Carmona «Pichuli de Cadiz», desde chico con edades de unos 17 años éramos grandes amigos hasta que se marchó con Manolo Portela, que vivía muy cerca de donde parábamos, se lo llevó a Madrid pero guardo grandes recuerdos y fotos que la gran amistad siempre está presente entre nosotros. Su hermana, a quien pregunto a diario por Antonio, me tiene al corriente de los pasos de su hermano, y no me explico que la señora Estela Zatania se haya enterado antes que yo de su vida y obra, cuando hasta la misma hermana queda sorprendida. !Claro, los achaques que tenemos al Covid 19 será lo que me ha impedido saber acerca de mu hermano Pichuli!!

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