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Construyendo una guitarra: la tapa armónica

En este artículo abordo la construcción de una pieza de gran enjundia, la tapa armónica. Es el elemento principal de la guitarra, donde se asienta su alma. A través de la tapa se transmiten las vibraciones de las cuerdas mediante el puente.


Qué tal estamos. Desde el taller de Tato Rodríguez prosigo con la construcción de mi guitarra. En este artículo abordo la construcción de una pieza de gran enjundia, la tapa armónica. Es el elemento principal de la guitarra, donde se asienta su alma. A través de la tapa se transmiten las vibraciones de las cuerdas mediante el puente. La tapa vibra y produce que se mueva el aire que se encuentra en la caja de resonancia. Así, básicamente, se produce el sonido. Las maderas indicadas para la construcción de la tapa armónica son el pinabete, principalmente pino abeto alemán (Picea abis), o el cedro, por norma general de Canadá (thuja plicata o western red cedar).

 

Para las tapas de pino observamos maderas en árboles siberianos y alemanes. También en la zona de los Alpes, que suelen cortarse con la luna llena cuando la savia del árbol se encuentra en la parte baja y el tronco aparece más seco en su interior. De esta forma se favorece un principio de secado. En la obtención del cedro para las tapas se es igual de exigente en la elección de los árboles. En busca de cortes con mejor presencia en su veteado y una máxima calidad.

 

Las vetas en la madera, es decir, esas líneas tan finas que se ven en su superficie, tendrían que tener una disposición vertical y simétrica en ambas partes de la tapa. Que unido a otros factores, tanto en tapas de pino abeto como de cedro, aportan una sonoridad diferente a cada guitarra. De las conclusiones de diferentes estudios sabemos que las tapas de cedro tienen un sonido inclinado a los graves, rica en armónicos, pero algo débil en los agudos. Por el contrario las tapas de pino parece que están más equilibradas entre agudos y graves, aunque se aprecia un poco menos de volumen.

 

 

Pegado del varetaje. Vídeo de Irra Torres.

 

Lijado del varetaje. Construcción de la tapa armçónica de una guitarra. Por Irra Torres.

 

 

Cada luthier o guitarrero elige las tapas más adecuadas para sus guitarras. Con independencia del material que sea, trabajan con las dos maderas. Nosotros en este proyecto hemos escogido una tapa armónica de pino abetos de los Alpes. Debido a su alta relación de rigidez y densidad, índice muy vinculado con la mayor velocidad de conducción del sonido. Aunque suministra menos potencia sonora, aseguramos óptimas condiciones de veteado y belleza.

 

El grosor de la tapa oscila entre los 2 y los 2,5 milímetros de grosor. Mención aparte, cada luthier maneja las medidas con las que se encuentre más cómodo. Entre ellas pueden ser superiores o inferiores a las mencionadas. En esta pieza, como principal artífice de la producción de sonido, sus refuerzos se responsabilizan de los matices sonoros. La tapa, al ser una pieza que vibra, y en función del varetaje y el veteado, podemos obtener un sonido más grave, agudo o compensado. El varetaje proporciona rigidez y firmeza a la presión de las cuerdas sobre el puente y la tapa, por lo que a mayor unión y número de varetas hay más firmeza, menos vibración y un sonido más agudo. En el caso contrario, más dispersión y menos número de varetas, el sonido se acentúa más grave.

 

Esta pieza consta de dos mitades, unidas en la testa en el sentido longitudinal del veteado. Si fuera de una sola pieza, el tronco del árbol debería ser bastante grande. Un vez cortadas las piezas, se procede a pegarlas para su unión. Luego pasaríamos a calibrarla con el grosor deseado, para continuar con un lijado completo. Luego realizaremos las medidas y el marcado para la colocación de la roseta, refuerzos y varetaje. El varetaje se marca en función de la plantilla elegida. Nosotros en esta tapa armónica utilizaremos la plantilla de José Luis Romanillos. Esta plantilla comparte estructura con las guitarras de Santos Hernández, aunque con mínimos cambios.

 

 

Construcción de la tapa armónica. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

 

Una vez tengamos la pieza, marcamos en ella las medidas requeridas. Con el apoyo de la plantilla de Romanillos, iniciamos el encastre del mosaico de la boca, técnicamente denominado roseta. Marcamos un círculo de unos ochenta y cinco centímetros aproximadamente. Comenzamos haciendo un par de cortes circulares con un gramil de corte circular, trazos que delimitarán el espacio que debemos vaciar en la tapa armónica. Seguidamente procedemos al vaciado con la ayuda de un formón, o podemos realizarlo con la fresadora. De forma similar al encastre del refuerzo del mástil, eso sí, acoplándole un utensilio circular. Tras este proceso se colocara la roseta, pegada con cola para dejarla su tiempo correspondiente de secado.

 

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

 

Con la roseta pegada, pasamos a marcar todos los puntos de refuerzos y varetaje en la otra cara de la tapa. Este paso de vital importancia se realiza con la plantilla dividida en dos mitades simétricas. Ajustando esa plantilla al centro de la tapa, señalamos los refuerzos superiores, centrales, en la boca, las diferentes varetas y el contrapuente. Seguidamente unimos los puntos marcados con lápiz y regla. Pasamos a cortar las maderas de los refuerzos con sus medidas adecuadas. E iremos pegando cada refuerzo en su sitio. En este punto aprovecharnos los tiempos de secado para realizar las nuevas piezas. Puesto que mientras pegamos unos refuerzos en la tapa colocada en el formero fabricamos los siguientes a colocar. Comenzamos por los refuerzos centrales, luego el contrapuente, el refuerzo de la boca, el  abanico de varetas y por último los refuerzos superiores.

 

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

 

Una vez terminado el proceso anterior, comenzamos a trabajar con el formón. Tallaremos los extremos de los refuerzos dando forma de embocadura de instrumento de viento madera, conocido comúnmente en argot guitarrero como pico de flauta. Culminamos el proceso con un lijado completo del interior de la tapa. Como en procesos anteriores, nos ayudaremos de lijas de diferentes granos para ir puliendo la pieza. Realizado este trabajo, unimos la tapa al mástil para empezar el montaje de la caja de resonancia. Pieza fundamental e importante para que la guitarra se encuentre, como bien dice el musicólogo e investigador Faustino Núñez, bien temperada y podamos desarrollar el modo flamenco en su máxima expresión.

 

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

Construcción de la tapa armónica de una guitarra. Foto: Irra Torres

 

 

Si no sabes la historia de La Inédita, te la cuento.

 

A mediados de los años veinte, Santos Hernández le propone a Andrés Segovia la construcción de una guitarra exclusiva para él. Pero cuando Segovia visita Madrid quiere mostrarle al luthier una replica de la guitarra Ramírez/Hernández de 1912 que fabrica un luthier de Suiza. Segovia se muestra encantado con ella, pese a que no hay documentación de que el guitarrista la utilizara en sus recitales.

 

A Hernández le molestó tanto el énfasis de Segovia por la réplica como la falta de interés del guitarrista por su nueva construcción. Por ello, Santos Hernández guardó la nueva guitarra construida. Por una parte decidió no mostrarla nunca, y por otra, la denominó La Inédita. La guitarra permanece con Santos Hernández hasta su muerte en 1943. Y al fallecer su viuda, la hereda su sobrino Santos Bayón. En la década de 1970 se comenta que su sobrino la vende por un millón de pesetas a un coleccionista mexicano.

 

En 1943 Marcelo Barbero, contratado por la viuda de Hernández continua con la guitarrería.

 

 

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Huelva, 1977. Maestro y guitarrista apasionado del flamenco. Investigador y divulgador de nuestra cultura. El camino del compás le lleva a ser un docente con duende.

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